Vol. 14 Núm. 16 (2025-2): Valores de la ciencias y las
epistemes contemporáneas
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204. Revista de la Sociedad de
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UAGro
ID. 0000-0003-3064-1602
Índice
Artículo Académico
Canal Nacional: las aguas tratadas y su impacto en la cultura de
paz
Omar Jasso Rivas; Becerra Romero
2-35
Entre lo biológico y lo social: el debate sobre las clases humanas
de Ian Hacking y las enfermedades mentales
Erick Fernández Durán
36-50
El concepto moderno de frontera política en su crisis actual:
balances y propuestas
Joan Morro-Deldado
51-68
UNO, los latidos secretos del universo: una hipótesis biológica
del cosmos
Alvin Mora Fallas
69-91
Artículo de divulgación
Las olimpiadas científicas inclusivas: lecciones desde México
Javier Jimnez Hernndez
92-115
Reseña
Hasok Chang. Realism for Realistic People: A New Pragmatist
Philosophy of Science. Cambridge University Press, 2022. 320
páginas
Benedicto Acosta-Díaz
116-122
Editorial
Este número temático explora la relación entre los valores que orientan la práctica
científica y las epistemes que configuran los marcos de conocimiento contemporáneos.
En un escenario caracterizado por la pluralidad de paradigmas, la aceleración tecnológica
y la interdependencia global, se examinan las tensiones entre objetividad y normatividad,
racionalidad instrumental y compromiso ético, así como entre universalismo científico y
diversidad cultural. La ciencia, lejos de ser un sistema neutral, se encuentra atravesada
por valores sociales, políticos y culturales que influyen en la producción, validación y
circulación del saber.
Los artículos reunidos abordan debates actuales sobre la responsabilidad social de la
investigación, la apertura hacia epistemologías situadas y decoloniales, y la necesidad de
integrar perspectivas interdisciplinarias que reconozcan la complejidad de los problemas
contemporáneos. Se analizan también los desafíos que enfrentan las ciencias en la era
digital, donde la información circula de manera acelerada y los criterios de legitimidad se
ven constantemente cuestionados. Este número invita a reflexionar sobre cómo las
epistemes contemporáneas redefinen los criterios de verdad, relevancia y legitimidad
científica, proponiendo un diálogo crítico entre tradición y renovación.
Al situar los valores en el centro de la reflexión epistemológica, se busca contribuir a una
comprensión más amplia de la ciencia como práctica social y cultural, capaz de responder
a los desafíos de nuestro tiempo con rigor, sensibilidad y responsabilidad. La propuesta
es reconocer que los valores no son externos a la ciencia, sino constitutivos de su
quehacer, y que las epistemes contemporáneas requieren marcos flexibles que integren
diversidad, justicia y sostenibilidad. Este número, en suma, ofrece un espacio para pensar
la ciencia como una práctica situada que, al mismo tiempo que produce conocimiento,
configura horizontes de sentido y de acción colectiva.
Ciencia y filosofía ISSN: 2594-2204
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Doi. 10.5281/zenodo.18055369
Artículo
Canal Nacional: Las aguas tratadas y su impacto en la cultura de paz
National Channel: Treated waters and their impact on the culture of peace
Canal Nacional: Água tratada e seu impacto na cultura da paz
*Omar Jasso Rivas ID.0009-0008-8559-0973
**Germán Abraham Becerra Romero. ID. 0000-0003-0839-7228
*Universidad para el Bienestar Benito Juárez García, Campus Iztapalapa, CDMX, México.
Email: jassomar75@gmail.com
**Universidad Autónoma de Guerrero, Facultad de Filosofía y Letras, Maestría en
Humanidades, Chilpancingo, Guerrero, México. Email: 18674@uagro.mx
Resumen
El agua y los problemas sociales alrededor de esta son objeto de estudio y reflexión para la
comprensión de los alcances que tienen en la vida cotidiana, en la organización de grupos
sociales y en la gestión de las relaciones humanas (Jouravlev et al., 2021). En torno a esto,
llama nuestra atención el caso del Canal Nacional en Ciudad de México, un canal que
actualmente contiene aguas tratadas, cuyo trazado data de tiempos prehispánicos y se destaca
por sobrevivencia como receptor de aguas negras y luego del tratamiento de sus aguas, por su
impacto en diversos aspectos de la vida de sus vecinos, así como por armonizar las dinámicas
sociales (Hernández, 2017). Poco ha sido observado el potencial de esta obra hidráulica en la
construcción e impulso de una cultura de paz (Fisas, 2006) a lo largo de las comunidades que
atraviesa, por ello, se desarrolla un estudio cualitativo de carácter exploratoriointerpretativo
de cómo es que este cuerpo de agua ha influido en la transición de coexistencias hacia las
convivencias (Giménez, 2005) como parte del proceso de construcción de paz, para ello,
revisamos las acciones realizadas alrededor de este, organizaciones emergentes, usos del
espacio.
Palabras clave: Canal Nacional, aguas tratadas, obras hidráulicas, convivencia, cultura de
paz
Ciencia y filosofía ISSN: 2594-2204
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Abstract.
Water and the social problems around it are an object of study and reflection to understand the
scope they have in daily life, in the organization of social groups and in the management of
human relations (Jouravlev et al., 2021). Regarding this, the case of the Canal Nacional in
Mexico City draws our attention, a canal that currently contains treated waters, whose layout
dates back to pre-Hispanic times and stands out for its survival as a recipient of sewage and
after the treatment of its waters, for its impact on various aspects of the lives of its neighbors,
as well as for harmonizing social dynamics (Hernández, 2017). Little has been observed about
the potential of this hydraulic work in the construction and promotion of a culture of peace
(Fisas, 2006) throughout the communities it passes through, therefore, we intend to make a
brief review of how this body of water has influenced the transition from cohabiting without
interest in the others to the coexistence (conviavility) (Giménez, 2005) as part of the
peacebuilding process; to do so, we review the actions carried out around it, emerging
organizations, uses of space about it.
Keywords: Canal Nacional, treated water, hydraulic works, coexistence, culture of peace
Resumo
A água e os problemas sociais que a envolvem o objeto de estudo e reflexão para a
compreensão de seu impacto no cotidiano, na organização de grupos sociais e na gestão das
relações humanas (Jouravlev et al., 2021). Nesse sentido, o caso do Canal Nacional da Cidade
do México chama a nossa atenção. Esse canal, que atualmente transporta esgoto tratado,
remonta aos tempos pré-hispânicos e se destaca por sua contínua existência como receptor de
esgoto e, após o tratamento, por seu impacto em diversos aspectos da vida de seus moradores,
bem como por seu papel na harmonização das dinâmicas sociais (Hernández, 2017). O
potencial dessa obra hidráulica na construção e promoção de uma cultura de paz (Fisas, 2006)
nas comunidades que atravessa tem recebido pouca atenção. Portanto, pretendemos analisar
brevemente como esse corpo d'água influenciou a transição da coexistência para a convivência
harmoniosa (Giménez, 2005) como parte do processo de construção da paz. Para tanto,
examinamos as ações realizadas em seu entorno, as organizações emergentes e os usos do
espaço.
Palavras-chave: Canal Nacional, água tratada, obras hidráulicas, convivência, cultura da paz
Enviado: 01 de junio de 2025
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Revisado: 25 de septiembre de 2025
Aprobado: 08 de diciembre de 2025
Publicado: 27 de diciembre de 2025
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1. Introducción: un urbanismo desecante
La Ciudad de México ha sido un escenario en el que la práctica de la desecación conveniente,
la deforestación, la contaminación de los ríos y cuerpos de agua, así como la expansión de la
mancha urbana sin control, han tenido y mantenido un dominio constante desde la conquista
de México-Tenochtitlan hasta inicios del siglo XXI. Una de las estrategias españolas, una vez
establecido el nuevo régimen desde el siglo XVI, fue la desecación sistemática del lago de
Texcoco, debido a sus aguas salitrosas y a los problemas que se enfrentaban ante las
inundaciones, así como a la falta de comprensión de las prácticas sociales precolombinas, que
ya habían aprendido a convivir con el medio ambiente y a resolver estos conflictos. Las aguas
de los grandes lagos del Valle de México fueron drenadas poco a poco hacia fuera de la ciudad,
dejando solamente páramos terregosos y una gran cantidad de problemas medioambientales,
como lo muestra la imagen 1.
Imagen 1. La ciudad de México. Litografía tomada de: La Ciudad de México tomada en
globo desde el noroeste”. Fuente: México y sus alrededores (C Castro et al.,1869 [1855-1856]).
Imagen modificada por Club de Patos para mostrar el recorrido del canal desde Xochimilco al
mercado de la Merced.
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Si bien la explosión demográfica de la Ciudad de México tuvo lugar hasta mediados del siglo
XX, lo que significa que la mancha urbana y la contaminación avanzaron a paso veloz,
degradando las aguas y los territorios y modificando de manera permanente el ecosistema
original, este proceso estuvo aunado a un incremento en el número de personas, lo cual implicó
un aumento en la demanda de los recursos hídricos, tanto para el consumo directo como para
la satisfacción de necesidades básicas. Ello dio como consecuencia el aumento de la
contaminación de los cuerpos de agua superficiales, como el río Churubusco, el río de los
Remedios, el río Magdalena, el Canal Nacional y otros ríos y riachuelos que conforman el
sistema lacustre del Valle de México (Martínez, 2013).
A pesar de lo anterior, en la primera mitad del siglo XX aún era posible encontrar, en
la Ciudad de México (antes Distrito Federal), cuerpos de agua que servían como canales de
transportación tanto de personas como de mercancías, siguiendo recorridos que datan de la
época prehispánica y que permitían el comercio hacia el centro de la ciudad (Legorreta, 2006).
Al lector, tanto ajeno como conocedor de estos temas, podría resultarle difícil entender cómo
una población tan cercana al agua pudo permitir y contribuir a la contaminación de los ríos o a
la extinción de los cuerpos de agua, cuando, alrededor del mundo, el agua suele ser sumamente
apreciada por su importancia vital y por su creciente escasez.
La respuesta a este cuestionamiento se encuentra en el análisis histórico de los
problemas que han aquejado a la población de la ciudad: la inmigración descontrolada, la falta
de oportunidades, la expansión de la pobreza y la carencia de educación ambiental. Durante
este periodo, México apenas comenzaba a implementar políticas públicas que poco contribuían
a regenerar el vínculo entre la sociedad y el agua, lo que provocó una progresiva difuminación
de la cultura hídrica de la población (Martos & Martos, 2013). Sin embargo, aunque esta cultura
se debilitó, no puede considerarse eliminada por completo, pues aún es posible observar rastros
claros de una conexión con el pasado hídrico en la memoria colectiva de los habitantes de la
ciudad. Esta conexión se manifiesta, por ejemplo, en la tradición mural mexicana, donde las
alusiones al agua son recurrentes; en antiguos vestigios de infraestructura hidráulica presentes
en el Centro Histórico y en antiguos pueblos de la ciudad; así como en los remanentes donde
el agua persiste, como los canales de Xochimilco, hoy considerados Patrimonio de la
Humanidad (UNESCO, 19922024). De manera más localizada, en el sur-oriente de la urbe,
se ubica el denominado Canal Nacional (Huey Apantli, en náhuatl clásico), una obra hidráulica
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sobreviviente cuyo origen se remonta a la época prehispánica y que desde entonces permitía
unir y transitar desde Xochimilco hacia Chalco y la laguna de México.
2. El Canal Nacional, hoy
Durante gran parte del siglo XX, este cuerpo de agua artificial fue utilizado como portador de
aguas grises y negras principalmente estas últimas, convirtiéndose en parte de la red de
drenaje de la ciudad. En particular, el Canal Nacional funcionó como tributario de las aguas
negras hacia el río Churubusco, entubado desde 1952 (Legorreta, 2006). No fue sino hasta que
se volvió inminente la necesidad de mantener el nivel del agua del sistema del humedal de
Xochimilco cuando se adoptó como solución el aprovechamiento de aguas tratadas
provenientes de distintas plantas de tratamiento, entre ellas las ubicadas en la actual alcaldía de
Coyoacán y la planta de tratamiento del Cerro de la Estrella, localizada en Iztapalapa, ambas
operadas por el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX). Gracias a estas
acciones, se ha logrado mantener la salud productiva y turística de Xochimilco, de modo que
el Canal Nacional se transformó en uno de los principales alimentadores de aguas tratadas para
los canales de esta zona (Aguilar, 2018). Véase imagen 2.
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Imagen 2. Canal Nacional, 2006; con tubos de descarga de drenaje provenientes de la zona
Coapa. Tomada de El agua y la ciudad de México: de Tenochtitlán a la Ciudad de México
del siglo XXI. (Legorreta, 2006) Universidad Autónoma Metropolitana.
Lo anterior no fue motivo suficiente para mantener el antiguo canal limpio o bajo vigilancia
sanitaria, ni para evitar su recontaminación. Durante décadas fue percibido como un canal
paralelo a una ciénega: un lugar oscuro y peligroso, atestado de lirios y con malos olores; un
espacio donde, en definitiva, estar solo no resultaba ideal, lo que se traducía en una marcada
percepción de inseguridad en torno a este cuerpo de agua.
El canal, a pesar de este contexto poco favorable para su saneamiento, fue utilizado a
lo largo de las décadas como un corredor donde era posible realizar algunas actividades sociales
y recreativas, así como un espacio de descanso para aves migratorias y otras especies animales
que encontraban refugio en un hábitat donde la presencia humana no era constante. Además,
algunas de las personas que habitan en la ribera del canal optaron por conservar terrenos
aledaños para la presencia de patos silvestres y, antes de 2020, los vecinos procuraban que los
peces que habitaban en él no fueran pescados. En la actualidad, tras un proyecto de
rehabilitación y saneamiento del canal, los peces ya no se encuentran en este cuerpo de agua,
sin que exista información pública clara sobre si fueron trasladados a otro sitio o eliminados
del hábitat.
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Ahora que se ha recorrido brevemente la historia de este canal y su importancia en la
vida de la metrópoli hasta la fecha de redacción de este documento, resulta pertinente explicar
al lector el planteamiento que orienta la revisión del papel social que desempeña este cuerpo
de agua ancestral de la capital del país.
3. La paz y el agua
El agua limpia siempre ha mantenido un vínculo estrecho con todos los seres vivos y, por
supuesto, con el ser humano. En los lugares donde está presente sobre todo de manera
natural suelen generarse asentamientos humanos; sin embargo, por evidente que esto pueda
parecer, no siempre constituye una realidad ni forma parte de políticas públicas orientadas a su
protección y conservación. La pobreza, la violencia y una educación deficiente contribuyen al
escaso o nulo cuidado de las fuentes de agua limpia.
El Canal Nacional es un espacio que sobresale no solo por su sobrevivencia, sino por
su revitalización en un contexto de reciclaje y tratamiento del agua. Sus aguas no son “limpias”,
pero “tratadas”, lo que permite plantear interrogantes relevantes: ¿qué papel juega el agua
tratada en un contexto de saneamiento ambiental y reconstrucción del tejido social?, y, de
manera complementaria, ¿cómo influye la presencia del agua aunque esta sea reciclada en
la construcción de una cultura de paz? En este sentido, el análisis muestra que el agua
desempeña un papel preponderante en la construcción de una cultura de paz, en la
recomposición del tejido social, en la percepción de seguridad y en la revinculación de las
personas con el medio ambiente y con los habitantes de la urbe.
El reciclaje del agua suele generar la percepción de que se trata de un elemento impuro;
sin embargo, al mismo tiempo, produce la idea de un recurso rescatado que conserva la
capacidad de contribuir a la vida (Banco Mundial, 2020). Esta cualidad resulta especialmente
relevante, ya que el agua no solo es esencial para la vida, sino que también posee un fuerte
valor cultural como elemento integrador: articula a los seres vivos en torno a ella y conecta sus
actividades, ya sean de carácter cultural, socioambiental u orgánico (Hernández, 2017).
El agua debe ser apreciada como un elemento integrador que contribuya a dar paz a los
mexicanos, para evitar conflictos y dar seguridad a todos; que contribuya a ser un factor
de justicia social, que todos los mexicanos tengan acceso al recurso de manera
suficiente, asequible, de buena calidad, saneamiento y oportunidad para hacer valer el
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derecho humano previsto en el artículo 4 constitucional, que sea un elemento que
contribuya a disminuir la pobreza en el país y que propicie el bienestar social.
(Comisión Nacional del Agua [CONAGUA], 2016)
La integración puede dar como resultado la posibilidad de armonizar entornos y comunidades,
en las que, ante la defensa o conservación de bienes comunes en este caso, el agua, las
personas se identifican entre con mayores posibilidades de resolver conflictos (Carbajal &
Nató, 2022). Es en este contexto donde se configura un entorno propicio para la construcción
de una cultura de paz; sin embargo, hablar de paz no resulta sencillo, ya que implica múltiples
dimensiones de la vida individual y colectiva y puede ser entendida o conceptualizada de
manera distinta según valores culturales, creencias y realidades diversas. Dado que este trabajo
realiza un ejercicio analítico acotado en torno al contraste entre violencia y paz, se retoma el
concepto de paz más ampliamente difundido, propuesto por la Organización de las Naciones
Unidas (ONU, 1999).
La paz no solo es la ausencia de conflictos, sino también un proceso participativo,
positivo y dinámico donde se fomenta el diálogo y los conflictos se resuelven en una
atmósfera de mutuo entendimiento y cooperación. (ONU, resolución 53/243, 6 de
octubre de 1999)
La paz puede entenderse como un proceso dinámico que se vive en comunidad y cuya
estabilidad depende de la construcción de una cultura capaz de reproducir prácticas orientadas
a la armonización social, la integración y la resolución no violenta de los conflictos. En este
sentido, la paz no es un estado dado, sino un proceso que requiere condiciones sociales,
culturales e institucionales que lo sostengan en el tiempo. A partir de esta premisa, resulta
pertinente preguntarse qué se entiende por cultura de paz. De acuerdo con Fisas (2006), la
cultura de paz se concibe como…
(…) la superación, reducción o evitación de todo tipo de violencias, y con nuestra
capacidad y habilidad para transformar los conflictos, para que, en vez de tener una
expresión violenta y destructiva, las situaciones de conflicto puedan ser oportunidades
creativas, de encuentro, comunicación, cambio, adaptación e intercambio. (Fisas, 2006,
p. 349)
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En este sentido, de Acuerdo con la ONU (1999) y la normativa creada alrededor de esta, la
cultura de paz estaría caracterizada por ser:
Un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida
basados en:
a. El respeto a la vida, el fin de la violencia y la promoción y la
práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo y
la cooperación;
b. El respeto pleno de los principios de soberanía, integridad
territorial e independencia política de los Estados y de no
injerencia en los asuntos que son esencialmente jurisdicción
interna de los Estados, de conformidad con la Carta de las
Naciones Unidas y el derecho internacional;
c. El respeto pleno y la promoción de todos los derechos humanos y
las libertades fundamentales;
d. El compromiso con el arreglo pacífico de los conflictos;
e. Los esfuerzos para satisfacer las necesidades de desarrollo y
protección del medio ambiente de las generaciones presente y
futuras;
f. El respeto y la promoción del derecho al desarrollo;
g. El respeto y el fomento de la igualdad de derechos y
oportunidades de mujeres y hombres;
h. El respeto y el fomento del derecho de todas las personas a la
libertad de expresión, opinión e información;
i. La adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia,
tolerancia, solidaridad, cooperación, pluralismo, diversidad
cultural, diálogo y entendimiento a todos los niveles de la
sociedad y entre las naciones; animados por un entorno nacional e
internacional que favorezca a la paz. (ONU, artículo 1°, 6 de
octubre de 1999)
La cultura de paz constituye un constructo conceptual complejo que, en este estudio, se vincula
con el agua como un elemento que interviene de manera activa en los procesos sociales. Esta
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revisión resulta pertinente para evitar una comprensión vaga o meramente normativa de lo que
implica orientar los esfuerzos colectivos hacia formas de organización social basadas en la
convivencia y la resolución no violenta de los conflictos.
El Canal Nacional no es únicamente un espacio físico con potencial para que estos
fenómenos sociales y culturales emerjan, sino un entorno donde dichas dinámicas han estado
presentes desde hace tiempo. Ello se explica por la persistencia de una conciencia subyacente
vinculada a una cultura hídrica ancestral, la cercanía cotidiana de los habitantes con el cuerpo
de agua y las prácticas de cuidado que ejercen sobre él, de acuerdo con sus posibilidades y
capacidades. Desde esta perspectiva, puede afirmarse que en torno al Canal Nacional existe
una construcción orientada hacia una cultura de paz. En este sentido, el presente trabajo de
investigación se propone indagar cómo dicha construcción se manifiesta y en qué niveles opera:
en las acciones individuales, en la organización comunitaria y los mecanismos de
autorregulación local, en el ámbito gubernamental y de las políticas públicas, así como en la
generación de conciencia respecto al cuidado del medio ambiente.
4. El agua como un diluyente de las hostilidades
La metáfora que da título a este apartado busca expresar con claridad el papel que desempeña
el agua en las sociedades humanas, en tanto uno de los ejes que regulan las conductas sociales
en su interior, así como el grado en que los distintos actores se relacionan e involucran entre sí.
Los integrantes de diversos grupos sociales se enfrentan de manera constante a conflictos
derivados de múltiples factores, que van desde la diversidad intercultural y política fuente
permanente de tensiones hasta la percepción de justicia social y las regulaciones normativas
o legales que inciden directamente en las relaciones interpersonales. De ahí la necesidad de
promover un cambio de enfoque, basado en la idea de que “cuando cooperamos en materia de
agua, creamos un efecto dominó positivo: fomentamos la armonía, generamos prosperidad y
desarrollamos resiliencia ante los desafíos compartidos” (ONU, 2023, párr. 7).
En relación con lo anterior, puede afirmarse que el agua que no está destinada al
consumo humano, pero que se encuentra a disposición de las personas, los animales, las plantas
y otros seres vivos, adquiere un carácter regulador de las relaciones sociales. Este carácter no
es intrínseco al elemento en sí, sino que le es otorgado por las comunidades, para las cuales el
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agua representa simbólicamente una conexión permanente con la vida. En este sentido, el agua
tratada se concibe como un “agua rescatada” que permite el desarrollo de la vida y, por lo tanto,
resulta valiosa para la comunidad. Esta condición le confiere un carácter simbólico que
demanda un cuidado especial, pues perder dicha cualidad implicaría desecharla como un
recurso sin valor, lo que conllevaría una doble pérdida con un alto costo moral y social.
Este cambio de visión tiene efectos en al menos dos formas de relación a nivel
comunitario e interpersonal: la convivencia y la coexistencia, así como en el grado de hostilidad
presente en los vínculos sociales. Por ello, en este trabajo se busca argumentar de qué manera
la presencia del agua interviene en la construcción de una cultura de paz dentro de una
comunidad. Para ello, a continuación se presentan de manera sintética las diferencias
conceptuales entre convivencia, coexistencia y hostilidad, con el fin de establecer los criterios
analíticos que permiten sostener que la presencia del agua incide en la transformación de estos
procesos sociales.
5. Canal Nacional: el agua reciclada y sus efectos en la
construcción de cultura de paz
En el caso particular del Canal Nacional, este atraviesa tres alcaldías de la Ciudad de México
Coyoacán, Iztapalapa y Xochimilco a lo largo de un trayecto aproximado de 12
kilómetros. La diversidad sociocultural a lo largo de su recorrido es alta debido a las distintas
comunidades por las que atraviesa; no obstante, al tratarse de una ciudad caracterizada por
constantes procesos de migración interna e inmigración, dichos entornos no son completamente
estables y presentan una marcada heterogeneidad en cada uno de sus segmentos. En este
contexto, las dinámicas de convivencia, coexistencia y hostilidad se manifiestan de manera
diferenciada a lo largo del cuerpo de agua.
Como se ha señalado anteriormente, el propósito de este apartado es mostrar que ya
existen procesos y prácticas que evidencian una construcción o al menos una transición
hacia una cultura de paz, impulsada en buena medida por la propia comunidad. En este sentido,
se analiza cómo el agua funciona como un elemento integrador y mediador, aparentemente
pasivo, que posibilita el tránsito de formas de coexistencia incluso pacífica hacia prácticas
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de convivencia, no solo entre seres humanos, sino también en la relación con animales y otros
componentes de la naturaleza, lo que se traduce en una mejora de la calidad de vida.
Para precisar de qué manera la existencia del canal ha propiciado acciones que
contribuyen a la generación de convivencia y, por extensión, a una cultura de paz, se retoman
los ocho criterios propuestos por Giménez (2005) para diferenciar la convivencia de la
coexistencia y de la hostilidad (o no convivencia). En este estudio, dichos criterios se utilizan
como herramientas analíticas que permiten identificar con mayor claridad la incidencia y los
beneficios sociales observados durante la exploración del área. Cada criterio se agrupa dentro
de una dimensión analítica específica, la cual servirá como referencia para la interpretación de
los resultados.
Tabla 1. Criterios diferenciadores de convivencia / no convivencia (Giménez, 2005, p. 14)
Dimensión
Criterio
1
Relacional
La existencia o no de la interacción entre los sujetos y la
naturaleza de esa interacción,
2
Normativa
El hecho de tener establecidas unas normas de
convivencia que son conocidas y respetadas, habiendo
voluntad y procedimientos para ir adecuando esa
normativa.
3
Axiológica
Asunción compartida o no de los valores del grupo.
4
Participativa
Carácter participativo o no de la comunidad.
5
Comunicacional
La comunicación existente.
6
Conflictual
Sí se abordan o no los conflictos y cómo, con especial
énfasis en la existencia o no de violencia directa,
simbólica o estructural.
7
Actitudinal
La presencia o no de tolerancia y cómo se entiende o
práctica esta.
8
Identitaria
Identidad y sentido de pertenencia.
La Tabla 1 presenta una matriz analítica que orienta el registro inicial del material cualitativo,
permitiendo identificar el tipo de relación social predominante y los elementos observables
asociados. Articula la distinción entre convivencia, coexistencia y hostilidad (Giménez, 2005)
con la noción de infraestructura para la paz (Lederach, 1997, 2005), funcionando como un
puente entre el marco teórico y el trabajo empírico.
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6. Convivencia, coexistencia y hostilidad
La convivencia, la coexistencia y la hostilidad constituyen tres tipos ideales de situaciones
sociales que pueden presentarse en contextos locales caracterizados por una alta diversidad
sociocultural (Giménez, 2005).
Convivencia. La convivencia representa el estado ideal, en el que las personas se
relacionan activamente entre sí, comparten valores y normas comunes y gestionan los
conflictos de manera pacífica. Implica compartir un mismo espacio y tiempo de forma
armónica, interactuando de manera positiva con otros individuos o grupos. Este concepto va
más allá de la simple copresencia, ya que supone respeto mutuo, reconocimiento de las
diferencias y la capacidad de aprender y vivir juntos en comunidad. La convivencia se sustenta
en la tolerancia, el establecimiento de normas compartidas y la resolución no violenta aunque
debatida de los conflictos, y se concibe como un proceso continuo que requiere una decisión
consciente de compromiso con la cohesión social.
Coexistencia. La coexistencia es un estado en el que las personas mantienen un respeto
básico entre sí, pero viven de forma relativamente separada y con escaso interés por el otro
(Giménez, 2005). Supone compartir un mismo espacio y tiempo sin que exista necesariamente
una interacción activa o armónica. A diferencia de la convivencia, la coexistencia no implica
relaciones cercanas ni vínculos positivos, sino una presencia simultánea que puede sostenerse
en la indiferencia y en la ausencia de conflictos abiertos.
Este tipo de relación puede caracterizarse por una mera existencia simultánea en un
mismo lugar, sin la necesidad de establecer vínculos estrechos ni compromisos significativos
o afectivos entre las partes involucradas. En contextos de coexistencia, las personas o los
grupos desarrollan sus actividades de manera paralela, con interacciones limitadas a niveles
superficiales o esporádicos y sin una integración social profunda.
Hostilidad. La hostilidad es un estado de tensión y confrontación en el que las personas
se desconfían y se rechazan mutuamente (Giménez, 2005). Implica una actitud negativa,
antagonista o conflictiva hacia otras personas, grupos o entidades, y se manifiesta a través de
expresiones de animadversión, antagonismo o agresión, ya sea de carácter verbal, simbólico o
físico. La hostilidad puede expresarse mediante comportamientos beligerantes, comentarios
ofensivos, actitudes excluyentes o acciones perjudiciales. En el marco de la convivencia y la
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coexistencia, la hostilidad representa el polo opuesto a la cooperación y la armonía, generando
entornos tensos que obstaculizan la construcción de relaciones sociales estables y la promoción
de formas de convivencia pacífica.
Los conceptos revisados permiten inferir que la paz no se reduce a la ausencia de
violencia u hostilidad. Si bien la coexistencia puede aparentar un estado de tranquilidad, suele
reflejar contextos caracterizados por la falta de participación activa y de compromiso social
entre quienes comparten un espacio. En este sentido, la coexistencia constituye una situación
frágil que puede derivar con relativa facilidad en escenarios de hostilidad. Como señala
Giménez (2005), el tránsito hacia la hostilidad encuentra con mayor frecuencia su punto de
partida en situaciones de coexistencia previa, y no en contextos donde ya existen prácticas de
convivencia.
Desde esta perspectiva, la convivencia se configura como una condición que favorece
la construcción de una cultura de paz. En este proceso, el agua desempeña un papel
fundamental al intervenir de manera significativa en las interacciones humanas y al propiciar
dinámicas de encuentro y cooperación. En particular, el agua tratada, al ser percibida como un
“elemento rescatado”, puede intensificar el sentido de corresponsabilidad y cuidado por parte
de las comunidades donde se encuentra presente, reforzando prácticas orientadas a la
convivencia y al bienestar colectivo.
6.1. Coexistencia y convivencia, precisiones desde Giménez y su
vínculo con la infraestructura para la paz de Lederach
Para afinar el análisis del Canal Nacional, resulta útil considerar la noción de coexistencia.
Como señala Giménez (2005), la coexistencia puede aparentar tranquilidad, pero se trata de un
equilibrio frágil: cuando surgen tensiones ambientales o urbanas como la acumulación de
basura, los malos olores, la percepción de inseguridad o el deterioro del espacio, la falta de
comunicación y de acuerdos colectivos facilita que la tensión se acumule y escale.
En contraste, la convivencia no es un estado espontáneo, sino un proceso social activo.
En términos prácticos, convivir se expresa en lo cotidiano a través de acuerdos sobre el cuidado
del espacio, formas mínimas de cooperación entre personas que no se conocen, participación
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en actividades comunitarias y la existencia de mecanismos formales o informales para
resolver desacuerdos (Giménez, 2005).
Esta distinción se articula con el enfoque propuesto por Lederach. Para este autor, la
paz se sostiene cuando existen capacidades relacionales que permiten transformar tensiones y
prevenir conflictos de manera continua. Su noción de infraestructura para la paz alude a redes
de actores, prácticas y mecanismos que hacen posible dicha transformación a lo largo del
tiempo (Lederach, 1997, 2005). En el caso del Canal Nacional, la infraestructura hídrica
aguas tratadas, canal, senderos, puentes, señalización y mantenimiento adquiere relevancia
social cuando habilita usos compartidos y cuando existen arreglos de gobernanza que sostienen
el cuidado del espacio, la transparencia y la participación.
6.2 Esquema analítico para observar la transición coexistencia-
convivencia
Con base en Giménez (2005) y Lederach (1997, 2005), se propone la siguiente matriz para
orientar la observación cualitativa. Permite registrar qué tipo de relación social predomina en
un tramo, qué indicadores la expresan y qué evidencias pueden documentarse en campo. Este
esquema funciona como puente directo hacia una metodología más integral, porque
operacionaliza categorías y facilita la triangulación entre observación, testimonios breves y
revisión documental.
Tabla 2. Matriz analítica para el registro cualitativo (Giménez, 2005; Lederach, 1997, 2005)
Categoría
relacional
Descripción
Evidencias a
registrar
Lectura en clave
Lederach
Coexistencia
Copresencia
sin vínculo
sostenido
Notas de campo por
franja horaria; mapa
de usos; fotografías
situadas
Infraestructura para
la paz incipiente:
hay espacio
compartido, pero
pocos puentes
relacionales
Coexistencia
tensa
Copresencia
con fricción
latente
Registro de quejas y
señales; puntos de
recontaminación;
testimonios breves
Infraestructura para
la paz frágil:
tensión acumulada
sin mecanismos
claros de
tramitación
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Convivencia
emergente
Interacción y
reglas
prácticas
Relatos de usuarios;
observación
participante ligera;
evidencias
de cuidado
comunitario
Infraestructura para
la paz en
formación:
aparecen hábitos
cooperativos y
reconocimiento
Convivencia
consolidada
Participación y
corresponsabili-
dad
Actas/convocatorias;
entrevistas; evidencia
de gestión
comunitaria;
presencia de
programas públicos
Infraestructura para
la paz más robusta:
redes y
mecanismos
sostienen la
prevención de
conflictos
Hostilidad
Confrontación
abierta o
expulsión
Incidentes críticos;
huellas de daño;
narrativas de 'ellos
vs nosotros'
Infraestructura para
la paz fallida o
ausente:
predominan
repertorios de
confrontación
La Tabla 2 fue diseñada para organizar y analizar de manera sistemática las notas de campo,
entrevistas breves y documentos institucionales. Su función no es cuantificar comportamientos,
sino identificar y contrastar patrones observables en el uso del espacio, la interacción social y
la gestión de conflictos en torno al Canal Nacional, haciendo explícitos los criterios de
interpretación del material empírico.
7. Infraestructura hídrica y construcción de paz
Para sustentar teóricamente el análisis, se retoman los aportes de John Paul Lederach y Vicenç
Fisas. Desde la noción de paz positiva propuesta por Fisas (2006), la construcción de paz se
concibe como un proceso social de largo plazo orientado a transformar relaciones y a prevenir
conflictos. Esta perspectiva se articula con la propuesta de Lederach (1997), quien introduce el
concepto de infraestructura para la paz, entendida como una red de actores, mecanismos,
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prácticas y recursos que sostienen la convivencia cotidiana. Bajo este enfoque, las
infraestructuras físicas como los sistemas de tratamiento de aguas residuales y los canales
urbanos adquieren relevancia social cuando se articulan con procesos comunitarios,
participación ciudadana y confianza institucional.
En el caso del Canal Nacional, este opera como un dispositivo urbano que posibilita
encuentros, usos recreativos, apropiación del espacio público y formas de cooperación entre
vecinos. Estas dinámicas permiten comprender al canal como parte de una infraestructura
social para la paz, en tanto contribuye a reducir tensiones asociadas al deterioro ambiental,
resignifica un espacio históricamente percibido como inseguro y fortalece relaciones de
corresponsabilidad entre la comunidad y las autoridades.
Desde la perspectiva de la paz positiva que enfatiza la satisfacción de necesidades
humanas básicas, la justicia social y la superación de la violencia estructural como condiciones
indispensables para una paz sostenible (Fisas, 2002; 2006), el acceso al agua, el saneamiento
y la gestión equitativa de los recursos hídricos se configuran como elementos centrales de la
construcción de paz, especialmente en contextos urbanos marcados por profundas
desigualdades territoriales.
La gestión de las aguas tratadas en el Canal Nacional se inscribe en este marco al
contribuir a la justicia ambiental y al derecho humano al agua, ambos reconocidos en la política
pública mexicana. Los programas de rehabilitación, las declaratorias de área de valor ambiental
y las acciones de mejoramiento del espacio público reflejan una forma de gobernanza urbana
en la que la infraestructura hídrica se convierte en una herramienta para reducir exclusiones,
mejorar la calidad de vida y prevenir conflictos socioambientales.
La integración de los planteamientos de Lederach y Fisas permite, así, conceptualizar
al Canal Nacional como un espacio donde convergen infraestructura hídrica, política pública y
acción comunitaria en la generación de condiciones para la convivencia y la cultura de paz.
Este marco teórico orienta el apartado metodológico del estudio, al justificar la observación de
prácticas comunitarias, usos del espacio, formas de participación social y acciones
gubernamentales como indicadores de procesos de construcción de paz asociados al agua
tratada.
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7.1 Mecanismo analítico: del saneamiento hídrico a la convivencia
urbana
En este estudio, la relación entre infraestructura hídrica y construcción de paz se concibe como
un proceso encadenado. El saneamiento del agua reduce factores de expulsión social como
los malos olores, la percepción de insalubridad y la estigmatización del espacio, lo que
habilita el uso cotidiano del entorno. Dicho uso favorece la interacción social, la apropiación
comunitaria y la emergencia de normas prácticas de cuidado. A su vez, estas dinámicas
fortalecen la convivencia y permiten que los conflictos se gestionen por vías no violentas,
configurando lo que Lederach (1997, 2005) denomina una infraestructura para la paz. El
contraste con cuerpos de agua no saneados, como el Río de los Remedios, refuerza este
mecanismo al evidenciar escenarios donde la ausencia de saneamiento reproduce formas de
coexistencia precaria y hostilidad latente.
7.2 Aspectos metodológicos
El presente estudio adopta un enfoque cualitativo de carácter exploratoriointerpretativo,
orientado a comprender cómo la presencia y la gestión de las aguas tratadas del Canal Nacional
inciden en la construcción de una cultura de paz en contextos urbanos. Este enfoque resulta
pertinente debido a que la paz, la convivencia y la relación simbólica con el agua son
fenómenos complejos, situados y relacionales, que no pueden ser captados de manera adecuada
únicamente mediante indicadores cuantitativos.
La estrategia metodológica se fundamenta en tres supuestos centrales. En primer lugar,
que la infraestructura hídrica urbana no es un elemento neutral, sino un dispositivo
socioambiental que estructura prácticas, percepciones y relaciones sociales. En segundo lugar,
que la construcción de paz puede observarse empíricamente a través de prácticas cotidianas de
convivencia, participación y apropiación del espacio público. En tercer lugar, que el agua
tratada, al ser resignificada como “agua recuperada”, posee un valor simbólico que influye en
la forma en que las comunidades se relacionan entre sí y con su entorno.
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A partir de estos supuestos, el análisis se organiza en torno a técnicas cualitativas de
observación directa no participante y observación participante de baja intensidad, realizadas a
lo largo de distintos tramos del Canal Nacional. La observación se centra en el registro
sistemático de interacciones sociales, usos del espacio público, prácticas de cuidado ambiental,
expresiones de apropiación comunitaria y presencia de acciones institucionales visibles, tales
como señalización, infraestructura urbana y programas gubernamentales.
El marco analítico retoma los criterios de convivencia, coexistencia y hostilidad
propuestos por Giménez (2005), los cuales funcionan como categorías analíticas transversales.
Estas categorías permiten identificar transiciones entre distintos estados de relación social y
evaluar en qué medida la presencia del agua tratada y del canal como infraestructura urbana
favorece dinámicas de convivencia asociadas a la cultura de paz.
De manera complementaria, se incorporan elementos del enfoque de construcción de
paz de Lederach, particularmente la noción de infraestructura para la paz, para interpretar la
articulación entre comunidad, espacio público e instituciones. Asimismo, el concepto de paz
positiva de Fisas orienta la lectura de las políticas públicas y acciones gubernamentales
relacionadas con el canal, en tanto expresiones de justicia ambiental, satisfacción de
necesidades básicas y reducción de violencias estructurales.
La información obtenida mediante la observación se analiza de forma interpretativa,
privilegiando la descripción densa de situaciones, prácticas y significados sociales. Este
análisis no busca generalizar resultados, sino ofrecer una comprensión situada del Canal
Nacional como caso de estudio, aportando evidencias empíricas sobre el papel de las aguas
tratadas y la infraestructura hídrica en la generación de condiciones para la convivencia y la
construcción de paz urbana.
Finalmente, esta metodología permite vincular de manera coherente el marco teórico
con los hallazgos empíricos, asegurando que el análisis de las experiencias comunitarias, las
políticas públicas y la gobernanza urbana del agua se realice desde una perspectiva integral,
sensible al contexto y orientada a la comprensión de procesos sociales complejos.
Con el fin de ordenar y dar coherencia al análisis cualitativo, así como de facilitar la
comparación entre distintos espacios o momentos, se propone una matriz de codificación
cualitativa en la que se contrastan dinámicas sociales asociadas a diferentes cuerpos de agua
urbanos. Esta matriz hace visible el proceso interpretativo, explicita los criterios de lectura de
los datos y su vinculación con el marco teórico, y contribuye a fortalecer la transparencia y el
rigor del análisis cualitativo.
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Matriz de codificación Cualitativa
La matriz de codificación cualitativa (Tabla 3) permite organizar y analizar de manera
sistemática las notas de campo, entrevistas breves y documentos institucionales. Su finalidad
no es cuantificar comportamientos, sino identificar y contrastar patrones observables en el uso
del espacio, la interacción social y la gestión de conflictos en torno al Canal Nacional.
A partir de categorías y criterios previamente definidos, la matriz orienta la lectura del
material empírico y hace explícitos los indicadores mediante los cuales se interpretan las
dinámicas sociales registradas. De este modo, los datos codificados se analizan como
evidencias de la forma en que la infraestructura hídrica y su gestión inciden en la convivencia,
la coexistencia o la hostilidad, así como en los procesos de construcción de paz urbana.
Tabla 3. Matriz de codificación cualitativa. Infraestructura hídrica, convivencia y
construcción de paz.
Categoría
teórica
Subcategoría
Código
analítico
Descripción operativa
Fuente teórica
Relación
social
Coexistencia
COEX
Copresencia espacial sin
interacción significativa; uso
funcional o evitativo del
espacio
Giménez
(2005)
Relación
social
Convivencia
CONV
Interacción cotidiana,
reconocimiento del otro,
cooperación básica y manejo
no violento de tensiones
Giménez
(2005)
Relación
social
Hostilidad
latente
HOST
Conflictos recurrentes,
estigmatización del espacio,
percepción de amenaza o
abandono
Giménez
(2005)
Infraestructura
hídrica
Saneamiento
SAN
Presencia de agua tratada,
ausencia de olores intensos,
reducción de riesgos
sanitarios
SEDEMA;
CONAGUA
Infraestructura
hídrica
Uso social
del espacio
USO
Permanencia, actividades
recreativas, tránsito no evasivo
Jacobs (1961)
Gobernanza
urbana
Participación
PART
Acciones comunitarias,
cuidado del espacio, diálogo
con autoridades
Lederach
(1997)
Gobernanza
urbana
Conflicto
canalizado
CAN
Quejas, desacuerdos o
tensiones gestionadas por vías
institucionales o comunitarias
Lederach
(2005)
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Categoría
teórica
Subcategoría
Código
analítico
Descripción operativa
Fuente teórica
Paz urbana
Infraestructura
para la paz
IPP
Condiciones que favorecen
confianza, corresponsabilidad
y prevención de violencia
Lederach
(1997); Fisas
(2002)
La Tabla 3 tiene como finalidad traducir los conceptos teóricos en criterios claros de
observación, facilitando un análisis coherente, transparente y consistente del material
cualitativo. Esta tabla permite vincular las categorías analíticas con indicadores observables,
fortaleciendo el rigor metodológico y la comparabilidad del análisis.
8. Hallazgos del análisis cualitativo: convivencia, espacio
público e infraestructura hídrica
A continuación, se presentan algunos ejemplos de cómo el Canal Nacional ha influido en la
vida cotidiana, el entorno y la generación de dinámicas de convivencia y, en algunos casos,
de coexistencia entre las personas y comunidades que lo rodean. Las evidencias se muestran
mediante material fotográfico que permite ilustrar e interpretar el estado del Canal Nacional y
su contribución como espacio potencialmente promotor de paz. Las imágenes fueron captadas
con una cámara de teléfono celular marca Samsung, modelo A56, y aquellas identificadas como
propias corresponden a este registro.
Es importante señalar que las fotografías no representan el estado general del canal, ya que este
varía de manera significativa a lo largo de su cauce. Asimismo, el Canal Nacional ha sido
objeto de procesos de remodelación y mejoramiento en distintos momentos de su historia, por
lo que algunas imágenes pueden reflejar condiciones que no necesariamente corresponden a su
estado actual. Por ello, resulta imprescindible considerar la fecha de registro: todas las
fotografías incluidas en este estudio fueron tomadas durante el mes de noviembre de 2023.
8.1 Existencia de espacios que facilitan la convergencia y convivencia
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Hoy en día, existen espacios construidos para el uso de la comunidad, áreas para la
contemplación (Imagen 3: Fotografía 1), áreas deportivas construidas al costado (Imagen 3:
Fotografía 2), puentes para cruzar el canal (Imagen 3: Fotografía 3), veredas y caminos para
correr o caminar, vegetación cuidada por parte del gobierno local y resalta mucho la existencia
de algunas instituciones sociales de atención a la comunidad construidas a lo largo del canal,
como escuelas preescolares, parques cerrados, casas de la tercera edad (Imagen3: Fotografía
4). En estos espacios se observa la existencia de 4 criterios de convivencia:
Imagen 1: Figuras 1, 2, 3 y 4
Figura 1,2 y3. Uso recreativo del espacio público aledaño al Canal Nacional. La imagen muestra personas
caminando y permaneciendo en áreas comunes junto al canal. Este registro se interpreta como un indicador
de convivencia, al evidenciar interacción cotidiana, uso compartido del espacio y apropiación comunitaria,
de acuerdo con los criterios de Giménez (2005). Estas prácticas se vinculan con la noción de infraestructura
para la paz al reflejar dinámicas sociales que reducen tensiones y favorecen la cooperación (Lederach, 1997,
2005). Fuente: Elaboración propia, Noviembre de 2023.
El relacional, debido a que las personas encuentran en este espacio un lugar para
conversar, jugar, conocerse, forjar nuevas relaciones de amistad, noviazgo, incluso
negocios.
El comunicacional, evidenciado sobre todo por el carácter escrito de avisos a la
comunidad y porque ubican este espacio como idóneo para comunicación social como
la invitación a eventos culturales o festivos, intenciones sociales como la conservación
de la fauna o mantener limpia el área, etc.
El actitudinal, se observa un nivel de tolerancia que permite que las personas se
expresen libremente, ya sea a través del lenguaje o a través de actividades diversas
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El identitario, fuertemente evidenciado por el conocimiento y la amplitud del uso que
hace la gente de este espacio: existen algunos tramos donde se puede observar que la
gente repara y cuida parte de la infraestructura, cuida entornos de plantas y animales,
procura alimentos para los patos y un ejemplo muy claro de esta pertenencia la podemos
encontrar en este ejemplo específico: hay varios senderos utilizados por la gente para
correr, existe al menos un espacio al aire libre, público, sin vigilancia, con un tablero
para llaves perdidas, dado que es común que la gente las pierda al correr. Este tablero
siempre tiene llaves de carro o de casas, y ante los testimonios de la gente, la mayor
parte de quienes las buscan en estos lugares, las encuentran. Es su espacio y se sienten
apoyados entre sí, confiados entre sí.
8.2 Apropiación y cuidado del espacio público
Existen acciones participativas por parte de la comunidad en las que hay colaboración
manifiesta para conservar el microambiente mediante pequeñas acciones como recoger la
basura, limpiar los desechos de las mascotas, llamar la atención a quien descuide estos detalles
en el transcurso del paso por los senderos. En otras ocasiones, hay acciones de intervención en
la infraestructura y en el entorno ambiental, sin que esto parezca denotar molestia para los otros
miembros de la comunidad, por lo que dichas intervenciones las entendemos como
participación que se percibe a favor de la comunidad y del canal. Dentro de estas intervenciones
encontramos la construcción de pequeños huertos urbanos e invernaderos para la comunidad
(Imagen 4: Fotografía 5), construcción de cercas rústicas (Imagen 4: Fotografía 6),
construcción de tableros para llaves u objetos perdidos, construcción de altares clavados a los
árboles, construcción de pequeños comederos e incluso corrales para los patos.
Imagen 2. Figuras: 5 y 6.
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Figuras 5 y6 . [Se observa un compostario y una verja de madera construida por la comnunidad ambas
ingraestructuras]. Las imagens muestran [acción/uso] en un tramo del Canal Nacional. Este registro se
interpreta como un indicador de [convivencia], de acuerdo con los criterios propuestos por Giménez (2005),
y se vincula con la noción de infraestructura para la paz en tanto evidencia [apropiación del espacio/cuidado
comunitario / regulación social no violenta] (Lederach, 1997, 2005).Fuente: Elaboración propia, noviembre
de 2023.
En estas acciones identificamos los siguientes criterios:
Axiológico, estas acciones están intrínsecamente relacionadas con el valor de
responsabilidad comunitaria y de cooperación de las personas que encuentran en este
un espacio de contribución social y a la naturaleza.
Participativo, es evidente la participación de parte de la comunidad en estas acciones.
Actitudinal, hay un nivel de tolerancia por parte de las autoridades (tal vez, incluso,
falta de vigilancia); pero por parte de la comunidad hay una tolerancia total a este tipo
de acciones, presumiblemente por su carácter cooperativo con el entorno.
Identitario, también es clara la sensación de pertenencia por parte de quienes participan
en estas actividades de construcción.
8.3 Participación en el cuidado y conocimiento de la flora y la fauna
La comunidad participa de la limpieza, como es común en muchos lugares de México y del
mundo, los senderos son un excelente lugar para pasear a las mascotas, y la queja universal es
el descuido en recoger las heces de las mismas, este es un ejemplo del cuidado constante que
tiene la comunidad con sus animales de compañía (Imagen 5: Fotografía 7), se acerca y aprende
sobre los animales (Imagen 5: Fotografía 8) que habitan o que son atraídos por el cuerpo de
agua (pericos, cacomixtles, garzas, patos, tortugas, culebras, etc.), conformándose así un inicio
de vinculación entre el medioambiente y las personas citadinas, quienes usualmente no tienen
este conocimiento de contacto. En este sentido, hay una colaboración gubernamental que
presenta campañas de preservación de la fauna (Imagen 5: Fotografía 9).
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Imagen 3. Figuras: 7,8 y 9
Figuras: 7, 8 y 9. Cuidado de flora y fauna en el Canal Nacional. La imagen muestra vegetación y
fauna asociadas al Canal Nacional, interpretadas como un indicador de convivencia y cuidado del entorno,
conforme a Giménez (2005). Estas prácticas se vinculan con la noción de infraestructura para la paz al
reflejar relaciones no violentas y corresponsables con el medio ambiente (Lederach, 1997, 2005).
Fuente: Elaboración propia, noviembre de 2023.
En estas acciones identificamos los siguientes criterios:
Axiológico, consideramos que se fomentan los valores del cuidado y la responsabilidad
social de la vida en torno al agua.
Participativo, las personas interactúan con los animales y plantas, los admiran y
respetan sus espacios, conocen más sobre ellos y evitan que sean lastimados o
despojados.
8.4 Organizaciones civiles y sociales alrededor canal nacional
Se han conformado organizaciones con distintos fines, que van desde aquellos que fomentan
la convivencia o coexistencia pacífica, actividades deportivas o lúdicas, hasta aquellas que
pretenden mejorar el cuidado de los animales a través de talleres y jornadas de conservación
(Imagen 6: Logotipos de las asociaciones dedicadas a actividades a favor de o en torno al
canal, secuencia 10).
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Estas asociaciones son muy significativas porque representan un nivel de organización
con mayor nivel de compromiso por parte de sus miembros, de tal manera que los criterios
axiológico, participativo, comunicacional, identitario y relacional cobran relevancia a nivel
interno; sin embargo, su comunicación no es del todo buena con el resto de la comunidad,
porque sus alcances son limitados, de tal manera que sus mayores efectos son a nivel interno,
dejando como bandera externa visible al resto de los habitantes el criterio participativo y
axiológico que representa su existencia. Lo anterior no implica que su valor a nivel social se
demerite, por el contrario, su participación en un nivel más de organización más alto, mantiene
la vigilancia de las acciones gubernamentales sobre el canal y puede impulsar políticas públicas
necesarias para el cuidado del canal.
Imagen 4. Figura: 10. [logotipos que fueron tomados de las páginas web de las
organizaciones sociales que los crearon]
Figura 10. Muestra la participación de organizaciones civiles en el entorno del Canal Nacional. La imagen
muestra la presencia de organizaciones civiles vinculadas al cuidado y uso del Canal Nacional. Este registro
se interpreta como un indicador de convivencia y participación comunitaria, al evidenciar formas de
organización social y corresponsabilidad en la gestión del espacio, conforme a Giménez (2005) y a la noción
de infraestructura para la paz propuesta por Lederach (1997, 2005). Fuente: Sitios Oficiales de las
organizaciones civiles, noviembre de 2023.
8.5 Generación de políticas públicas de conservación medioambiental
Este es uno de los efectos de mayor alcance de las acciones en favor del canal, el cual se traduce
en que la participación de la comunidad, los valores en torno al cuidado del agua, las relaciones
devenidas en asociaciones o interés público permiten las presiones suficientes para que, ante el
riesgo del conflicto se creen regulaciones en forma de políticas públicas de cuidado del agua,
del medio ambiente, así como de la comunidad. Es así como además de cumplir otros de los
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criterios de convivencia, llegamos a uno que se había presentado, el criterio de normatividad.
Las cual, además, se hace pública a través del anuncio de que es una “Área de valor ambiental”
(Foto 11) y que por ello se ponen en marcha programas como el de alumbrado público mediante
energía captada por fotoceldas en los puentes (Foto 12).
Es importante destacar que el criterio conflictual no ha tenido mayor relevancia, sino
hasta este punto de impacto social la expectativa de conflicto parece ser reducida en tanto hay
esfuerzos enormes de conservación de la obra hídrica y parecen ser pocos los agentes o
personas que pretendieran perjudicarlo. En cualquier caso, es el gobierno el agente al que se
pretende presionar para reconocer este cuerpo de agua, como antes se citó: un área de valor
ambiental con todas las protecciones que este deba contar.
Imagen 5. Fotografías 11 y 12
Figura 3. Infraestructura urbana y señalización en el Canal Nacional. La imagen muestra elementos de
infraestructura y señalización asociados al mantenimiento del canal. Este registro se interpreta como un
indicador de acción institucional visible, que contribuye a la regulación del uso del espacio y al
fortalecimiento de la corresponsabilidad entre autoridades y comunidad. En este sentido, la infraestructura
hídrica se integra a una infraestructura social para la paz (Lederach, 1997).
Fuente: Elaboración propia, noviembre de 2023.
9. Infraestructura hídrica, saneamiento y relaciones sociales:
un contraste entre el Canal Nacional y el Río de los
Remedios
Este apartado desarrolla un contraste comparativo entre el Canal Nacional y el Río de los
Remedios como cuerpos de agua urbanos con dinámicas socioambientales distintas, con el fin
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de analizar cómo el saneamiento y la gestión del agua influyen en el uso del espacio y en las
relaciones sociales.
Para desarrollar este contraste comparativo, resulta necesario situar las dinámicas
sociales asociadas al Canal Nacional en relación con las condiciones que históricamente han
caracterizado a otros cuerpos de agua urbanos altamente contaminados. Este ejercicio no busca
establecer una secuencia temporal de “antes y después”, sino identificar patrones relacionales
diferenciados a partir de la presencia o ausencia de saneamiento, gestión institucional y
apropiación social del espacio. A partir de esta lógica, se describen a continuación las
principales fricciones observadas en contextos de contaminación persistente y su
transformación o permanencia según el tipo de infraestructura hídrica y gobernanza
urbana existente.
Cuando el Canal Nacional funcionaba principalmente como receptor de descargas de
aguas negras, se percibían fricciones recurrentes, tales como: (a) mal olor y percepción de
insalubridad; (b) evitación del espacio y estigmatización del entorno; (c) percepción de
inseguridad en tramos poco transitados; (d) conflictos por residuos y recontaminación; y (e)
desconfianza hacia las autoridades debido a un mantenimiento insuficiente o a
responsabilidades poco claras. Estas condiciones favorecían, en la tipología de Giménez,
escenarios de coexistencia tensa: una copresencia sin vínculo, con alta vulnerabilidad a la
emergencia de hostilidad ante cualquier detonante.
Con la incorporación de aguas tratadas y la mejora del espacio público, algunas de estas
fricciones tendieron a transformarse. Al disminuir los factores que expulsan a la población
como el mal olor y el deterioro visible se habilitaron actividades recreativas y encuentros
cotidianos, y comenzaron a emerger prácticas de cuidado, tales como acciones de limpieza,
señalización comunitaria, vigilancia informal y formas de organización vecinal. No se trata de
una ausencia de conflictos, sino de un cambio en su forma: los desacuerdos se desplazan hacia
temas negociables mantenimiento, reglas de uso, convivencia entre peatones, ciclistas y
mascotas que pueden tramitarse por vías comunitarias e institucionales.
El contraste con cuerpos de agua urbanos que permanecen altamente contaminados,
como el Río de los Remedios, permite visualizar con mayor claridad este mecanismo. En estos
casos, la persistencia de la condición residual suele reforzar dinámicas de evitación,
estigmatización y baja apropiación comunitaria, configurando escenarios de coexistencia
precaria o de hostilidad latente. Por el contrario, cuando el saneamiento se articula con procesos
de gobernanza urbana y participación social, el espacio puede transformarse en una plataforma
de encuentro, corresponsabilidad y regulación no violenta de tensiones.
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En este sentido, a continuación se presenta una tabla comparativa entre un cuerpo de
agua no tratado, como el Río de los Remedios ubicado en la frontera entre la Ciudad de
México y el Estado de México y el Canal Nacional. En términos urbanos y ambientales, el
Río de los Remedios ha sido integrado principalmente como infraestructura de desagüe y
control hidráulico, más que como espacio ecológico o social. Su función dentro de la ciudad
no ha sido la de un corredor verde ni la de un espacio público articulador, sino la de un conducto
residual asociado a contaminación, riesgo sanitario e inundaciones recurrentes. Esta función
técnica ha marcado profundamente su percepción social: el río es visto mayoritariamente como
problema, amenaza o frontera, y no como patrimonio hídrico ni como bien común.
Si bien la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA, 2024) ha planteado proyectos
hidráulicos como el embovedamiento con el objetivo de disminuir riesgos de inundación
y mejorar su funcionamiento técnico, dichas propuestas no contemplan, hasta el momento, una
restauración integral de carácter socioambiental.
Tabla 4. Comparativa sintética socioambiental y relacional entre el Canal Nacional y el Río
de los Remedios (CDMX).
Dimensión
Canal Nacional
Río de los Remedios
Espacio verde
Corredor verde rehabilitado,
accesible y con áreas de estancia.
Vegetación fragmentada, sin
manejo ecológico, asociada a
degradación.
Seguridad
Uso cotidiano del espacio y mejora
relativa en percepción de seguridad.
Alta percepción de inseguridad y
evitación del espacio.
Participación
Presencia de prácticas comunitarias y
corresponsabilidad incipiente.
Participación escasa,
principalmente reactiva (queja).
Flora y fauna
Biodiversidad urbana básica en
recuperación.
Biodiversidad reducida y asociada
a contaminación.
Relación social
(Giménez)
Convivencia emergente.
Coexistencia precaria / hostilidad
latente.
Lectura en clave
de paz
Infraestructura hídrica que favorece
paz urbana.
Infraestructura fallida que
reproduce violencia estructural.
Estos cambios empíricos permiten identificar un tránsito desde una coexistencia tensa hacia
formas de convivencia emergente, en el sentido propuesto por Giménez (2005).
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10. Conclusiones y proyecciones analíticas
De acuerdo con la revisión realizada y presentada en los apartados anteriores, es posible afirmar
que los efectos asociados al Canal Nacional en las comunidades que recorre se expresan, en
conjunto, a través de la manifestación de distintos criterios de convivencia, aunque estos se
presenten con niveles y alcances diferenciados. Si bien no existe homogeneidad en el impacto
de cada uno de dichos criterios, la evidencia analizada sugiere que estos se activan y se ponen
en juego de manera sostenida, reforzando condiciones que permiten la configuración de
escenarios favorables para la construcción de una cultura de paz. Estos procesos se observan
en relación con un cuerpo de agua que destaca por su continuidad histórica y su permanencia
en el entramado urbano: el Canal Nacional, entendido como un sistema de aguas tratadas
revalorizadas que participa activamente en la vida cotidiana de quienes interactúan con su
entorno.
La convivencia observada en torno al Canal Nacional no se presenta como un fenómeno
espontáneo, sino como el resultado de procesos sociales que articulan infraestructura hídrica,
acción comunitaria y políticas públicas orientadas al cuidado del agua y del espacio común. En
este sentido, la presencia del canal opera como un soporte material que facilita prácticas de
interacción, apropiación y regulación social del espacio.
Desde una perspectiva más amplia, los resultados permiten considerar que los cuerpos
de agua ya sean naturales o alimentados por aguas tratadas pueden constituirse como
espacios relevantes para el análisis de dinámicas de convivencia y construcción de paz en
contextos urbanos. Las aguas tratadas, en particular, adquieren relevancia en tanto expresión
de prácticas de gestión ambiental y responsabilidad institucional, al tiempo que cumplen
funciones ecológicas que permiten mantener la relación entre los entornos urbanos y los
ecosistemas en los que se inscriben. Este enfoque resulta consistente con marcos
contemporáneos que vinculan agua, sostenibilidad y paz, como los promovidos en el ámbito
internacional.
De acuerdo con la matriz de codificación cualitativa, se identifica un desplazamiento
progresivo desde formas de coexistencia tensa hacia prácticas de convivencia emergente, en el
sentido planteado por Giménez, lo cual es compatible con la presencia de elementos que pueden
interpretarse como una infraestructura para la paz, en los términos propuestos por Lederach.
Asimismo, la recurrencia de códigos asociados al acceso, el cuidado y la corresponsabilidad
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refuerza una lectura desde la perspectiva de la paz positiva de Fisas, al mostrar cómo la gestión
del agua tratada se vincula con la reducción de expresiones de violencia estructural y con la
estabilización de relaciones sociales en el espacio urbano.
Los hallazgos de este estudio, sustentados en un enfoque cualitativo e interpretativo,
abren la posibilidad de desarrollar investigaciones complementarias desde perspectivas
cuantitativas que permitan medir de manera sistemática los efectos sociales y urbanos
asociados a la presencia de infraestructura hídrica saneada. En particular, futuros estudios
podrían incorporar indicadores cuantificables relacionados con la percepción de seguridad, la
frecuencia de uso del espacio público, la participación ciudadana, la apropiación territorial y el
índice verde, así como variables socioambientales vinculadas con la calidad del agua y la
biodiversidad urbana.
Un diseño cuantitativo permitiría, por ejemplo, comparar de forma estadística distintos
tramos del Canal Nacional con otros cuerpos de agua urbanos no saneados, como el Río de los
Remedios, a partir de encuestas, registros administrativos, datos geoespaciales y métricas
ambientales. Este tipo de aproximación contribuiría a fortalecer la validez externa de los
resultados aquí presentados y a precisar la relación entre infraestructura hídrica, convivencia
urbana y procesos de construcción de paz.
En conjunto, la articulación de enfoques cualitativos y cuantitativos en una lógica de
métodos mixtos permitiría avanzar hacia una comprensión más robusta de los mecanismos
mediante los cuales el agua tratada y su gestión urbana se vinculan con la transformación de
las relaciones sociales, la reducción de violencias estructurales y la generación de condiciones
para la convivencia en contextos metropolitanos.
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López de la Rosa, F. (s. f.). Perfil público de Facebook.
https://www.facebook.com/flopez.dela.rosa/
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Doi. 10.5281/zenodo.18026709
Artículo
Comunicación institucional para la actualización docente en la FFyL de la
UNAM
Institutional communication to foster professional development at FFyL,
UNAM
Comunicação institucional para a formação de professores na Faculdade
de Filosofia e Letras da UNAM
María de Lourdes Santiago Martínez: ID. 0000-0003-0142-9733
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, Colegio de
Letras Clásicas, CDMX, México. Email: mariasantiago@filos.unam.mx
Resumen
Esta comunicación es sin duda anecdótica porque da cuenta de una trayectoria de cuarenta
años de relación laboral en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, desde mis
diferentes nombramientos: técnico académico, profesora de asignatura y profesora de carrera,
para cuya permanencia y promoción conté con el respaldo del Estatuto del Personal
Académico de la UNAM (EPA). Como técnico académico es posible advertir las
promociones alcanzadas para pasar de un nombramiento de técnico académico asociado “A”
de medio tiempo a contrato a uno de técnico académico asociado C” de tiempo completo
definitivo. La posterior conversión de esa plaza de técnico académico a una plaza de profesor
de carrera implicó, no obstante, la pérdida de definitividad. Se da cuenta también de otro
avance laboral al pasar de ser profesor de asignatura A” interino a profesor de asignatura
“A” definitivo. Finalmente, como profesor de carrera, se reporta el avance del nombramiento
como asociado “C” de tiempo completo a contrato al de profesor de carrera titular “B”
definitivo, nombramiento actual.
Palabras clave: nombramiento; promoción; definitividad; profesor; técnico académico
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Abstract
This paper will likely read as a series of anecdotes for it traces my forty-year academic career
at the School of Philosophy and Letters (Facultad de Filosofía y Letras), UNAM, tracing each
major appointment academic technician (cnico académico), non-tenure-track lecturer
(profesor de asignatura), tenure-track professor (profesor de carrera). The aim is to show
the specific provisions enshrined in the regulations for academic staff (Estatuto del personal
académico, EPA) that can be entreated for each type of promotion. The first sequence leads
from the position of non-permanent part-time academic technician ‘A (lowest rank), to
permanent full-time academic technician ‘C’ (highest rank). Then follows the important shift
from academic technician to non-permanent (a contrato) full-time tenure-track professor. A
parallel type of promotion was from non-permanent to permanent (interino to definitivo)
non-tenure-track lecturer ‘A (profesor de asignatura ‘A). Finally, as tenure-track professor
I have gone from full-time non-permanent tenured professor (profesor asociado de tiempo
completo ‘C’, a contrato) to full-time permanent tenured professor (profesor titular de tiempo
completo ‘B’, definitivo), i.e. mid-level leading to the full-time permanent tenured full
professorship (profesor titular de tiempo completo‘C’, definitivo).
Keywords : Appointment: promotion; permanent; professor; academic technician
Resumo
Esta comunicação é, sem dúvida, anedótica, pois relata uma carreira de quarenta anos na
Faculdade de Filosofia e Letras da Universidade Nacional Autônoma do México (UNAM),
detalhando minhas diversas nomeações: técnico acadêmico, professor adjunto e professor
titular. Minha titularidade e promoção foram respaldadas pelo Estatuto do Pessoal Acadêmico
(EPA) da UNAM. Como técnico acadêmico, menciono as promoções que obtive,
progredindo de um contrato de meio período como Técnico Acadêmico Associado "A" para
um cargo permanente de Técnico Acadêmico Associado "C". A subsequente conversão desse
cargo para uma cátedra permanente, no entanto, resultou na perda da titularidade. Também
documento outra progressão na carreira: a transição de professor adjunto temporário "A" para
professor adjunto permanente "A". Finalmente, como professor titular, relato minha
progressão de um contrato de tempo integral como Professor Associado "C" para minha
posição atual como Professor Titular "B".
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Palavras-chave: nomeação; promoção; titularidade; professor; técnico acadêmico
Enviado: 17 de septiembre de 2025
Revisado: 25 de octubre de 2025
Aprobado: 09 de noviembre de 2025
Publicado: 27 de diciembre de 2025
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Introducción
Es un honor participar en esta publicación que da cuenta de algunos resultados del proyecto
PROINV_23_18, en el marco del I Simposio “Los canales de comunicación para los
programas de fortalecimiento y actualización de la planta académica universitaria. Una
aproximación”; espero, no obstante, que esta comunicación tan anecdótica no desentone con
el resto de los trabajos publicados.
En mi experiencia, quienes hemos tenido la fortuna de ser aceptados como alumnos de la
UNAM, tenemos la expectativa laboral de regresar como docentes a las aulas que nos
recibieron como estudiantes. Si tal expectativa se cumple e ingresamos como personal
académico en la Máxima Casa de Estudios, es evidente que nos sentimos orgullosos de
nuestro logro, pero, en especial, nos sentimos comprometidos con la institución y buscamos
devolverle con creces la formación recibida. Por eso, en apego a las normas y al espíritu
universitarios, brindamos educación de calidad a los estudiantes inscritos en nuestros cursos,
a la vez que continuamos nuestra propia formación académica, mediante la obtención de
grados y la participación en cursos de actualización afines a nuestras líneas de investigación.
Con esto en mente, es de esperarse que el personal académico de la UNAM, ya sea profesor,
investigador o técnico académico, se consolide en la institución y mantenga en ella su
trayectoria laboral.
A continuación, ofrezco un testimonio de las actividades académicas que he realizado desde
mi ingreso como empleada a la UNAM, aunque mi relación con esta institución había iniciado
años atrás, cuando presenté el examen de admisión al bachillerato universitario y fui aceptada
como alumna en el Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Vallejo, y continuó una vez
concluido el bachillerato, cuando fui aceptada en la Facultad de Filosofía y Letras, en la
licenciatura de mi elección: Letras Clásicas.
Ingreso en la UNAM como profesora de asignatura y técnico
académico
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Desde mi ingreso formal como empleada de la UNAM, adscrita a la Facultad de Filosofía y
Letras, he sido consciente de mis obligaciones estatutarias con esta Casa de Estudios y he
buscado cumplirlas de la mejor manera desde mis diferentes nombramientos: técnico
académico, profesora de asignatura y profesora de carrera.
En mayo de 1985 ingre como profesora de asignatura interina al colegio de Letras
Hispánicas en donde durante varios años impartí las asignaturas Latín I,1 y Latín I,2,
1
hasta
que años más tarde, en 1989, mediante un concurso de oposición abierto (COA), obtuve la
definitividad en ambas asignaturas.
En cuanto al nombramiento de técnico académico, ingresé igualmente en 1985, como técnico
académico asociado “A” de medio tiempo a contrato, para ocupar el cargo de secretaria
académica del Colegio de Letras Clásicas, figura que actualmente es designada como
“secretaria técnica”; en 1989 obtuve el interinato en la plaza tras participar en un concurso
de oposición abierto (COA) y tiempo después, mediante un concurso de oposición cerrado,
obtuve la definitividad en la plaza y la promoción a técnico académico asociado “B”, aún de
medio tiempo; sin embargo, en 1993 el entonces coordinador del Colegio de Letras Clásicas,
Dr. José Quiñones Melgoza, logró que la directora de la Facultad, Dra. Juliana González
Valenzuela, aceptara que mi plaza pasara a ser de tiempo completo; y, finalmente, mediante
un nuevo concurso cerrado obtuve la promoción a técnico académico asociado “C” de tiempo
completo.
Cabe agregar que el nombramiento de tiempo completo me dio acceso a una evaluación sobre
mi rendimiento académico que mejoró significativamente mi salario y que respondía a una
política de Gobierno Federal, dado que, como señala Carrión (1995, 4-5):
Durante los años de 1992 y 1993, el Gobierno Federal puso en
marcha programas de estímulos económicos para profesores de los
niveles superior (universidades públicas específicamente) y de los
niveles básicos. El acceso al programa correspondiente se logra
mediante una evaluación del desempeño académico del profesor,
1
En actual plan de estudios de la Licenciatura en lengua y literaturas hispánicas estas
asignaturas se conservan con los nombres de Latín 1 y Latín 2. Cfr.
https://hispanicas.filos.unam.mx/wp-content/uploads/2019/10/Plan-de-la-licenciatura-vol.-
2.1.pdf. Consultado en septiembre de 2025.
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cuyas características se definen de acuerdo con el nivel de que se
trate. […] cada universidad pública ha definido el desempeño
académico de sus profesores y las formas de evaluarlo, haciendo uso
de su autonomía.
Y en efecto, a inicios de la década de los noventa la UNAM había establecido, a través de la
Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA), el Programa de Estímulos
al Desempeño del Personal Académico de Tiempo Completo (PRIDE),
2
en el que se incluye
la evaluación de investigadores, profesores y técnicos académicos. Asimismo, para cumplir
con la iniciativa del Gobierno Federal, que contemplaba “como requisito al otorgamiento del
presupuesto que sustenta el programa de estímulos al desempeño docente, la existencia de
un reglamento interno que establezca los criterios de acceso a los estímulos
correspondientes” (Carrión, 1995, 5), la UNAM publicó una convocatoria con las reglas de
operación del PRIDE y creó comisiones evaluadoras ad hoc en las diversas dependencias
universitarias.
En este sentido, desde su creación y hasta su actual Convocatoria 2026, el PRIDE ha tenido la
finalidad de:
Reconocer y estimular la labor sobresaliente del personal académico
de tiempo completo en cuanto a su participación en la formación de
recursos humanos, docencia, investigación, vinculación y extensión
de la cultura; fomentar su superación y elevar tanto el nivel de su
productividad como la calidad de su desempeño.
3
Transición de técnico académico a profesor de carrera
2
Cfr. https://dgapa.unam.mx/index.php/estimulos/pride. Consultado en septiembre de 2025.
3
https://dgapa.unam.mx/images/pride/2026_pride_convocatoria.pdf, pág. 8. Consultado en
septiembre de 2025.
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27
Mi historia como técnico académico llegó hasta ese punto porque la propia Dra. Juliana
González, en respuesta a un programa de la administración central de la UNAM, invitó a varios
técnicos académicos cuyo perfil se adaptaba al de un profesor de carrera, a optar por la
conversión de su plaza de técnico académico a una plaza de profesor de carrera a contrato.
Adicionalmente, quienes aceptaran la conversión de su plaza debían someter su currículum
a la evaluación de la Comisión Dictaminadora del respectivo Colegio, para ser ubicados en
la categoría y nivel que les correspondiera. En mi caso, aunque me preocupaba la pérdida de
mi definitividad y el riesgo de una reclasificación inferior, acepté la invitación y, en 1995, mi
plaza de técnico académico fue convertida en la de profesor de carrera asociado “C” de
tiempo completo a contrato.
Siempre agradecí que la Administración de la Facultad me hubiera permitido mantener mi
nombramiento a contrato durante muchos años, durante los cuales desempeñé los cargos de
Coordinadora del Colegio de Letras Clásicas y Coordinadora del entonces llamado Centro
de Apoyo a la Investigación, porque en realidad yo temía solicitar la apertura del Concurso
de Oposición Abierto debido a que, aunque ya había cubierto los créditos de la Maestría en
Letras (Letras Clásicas), aún no había presentado el examen de grado y, siendo sólo
licenciada, veía como un gran riesgo el que mi plaza fuera convocada a un concurso en el
que podrían participar personas con un grado académico superior al o.
Cumplimiento con el EPA y concursos de oposición
Ahora bien, desde mi ingreso a la UNAM supe, gracias al conocimiento del Estatuto del
Personal Académico (EPA) de la propia Universidad, que las comisiones dictaminadoras
fundamentan sus dictámenes en la revisión del expediente de los candidatos, en el que no
sólo constatan el nivel de estudios alcanzado, sino que también buscan la manera de aplicar
lo que el EPA señala como equivalencias. Lógicamente, además de tal revisión curricular,
deben evaluar los resultados de las pruebas establecidas para cada concurso. En
consecuencia, en el primer COA que presenté como técnico académico me sentía muy
confiada debido a que el EPA, en su artículo 13 señala a la letra:
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Los requisitos mínimos para ingresar o ser promovido a la categoría
de técnico académico asociado son, para el nivel "A", tener grado de
licenciado o preparación equivalente, haber trabajado un mínimo de
un año en la materia o área de su especialidad.
4
En efecto, yo satisfacía ambos requisitos y de igual manera cumplí posteriormente con los
requisitos establecidos para los niveles de asociado “B” y “C”, dado que para ambos se pedía
el grado de licenciatura, haber trabajado un año o dos en la materia o área de su especialidad
y haber colaborado en trabajos publicados, de tal suerte que pude obtener la definitividad y
las promociones ya mencionadas.
Por otra parte, en lo que respecta al concurso de oposición abierto para obtener la
definitividad en las asignaturas en las que era interina; el propio EPA, en su artículo 36
establece como requisitos:
…para ser profesor de asignatura A: a) Tener título superior al de
bachiller en una licenciatura del área de la materia que se vaya a
impartir, y b) Demostrar aptitud para la docencia.
5
Solicité concurso de oposición abierto porque satisfacía el requisito del inciso a), puesto que
era licenciada en Letras Clásicas, y porque me sentía segura con respecto al cumplimiento
del inciso b), gracias a que me había preparado para la docencia en la Facultad dos años
antes de ser contratada como profesora de asignatura; en efecto, me había desempeñado como
ayudante de la Dra. Carolina Ponce en la licenciatura en Letras Clásicas y del Dr. José Tapia
Zúñiga en la licenciatura en Letras Hispánicas; además, en la propia licenciatura, en el último
año, había cursado y acreditado la asignatura “Didáctica de la Especialidad” y,
posteriormente, la había complementado con cursos de actualización sobre metodología de
la enseñanza del latín.
Conocía, asimismo, las obligaciones que establece el EPA para los profesores de asignatura
en su artículo 56; de las trece, me referiré únicamente a dos: al inciso b) “Presentar
4
https://dgoae.unam.mx/academico/assets/documents/normatividad/epa.pdf, pág. 335.
Consultado en septiembre de 2025.
5
https://dgoae.unam.mx/academico/assets/documents/normatividad/epa.pdf, pág. 344.
Consultado en septiembre de 2025.
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29
anualmente a las autoridades de su dependencia un informe de sus actividades académicas”,
y al inciso e) “Enriquecer sus conocimientos en la materia o materias que impartan.”
6
Todos los académicos de la UNAM sabemos que es nuestra obligación presentar anualmente
un informe de actividades en el que debemos reportar las asignaturas impartidas, las tesis
dirigidas y en proceso, los exámenes profesionales en los que hemos participado; así como
la actualización académica llevada a cabo y las labores de difusión de la cultura en las que
participamos u organizamos. Con esto en mente, para satisfacer de la mejor manera los
requerimientos de la UNAM, desde mi ingreso a la Facultad he procurado participar
anualmente en uno o dos cursos de actualización para profesores de licenciatura, en especial
en los que se imparten en el marco del Programa de Actualización y Superación Docente
(PASD) de la DGAPA.
7
Actualización académica
En cuanto a la actualización académica, me parece importante mencionar que la Facultad de
Filosofía y Letras ofrece a su personal académico, a través del Departamento de Programas
de Apoyo a la Docencia, múltiples cursos de actualización a lo largo del año, por lo que es
posible que cada profesor elija aquellos que sean afines a las líneas de investigación e
intereses particulares. No obstante, si a pesar de esa amplia oferta algún profesor no
encontrara un curso de su interés, siempre podría inscribirse a cursos de actualización de
otras facultades o escuelas de la Universidad, o a los cursos virtuales que ofrece gratuitamente
Coursera
8
para la comunidad de la UNAM.
En mi caso, he cursado y acreditado dos diplomados y setenta y dos cursos de actualización,
y he podido encontrar en la oferta de la propia Facultad algunos directamente relacionados
con mi actividad docente en el campo de conocimiento de lengua latina en el Colegio de
6
Cfr. Art. 56 del EPA en
https://dgoae.unam.mx/academico/assets/documents/normatividad/epa.pdf, págs. 349-350.
Consultado en septiembre de 2025.
7
Cfr. https://dgapa.unam.mx/index.php/fortalecimiento-a-la-docencia/pasd. Consultado en
abril de 2025.
8
Plataforma de aprendizaje en línea que ofrece cursos, especializaciones y diversos
programas académicos de formación, complementación o actualización académica.
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30
Letras Clásicas, entre ellos, Introducción a la Lingüística Indoeuropea”, “Temas selectos de
gramática latina, “Fonética y fonología históricas. Del latín al español”, “Taller. La asesoría
de trabajos de titulación” y “Manejo profesional de la voz en la docencia”.
Asimismo, para apoyar mi labor docente consideré necesario actualizarme en el manejo de las
Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) y, para ello, cur el diplomado de
200 horas “Formación docente para el Área de Humanidades con apoyo en TIC”, coordinado
por Lina Escalona y Ofelia Eusse. Los recursos tecnológicos que adquirí me resultaron muy
valiosos para iniciar las clases virtuales que la UNAM se vio obligada a impartir durante el
tiempo de aislamiento al que nos forzó la pandemia provocada por el COVID; sin embargo,
complementé los temas vistos con varios cursos especializados en clases en línea, como
“Creación y desarrollo de un aula virtual” o “Cursos en línea. Modelo para armar”.
Por otro lado, en los tiempos actuales en los que la sociedad entera y los universitarios en
particular debemos reflexionar y actuar contra las formas de violencia en nuestra vida
cotidiana y contra las que se dan en nuestras propias aulas, la Facultad ha tenido el cuidado
de ofrecer múltiples cursos que buscan visibilizar y evitar la violencia, entre ellos, he
participado en el “Curso-Taller: violencia moral en el ámbito universitario”, en el curso
“Conceptos básicos para la igualdad de género” y en el “Taller de prevención de violencia de
género”.
Por desgracia, el aislamiento que vivimos durante la pandemia trajo como consecuencia que
se intensificaran algunos problemas psicológicos en estudiantes y profesores y, ante tal
situación, nuevamente ha habido una oportuna respuesta institucional y hemos podido
participar en cursos que buscan apoyar a los docentes mismos, como es el caso de
“Mindfulness para el cuidado del docente en tiempos de TIC y TAC
9
”, pero también en cursos
que dotan a los docentes de herramientas para que ellos, a su vez, apoyen a sus estudiantes,
como “Formación Técnica en Primeros Auxilios Psicológicos para Docentes UNAM”.
Los cursos mencionados son sólo un ejemplo del enorme abanico de posibilidades de
actualización que la propia Universidad brinda de manera gratuita y con los que se puede
responder a la actualización exigida por el EPA para ser promovidos en nuestra categoría
académica. Considero, además, que en particular quienes somos profesores de carrera
estamos obligados a cursar, de manera complementaria a la obtención de los grados de
9
Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento.
Ciencia y Filosofía ISSN: 2594-2204
31
Maestro o de Doctor, uno o varios cursos de actualización que apoyen nuestra labor docente
en beneficio de nuestros estudiantes.
Actividades de extensión académica
Ahora bien, otra forma en la que los profesores podemos actualizar nuestro currículum y
propiciar una mejor evaluación en los concursos de oposición, abiertos o cerrados, o en el ya
mencionado PRIDE,
10
es la participación en actividades de extensión académica, tales como
congresos, coloquios o simposios, que, en mi caso, me han brindado la oportunidad de
intercambiar conocimientos, análisis y opiniones con académicos de reconocido prestigio
nacional e internacional sobre temas relativos al mundo clásico. Se trata, en efecto, de
intervenir en encuentros académicos que beneficien nuestra labor docente y nuestras
investigaciones, pero también las de los estudiantes que realizan tesis de licenciatura y
posgrado bajo nuestra dirección.
Nuevamente debo referirme a mi experiencia, pues, desde que obtuve la plaza de profesora
de carrera de tiempo completo, he tenido acceso a otro apoyo que brinda la UNAM a través
del Departamento de Programas de Apoyo a la Docencia de la Facultad, gracias al cual es
posible solicitar apoyo financiero para la participación en actividades de extensión
académica, ya sea mediante la adquisición del pasaje aéreo o mediante el otorgamiento de
viáticos. Tal apoyo puede solicitarse cada dos años, si es para actividades internacionales, o
cada año, si es para actividades nacionales. Sin embargo, es preciso advertir que antes de
solicitar el apoyo financiero, el académico debe tramitar una solicitud de licencia con base
en el artículo 97 del EPA, que en su inciso b) señala: “podrán concederse licencias a los
miembros del personal académico: con el fin de dictar cursillos o conferencias en otras
10
“En la evaluación de la persona académica participan las comisiones evaluadoras, los
consejos técnicos, las comisiones especiales de los consejos académicos de área y del
Bachillerato y, en su caso, las comisiones revisoras, de conformidad con lo dispuesto en las
Reglas. https://dgapa.unam.mx/images/pride/2026_pride_convocatoria.pdf, Base cuarta.
Evaluación, prórroga y exención de evaluación, pág. 9. Consultado en septiembre de 2025.
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32
instituciones académicas”,
11
y, además, que tal solicitud debe contar con la aprobación del
Consejo Técnico de la Facultad.
Actividades académico-administrativas
Antes de concluir, quiero referirme a dos funciones académico-administrativas desde las que
yo misma he formado parte del engranaje institucional que coadyuva al fortalecimiento de la
planta académica: en primer lugar, como coordinadora de Apoyo a la Investigación, propicié,
a través del programa PIFFYL,
12
que los profesores de asignatura también pudieran fungir
como responsables de proyectos de investigación, posibilidad que la DGAPA limitaba al
personal de carrera; asimismo, logré visibilizar la investigación realizada en la Facultad a
través de la organización del Coloquio sobre Investigación en la Facultad de Filosofía y Letras,
que tuvo dos ediciones en 2012 y 2013. En segundo lugar, como jefa de la División de
Estudios Profesionales, apoyé a los académicos en la actualización de su expediente para la
participación en concursos de oposición o para el ingreso o permanencia en el PRIDE o en el
Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII) de la Secretaría de Ciencia,
Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI), mediante la expedición oportuna de
constancias de actividad docente.
Conclusiones
Es evidente que los cuarenta años laborales narrados en este recorrido han sido afortunados
y fructíferos. Sin embargo, considero necesario aclarar que no todos los profesores o técnicos
académicos encuentran un camino tan expedito para alcanzar mejores nombramientos, en
11
https://dgoae.unam.mx/academico/assets/documents/normatividad/epa.pdf, pág. 367.
12
Proyectos de Investigación de la Facultad de Filosofía y Letras. Actualmente, ese programa
ha sido sustituido por el de Proyectos Internos de Investigación (PROINV), adscrito a la
Coordinación de Investigación de la Facultad.
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parte porque en la actualidad la apertura de concursos para obtener la definitividad en una
asignatura puede demorarse varios años, durante los cuales los profesores permanecen como
interinos; en parte porque al participar en un concurso de oposición muchas trayectorias se
han visto truncadas. En efecto, hay ocasiones en que tras muchos años de espera un profesor
de asignatura participa en un Concurso de Oposición Abierto y no sólo pierde la definitividad
en su asignatura, sino que incluso la Comisión Dictaminadora podría declararlo “no apto para
la docencia”, evaluación que provocaría la rescisión de su contrato. De igual manera, en lo
que concierne al personal de tiempo completo, debido a que en los tiempos actuales existen
tan pocas oportunidades para ingresar a la Universidad como personal de carrera, en cuanto
se abre un concurso de oposición participan en él tantos candidatos con excelente formación
curricular y experiencia que desafortunadamente los profesores o técnicos académicos que
por años habían ocupado la plaza “a contrato” la han perdido y han pasado a una crítica
situación laboral. Ante tal problemática, la Asociación Autónoma del Personal Académico de
la UNAM (AAPAUNAM), a través de su Secretaría de Asuntos Académicos, organiza
periódicamente el curso “Introducción y apoyo para la presentación de Concurso de
Oposición Abierto (COA)”,
13
con el propósito de auxiliar al profesorado que desea participar
en tales concursos en la presentación de su expediente y en la preparación adecuada de las
pruebas establecidas en las respectivas convocatorias.
En conclusión, ante los múltiples problemas que enfrenta actualmente el personal académico
de la UNAM para crecer y consolidarse en la institución, reitero que me siento muy afortunada
de pertenecer a la Facultad de Filosofía y Letras, en donde he contado siempre con la guía
oportuna de quienes están a cargo de las instancias de apoyo a la actualización del
profesorado, en la Secretaría General, en particular los departamentos de Comisiones
Dictaminadoras y de Programas Especiales, y en la Secretaría Académica, en especial en el
Departamento de Programas de Apoyo a la Docencia.
Referencias bibliográficas
Carrión Oropeza, Carmen (coord.), “Evaluación de la educación”, en Ángel Díaz Barriga
(coord.), Procesos curriculares, institucionales y organizacionales, vol. 5 de la Colección
13
https://www.aapaunam.org.mx/coa_05_03. Consultado en septiembre de 2025.
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34
Investigación Educativa en los Ochenta, Perspectivas para los Noventa, México, COMIE,
1995.
Referencias electrónicas
https://www.aapaunam.org.mx/coa_05_03
https://dgapa.unam.mx/index.php/fortalecimiento-a-la-docencia/pasd
https://dgapa.unam.mx/index.php/estimulos/pride
https://dgapa.unam.mx/images/pride/2026_pride_convocatoria.pdf
https://dgoae.unam.mx/academico/assets/documents/normatividad/epa.pdf
https://hispanicas.filos.unam.mx/wp-content/uploads/2019/10/Plan-de-la-licenciatura-vol.-
2.1.pdf
Información sobre la autora
María de Lourdes Santiago Martínez es Licenciada y Maestra en Letras Clásicas, y Doctora
en Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México; en 1996 recibió el
reconocimiento Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en el área de
Docencia en Humanidades.
Ha impartido clases de latín en sus primeros seis niveles desde hace cuarenta años, en la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en donde es profesora de tiempo completo
adscrita al área de Lengua del Colegio de Letras Clásicas; ha dirigido más de treinta y cinco
trabajos de titulación y ha participado como sinodal en más de ciento quince exámenes de
licenciatura y de grado.
Sus líneas de investigación son la literatura cinegética latina, la sintaxis latina y la didáctica
del latín, de las que han emanado sus principales publicaciones, entre ellas:
LVDVS. Latín I y II. Ejercicios graduados
Manual de sintaxis latina de casos
Manual de sintaxis verbal latina
Guía para la presentación del examen intermedio de lengua latina
De 2015 a 2020 fue vicepresidente de la Asociación Mexicana de Estudios Clásicos (AMEC)
y de 2017 a 2021 fue presidente de la Asociación Mexicana de Retórica (AMR).
51
Doi. 10.5281/zenodo.18056604
Artículo
El concepto moderno de frontera política en su crisis actual: balances y
propuestas
The modern concept of political borders in its current crisis:
assessments and proposals
O conceito moderno de fronteiras políticas em sua crise atual:
avaliações e propostas
Joan Morro Delgado. ID. 0000-0003-2027-6947
Universidad Nacional de Educación a Distancia, Academia de Filosofía, Provincia de
Barcelona, España. Email: joamorro@barcelona.uned.es
Resumen
Las fronteras están en crisis. En concreto, las que caracterizan la política moderna y aun
las del presente, esto es, las de la soberanía. Un ejemplo de esto lo encontramos en los
vaivenes que han dado forma a la geopolítica de la postguerra fría y del primer cuarto del
siglo XXI, los cuales abarcan desde los intentos por establecer una potestad universal para
toda la civilización humana, con sus respectivas “injerencias cosmopolitas”, a establecer
tantas potestades relativas a cuantas civilizaciones haya. El correlato de ambas
posibilidades comporta una concepción totalitaria de las fronteras, bien totalmente
flexible, bien totalmente rígida. El presente artículo expone cómo se ha llegado a esta
situación y aclara algunos de los principales conceptos implicados para posibilitar el
debate filosófico-político actual sobre las cuestiones mencionadas. La conclusión general
es que las principales propuestas, en nombre de la potestad o la retórica que la ampara,
sea “la única civilización” o “la civilización particular”, obvian trágicamente la
potencialidad de sus afectados. En esto radica la debilidad filosófica y el peligro político
de ambas.
Palabras clave: civilización, espacio, frontera, potencia, potestad, soberanía
Abstract
52
Borders are in crisis. Specifically, those that characterize modern politics and even those
of the present, that is, those of sovereignty. An example of this can be found in the ups
and downs that have shaped the geopolitics of the post-Cold War and the first quarter of
the 21st century, which range from attempts to establish a universal authority for all
human civilization, with its respective “cosmopolitan interferences”, to establishing as
many relative powers as there are civilizations. The correlation between both possibilities
entails a totalitarian conception of borders, either completely flexible or completely rigid.
This paper explains how this situation has come about and clarifies some of the main
concepts involved in enabling the current philosophical-political debate on the
aforementioned issues. The general conclusion is that the main proposals, in the name of
authority or the rhetoric that protects it, whether “lonely civilization” or “particular
civilization”, tragically ignore the potential of those affected. Herein lies the philosophical
weakness and political danger of both.
Keywords: border, civilization, potentia, potestas, sovereignty, space
Resumo
As fronteiras estão em crise. Especificamente, aquelas que caracterizam a política
moderna, e até mesmo as da atualidade — isto é, as fronteiras da soberania. Um exemplo
disso pode ser encontrado nas mudanças que moldaram a geopolítica do período pós-
Guerra Fria e do primeiro quarto do século XXI, desde as tentativas de estabelecer uma
autoridade universal para toda a civilização humana, com suas respectivas “intervenções
cosmopolitas”, até o estabelecimento de tantas potências relativas quantas forem as
civilizações. O corolário de ambas as possibilidades implica uma concepção totalitária de
fronteiras, seja ela inteiramente flexível ou inteiramente rígida. Este artigo explica como
essa situação surgiu e esclarece alguns dos principais conceitos envolvidos, a fim de
facilitar o atual debate filosófico e político sobre as questões mencionadas. A conclusão
geral é que as principais propostas, em nome da autoridade ou da retórica que a sustenta,
seja “a única civilização” ou “a civilização particular”, negligenciam tragicamente o
potencial daqueles que são afetados. reside a fragilidade filosófica e o perigo político
de ambas.
Palavras-chave: civilização, espaço, fronteira, poder, autoridade, soberania
53
Enviado: 01 de noviembre de 2025
Revisado: 17 de noviembre de 2025
Aprobado: 22 de diciembre de 2025
Publicado: 27 de diciembre de 2025
54
Entre factualidad y filosofía
Toda frontera implica la delimitación de un espacio. Esta connotación de artificiosidad es
indicativa de lo que son las fronteras. La delimitación implica una agencia, un quién que
delimita con su potencia
1
, sus capacidades efectivas, siempre preñadas de límites y
deseos. Decir que quien las delimita son los dioses o la naturaleza es cuanto menos
fantasioso. Si fuera así, además de tenerse que probar la agencia en cuestión, el
reconocimiento de tal frontera nos implicaría directamente a nosotros, a quienes afecta y
los que pueden reconocerla y no sólo la imaginan. Asimismo, hablar de “un” espacio y
no “del” espacio supone un “cuál”, un dónde que posibilita delimitaciones, en plural, el
lugar donde estamos entre otros, los demás. Esta doble condición de pluralidad y agencia
que implica la factualidad de las fronteras y su carácter agónico, acaso polémico, muestra
que el espacio y sus fronteras está muy alejado del espacio de la física moderna. Así como
los grandes filósofos y científicos del siglo pasado remarcaron que el de Descartes y
Newton no es el τόπος de Aristóteles, el cual se basa en la experiencia en vez del cálculo,
por esto la frontera es necesaria si y sólo si la espacialidad no es abstracta (Morro, 2024a).
Pero, si es concreta, su factualidad nos lleva a una conceptualización que parte del hecho
de que se siente, aunque no se quiera. Reducirla a “imaginaria” es trivial desde que las
fronteras determinan, legitiman y protegen las imágenes por las que se proyecta cualquier
agencia, cualquier nosotros.
El concepto de ‘frontera’ no puede sino ser filosófico dada la necesaria controversia que
implica el intento por aclararlo racionalmente. No es un mero concepto operativo como
lo puedan ser ‘esófago’ o ‘soneto’. Asimismo, a diferencia de otros como ‘teoría’ o
‘verdad’, es estrictamente político en la medida en que tal controversia implica cuestionar
los espacios donde la agencia humana se proyecta y desenvuelve, es decir, convive.
Hablar de las fronteras de Europa, por ejemplo, no sólo implica delimitarla, sino
reconocer lugares de posible (o imposible) pertenencia de quien razona y, al mismo
1
La potentia es un concepto clave en la filosofía de Spinoza y en sus interpretaciones contemporáneas
(Morro, 2020). En estas, en las que son célebres ideas como “nadie sabe lo que puede un cuerpo” y la
contraposición entre el poder constituyente y el poder constituido, se tiende a debatir sobre cómo relacionar
la potencialidad con la potestas. Retomo esta cuestión en el presente trabajo, pero incorporando a Hegel,
dada mi lectura radicalmente histórica y dialéctica. Prosiguiendo un trabajo previo (Morro, 2025), recurriré
a arquetipos y alegorías inspiradas en su obra para perfilar la radicalidad de los problemas actuales en torno
a la soberanía.
55
tiempo, tolerar más o menos al “otro”, a los “de-más”, los sobrantes, a los que tenemos
en (el) frente. Esto granjea un “nosotros” más o menos efectivo cuya disonancia y
distorsión se manifiestan en y para sí, pace Schmitt (Morro, 2022). ¿Los rusos son
europeos? ¿Y los ucranianos? Quienes tienen ancestros, lengua y religiones europeas,
como los argentinos, ¿lo son? ¿Y los italoamericanos de Nueva York? ¿Son europeos los
parisinos con ocho bisabuelos magrebíes? Las respuestas a estas cuestiones tienen serias
consecuencias epistemológicas y éticas sobre cómo interpretar la historia y legislar el
porvenir. La frontera no puede ser neutral y es tan parcial como su factualidad.
Un aspecto que hay que considerar es si cabe hablar de fronteras “no políticas”. Geógrafos
y biólogos han hablado históricamente de fronteras naturales como las que puede haber
entre dos territorios separados por accidentes físicos, tales como ríos o montañas, de
clases naturales debidas a múltiples razones, como las que presuntamente hay entre lo
inerte y lo orgánico o lo animal y lo humano, e incluso a junturas naturales como las de
la anatomía. Pero las implicaciones morales y jurídicas en torno a estas divisiones que
van desde el reconocimiento de derechos, el derecho de conquista o la licencia de
carnicero y la consabida experiencia de cómo las presuntas esencias se han ido
cuestionando y aun rechazando en los planteamientos teóricos y prácticos del último par
de siglos, sobre todo desde la Revolución Industrial y las teorías evolucionistas, hacen
cuanto menos que la naturalidad de las fronteras “no políticas” sea cuestionable. Si no
anacrónica, es una categoría cuya neutralidad e imparcialidad no goza hoy de
considerable aceptación. Ideas como el posthumanismo, el transhumanismo o el
antihumanismo y las implicaciones de la tecnología sobre el medio ambiente y los seres
vivos lo ejemplifican.
Un segundo aspecto ayuda a matizar esto. Tanto si hay fronteras políticas como si no, es
incuestionable que el concepto moderno de frontera dista de los precedentes. La
monarquía universal que imagina Dante en el siglo XIII es vana poesía cristiana a ojos de
un paisano suyo del siglo XVI, como Maquiavelo, o de Bodin, quien acuña el concepto
‘soberanía’. Pocos años después, Hobbes y Spinoza defienden modelos diferentes desde
sus respectivos y nacientes espacios capitalistas, los cuales desarrollan el crédito moderno
en un nuevo marco transatlántico y enfatizando los contratos y las pasiones en detrimento
del debate público o las tradiciones morales, tal como defendían los clásicos griegos,
romanos, judíos y cristianos. Es entonces cuando irrumpe la frontera como institución de
instituciones y la institucionalización de la anarquía internacional (Brown, 2015; Bull,
2005), cuando el interior de unas fronteras tiende a significarse por oposición a lo que
56
hay en su exterior en un agónico proceso de creciente homologación interna y
confrontación externa, haciendo que factores como la lengua y la religión devengan
precisos instrumentos políticos. Cada soberanía moderna tendea imponer una exclusiva
homologación lingüística y religiosa en el interior de sus fronteras que confrontará con
su exterior, aun cuando se comparta lengua o religión allende las fronteras soberanas.
Hay otros dos aspectos que añadir que son críticos con este que se acaba de comentar. Por
un lado, la soberanía moderna no es totalmente absoluta, aunque así se pretenda. No es
cierto que donde se haya sólo homologación, sin resistencia, sin conflicto. Las
potestades no agotan las potencias. La tendencia a homologar no es siempre triunfante ni
igualmente dramática, ni siquiera en lo que suele considerarse la Europa contemporánea.
La historia de la diversificación de literaturas e iglesias de los pueblos escandinavos, de
la falta de credo común entre hablantes de alemán o serbocroata o de la tensa pluralidad
nacional de coronas como la británica o la española da cuenta de ello. Las fronteras
políticas implícitas en las soberanías modernas pueden ser más o menos rígidas o
flexibles. Por otro, aunque la rigidez de las fronteras sea repulsiva para algunas partes
subordinadas, cuyos ejemplos más significativos desde el siglo XVII acaso sean las
conversiones, las expulsiones y los exterminios que han padecido los grupos humanos
minoritarios o minorizados en virtud de su lengua o religión, debido a la intensiva
mercantilización del espacio –y de cuanto este alberga– y al ejercicio sistemático del
nacionalismo banal con la consiguiente acusación de “sedicioso”, “reaccionario” o
“folklórico” a quien vindique naciones sin soberanía (Billig, 2006; Viadel, 2015), es un
error entender la frontera flexible como necesariamente deseable o algo unívoco. Se ha
expuesto recientemente con argumentos y cifras fehacientes cómo adviene en nuestros
días como estrategia de soberanías vigentes en función de arcana imperii en marcha
(Aguilar, 2025). Cualquier espacio político habido o por haber sin planes y programas
que lo armen es una ilusión prepolítica.
La frontera es un concepto filosófico, tendencialmente político, con singularidad moderna
y su posible rigidez o flexibilidad no es soluble en fórmulas ni moralismos. Actualmente,
además, está en crisis. Una prueba es la creciente presencia entre analistas de la expresión
“geopolítica”. Esto se correlaciona con momentos críticos de soberanías heredadas, en
que sus fronteras se cuestionan, bien por subordinarse a las de otro espacio político, bien
por ser susceptibles de cambio, sea porque se expanden, se reducen o desaparecen, con
fantasías sobre cómo “penetran” o “infectanlos “otros” en “nosotros” o a la inversa.
Tales cambios, más allá de la fantasía que se concreta y explota a través de pantallas, son
57
juegos trágicos de suma cero: si un espacio político se subordina, al menos otro es
subordinante; si se expande, al menos otro se reduce o desaparece; si se reduce, puede ser
que otro se expanda; si desaparece, puede ser porque otro se expande; y en estos dos
últimos casos, si no acontece la posibilidad indicada, emerge algún espacio político
nuevo. De ahí que dicha crisis convoque tanto a la filosofía política como a cuestionar
ingenuidades y morbosidades que nos invaden. Para esto, se precisa de un ejercicio
macrofilosófico (Mayos, 2013, pp. 9-16) para evitar presentismos, localismos y
subjetivismos perdidos en alguna filosofía anterior al triunfante capitalismo industrial.
¿Cómo intervenir en un mundo que no se entiende y cómo entenderlo al margen de su
factualidad que es global y globalizante, configurando así cualquier agencia, sea
funcional o crítica?
}
El regreso de la política
La actual crisis de las fronteras es correlativa a la crisis existencial de los EUA como
superpotencia solitaria (Morro, 2025); con todo, quizás lo correcto sería llamarla
“superpotestad”
2
. Esta condición de “súper” se mantuvo desde la caída del Muro de
Berlín, la Guerra del Golfo y el genocidio de Bosnia hasta las gestiones de la COVID-19,
la reelección presidencial de Trump y el genocidio de Gaza. Estos fenómenos dibujan un
panorama histórico que va desde el momento en que las fronteras se hacían y deshacían
para mayor gloria del gran capital angloamericano hasta un traumático choque que, pese
a la retórica que hoy vaga entre el de “la civilización contra la barbarie” y el de “las
civilizaciones”, no es sino el de un maremágnum donde advienen a la conciencia conatos
de homologación y clamores de soberanía. Durante este tiempo, en sintonía con lo que
arengaron públicamente profesores y diplomáticos de máximo impacto, como Huntington
y Holbrooke, el espacio político estadunidense expandió y explotó sus medios
estratégicos, estructurales y culturales por el globo mediante lo que se llamó “pospolítica”
y “guerras globales”, con un discurso cosmopolita y en ausencia de un pluriverso efectivo
(Morro, 2013, 2025). Incluso Premios Nobel de Economía que criticaban abiertamente la
2
Mantendré en este trabajo la traducción estándar de “superpower” por “superpotencia”, la cual se debe a
la indistinción acrítica que “power” implica respecto a “potentia” y “potestas” y al peso académico del
inglés. Pero subrayo que debiera considerarse el par potencia y potestad (de raíces latinas y republicanas)
en detrimento del poder en los debates filosófico-políticos.
58
globalización, como Stiglitz y Sen, animaban a moralizar el capitalismo (Morro 2020a).
Hoy, tal crisis afecta a las fronteras flexibles y las rígidas, dado que lo que está en juego
son los espacios, el dónde proyectarnos y desenvolvernos como agentes.
Parece que esta crisis ha desplomado tres mitos hegemónicos del interregno internacional
habido entre 1990 y 2020, por ponerle números redondos. Primeramente, el de “el fin de
la historia”. La idea de un presente perpetuo donde cualquier acontecimiento es
felizmente distribuido en un museo, como si cualquier experiencia fuera poco menos que
un producto etiquetable de una serie archivada y todas las potencialidades nacieran
domesticadas, es sencillamente desbordada desde que las expectativas de buena vida de
las nuevas generaciones son consabidamente frustrantes en comparación con las de sus
progenitores si es que creyeron en dicho fin. El “nuestros hijos no vivirán peor que
nosotros” ya no es creíble en Occidente. Este mito se desvanece de la mano de otro
según el cual la democracia liberal es “el menos malo de los sistemas políticos”. La
cuestión ya no apunta directamente a los debates en torno a los tipos de democracia o de
sus promesas por cumplir, como los que abundaron tras la Guerra Fría, sino a su
irremisible agotamiento histórico y a repensar la política y la ética con otros enfoques.
Dado que el liberalismo y la democracia sólo se han conjugado materialmente tras la
alianza capital-trabajo que se lleva a cabo en ciertos espacios políticos capitalistas y sus
áreas de influencia tras la derrota militar del nazi-fascismo y se formaliza con una
economía de mercado mixta que subyace a la producción fordista y el Estado de bienestar,
¿por qué iba a extrañar que la democracia liberal como marco de potestad resulte
anacrónica cuando el eje de la estructura de acumulación de capital ha pasado de la
automoción a la digitalización y la clase dominante es la de los datos y no la del motor?
3
Como decía Schumpeter (2015, pp. 106-108), el funcionamiento de la democracia liberal
requiere que al grueso de posibles electores le caracterice una autodisciplina con
subordinación voluntaria y confianza colectiva que no es sino la del trabajador industrial,
sindicalizado y nacionalmente conservador que muy poco se parece a la bandada
desarraigada de emprendedores y precarios que presenta la mano de obra postkeynesiana,
postindustrial y postmoderna.
El tercer mito sintetiza el par que se acaba de comentar, el de “la sociedad civil global”.
Con la expansión del neoliberalismo, primero, “sociedad civil” pasó de ser un pleonasmo
a ser la Tierra Prometida tanto para los opositores de los espacios políticos de la órbita
3
He tratado la cuestión de cómo el paradigma tecnoeconómico vigente ha transformado los enfoques, los
ejercicios y las expectativas de la soberanía en un trabajo que aquí sólo puedo referir (Morro, 2021).
59
soviética como para toda suerte de ideólogos estadunidenses y europeos que aborrecían
por igual a Marx y Keynes (Cohen y Arato, 2000; Pérez Díaz, 1993) y, después, “sociedad
civil global” pasó de ser un oxímoron a un instrumento discursivo clave para que los
legitimadores de la superpotencia solitaria articularan un globalismo jurídico a la altura
de los tiempos, con sus consiguientes ejecuciones de “guerras justas”, “intervenciones
humanitarias” y “revoluciones de colores” (Zolo, 2000a, 2011). Esto, según Habermas
(1997, 2006), comportó un “Occidente escindido” que hacía tambalear una tradición
kantiana revitalizada en el contexto de las guerras yugoslavas y el genocidio ruandés en
cuanto a cómo hacer del globo un lugar mejor para todos, es decir, cómo construir un
espacio óptimo con fronteras flexibilizadas en constelaciones postnacionales. Robert
Cooper (2005), a la sazón asesor del primer ministro británico Tony Blair, presentó
aquella “escisión” como la habida entre unos EUA que apostaban por garantizar cualquier
sociedad civil mediante el “hard power” y una Europa que apostaba por el “soft power”.
Marxistas británicos nada sospechosos de estalinistas como Perry Anderson y Terry
Eagleton denunciaban que el grueso del pensamiento crítico entonces estaba absorto por
una “inflación de discurso” que reducía los problemas estratégicos y estructurales del
capitalismo a temas culturales (Morro, 2017, p. 159). El quid filosófico-político candente
en los espacios políticos del capitalismo atlantista, pues, parecía tener que dirimirse en
cómo perpetuar tales espacios y cuán imaginarias eran sus fronteras.
Los mitos pierden su fuerza cuando dejan de creerse. Hoy, nos encontramos en un retorno
de la política, el cual es “retorno” porque la política estaba disimulada y es “política”
porque resurgen potencias y potestades. Con todo, se da en el marco de un nuevo
paradigma tecnoeconómico (Morro, 2021, 2024b), por el que la política se reduce a
gestión y las gestiones consecuentes periclitan las triunfalmente resultantes tras el
interregno internacional habido entre 1914 y 1945; por ejemplo, las que se concretan en
gestiones derivadas de modelos como el FMI y la ONU. Cuando la política se reduce a
gestión, cualquier problema político deviene un problema técnico con solución técnica.
Si la técnica deviene tecnológica y se basa en datos computables, los problemas y
soluciones también. En esta situación, además de poderse diferenciar entre políticas
“fordistas” y “transhumanistas”, impulsadas respectivamente por los ideales de tiempos
de la automoción y la autodisciplina y los de la digitalización y la autoexplotación, se
advierte la aparición de nuevos riesgos según nuevas prácticas que son radicalmente
tecnológicas e históricamente rastreables y responden a intereses localizables, relativos a
espacios políticos concretos. El objeto de cualquier gestión es el riesgo, la conciencia de
60
que algo que se valora está bajo amenaza, y por eso las respuestas a qué es un riesgo y
cómo gestionarlo siempre sean relativas a lugares concretos, como confirman los estudios
empíricos al respecto (Rego, Pereira, Morro y Pacheco, 2018). Es por esto por lo que el
retorno de la política en las condiciones de la expansiva digitalización actual, cuya
realización es multipolar desde las gestiones de la COVID-19, implica un agravante de
los valores y los espacios heredados.
La política como gestión reduce la potencia a la potestad, las agencias efectivas a las
soberanías dadas, y, dado el paradigma tecnoeconómico actual, el de la digitalización, tal
reducción comporta conflictos vinculados a los datos en cuanto a las delimitaciones
espaciales en marcha. Si concebimos la potencia y la potestad bajo los arquetipos de
Antígona y Creonte y ambos con la distinción hegeliana entre “leyes divinas” y “leyes
humanas” (Morro, 2025, p. 13), la política actual presenta dos escenarios antinómicos.
Por un lado, el de un Creonte cósmico, por el que cualquier potencialidad debe restar
subordinada a una única potestad universal. Es el de la superpotencia solitaria en crisis y
el globalismo jurídico, el de la sociedad civil global y la posibilidad legítima de injerencia
militar sin límites, con su concepción totalitaria de las fronteras, las fronteras totalmente
flexibles. Al menos desde Kant, este escenario se proyecta retóricamente como una
monarquía cosmopolita o una federación republicana (Morro, 2025, pp. 18-19). Por otro,
el del pacto de Creontes tópicos, por el que cualquier potencialidad resta subordinada a
una potestad, pero relativa. Es el modelo de las civilizaciones, en plural, el del pluriverso
llevado al paroxismo, con su respectiva concepción totalitaria, las fronteras totalmente
rígidas. Es llamativo que no falten autores asiáticos que remarcasen, cada uno a su
manera, mientras “Occidente” parecía escindido, que el escenario anterior era
“occidental”, ilegítimo y provinciano (Chakrabarty, 2008; Zhao, 2021).
Estos escenarios se presentan con una matriz común. Ambos cargan lo que puede llamarse
la paradoja de la barbarie: a fin de evitar a “los bárbaros” y garantizar “la civilización”,
se justifica la barbarie, sea humillándolos, deportándolos, internándolos, explotándolos o
exterminándolos. El nosotros civilizado erige la barbarización del otro con recursos
tecnológicos. Correlativamente a ambos escenarios, resuenan concepciones arquetípicas
del sentido común, o hay uno solo para la única humanidad y es autoevidente, o hay tantos
como civilizaciones y son inconmensurables entre (Morro, 2024b), por lo que no se
escatiman esfuerzos para maquillar sus complejas raíces. No es casual que, en su primer
discurso como presidente reelecto, Trump (2025) dijera que haría la revolución del
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sentido común. Podríamos preguntarnos irónicamente à la Gramsci: ¿contra su ausencia
o, más bien, contra uno alternativo?
¿Qué hacer?
Los escenarios que se nos presentan se corresponden con un par de mitos. Tras el
descrédito generalizado en torno a cómo finalizar la historia con democracias liberales y
articular una sociedad civil global por la que gestionar los riesgos globales en clave
cosmopolita, los mitos nacientes son los siguientes. El primero responde al intento de
revitalizar y articular los tres mitos decadentes comentados, aunque sin la mística
postcomunista y antimarxista derivada de la coronada arrogancia neoliberal, la cual
empezó a torcerse con ciertos acontecimientos que afectaron al corazón de los EUA como
superpotencia solitaria, tales como la quiebra de Lehmann Brothers y movimientos como
Occupy Wall Street y Black Lives Matter. El mito correspondiente apunta a que todo ser
humano es un individuo mecánico cuya potencialidad puede ser felizmente gestionada
por una única potestad universal. Esta debe imponer un ius cosmopoliticum y garantizarlo
por las letras y las armas, apuntando tanto a la hegemonía como al dominio. Así como
todos tenemos una Antígona, una “alma propia”, la buena praxis política consiste en erigir
un Creonte que nos reconozca a todos por igual, a toda “la humanidad”, aunque para ello
deba hacer y deshacer fronteras cualesquiera con los medios que hagan falta.
El segundo mito se presenta como alternativa a este y cobra especial fuerza desde el
momento en que los BRICS pasan de ser “mercados emergentes” de un único gran
mercado mundial a ser divergentes polos geopolíticos que desafían la unipolaridad
estadunidense (Morro, 2025, p. 20). Contra la superpotencia solitaria, se afirman diversas
superpotencias, cada una con su espacio exclusivo. La idea es que todo individuo es parte
necesaria de una comunidad orgánica cuya potencialidad puede ser felizmente gestionada
por una potestad que no es universal, sino genuina, la cual se supone tanto relativa al
espacio al que cada cual se debe como representativa del alma según el ius gentium o tipo
de gente con el que se corresponda. Si bien todos tenemos una Antígona, se abre con este
escenario la idea de que el globo debe ser administrado por tantos Creontes cuantos
espacios genuinos, así como tantas gentes, hay. Las potencias, en vez de concebirse
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mecánicas bajo legislación universal, se conciben como orgánicas bajo legislaciones
relativas. Frente a una única Civilización –la de la Humanidad– por la que uno debe
realizarse, pues, se aboga por las Civilizaciones.
Estos escenarios tienen implicaciones comunes. Conciben totalitariamente las fronteras,
sea por flexibilizarlas o por endurecerlas totalmente. El Creonte cósmico gestiona un
mundo de, por y para bienes y servicios, donde solo hay clientes y proveedores para
mayor gloria del capital transnacional, por el que los valores, incluyendo los morales y
los sagrados, son únicamente de uso y de cambio. Esto hace de cada uno con su Antígona
particular, en la medida en que tiene algún valor, un mero producto en un mercado cuyas
fronteras son totalmente flexibles. La potencia se compra y se vende y la potestad gestiona
los posibles riesgos, lo cual abarca desde ilegalizar personas a legitimar violencias, ambas
acciones en cualquier lugar del mundo y por el mismo motivo cosmopolita. En este
escenario, Antígona, lo que nos anima, la potencialidad de cada cual, deviene una
mercancía liberada. Por contra, los grandes Creontes gestionan el espacio que se arrogan
como propio, apelando al criterio que consideren exclusivo y que opera como
superestructura moral y sagrada, con sus valores incuestionables aun frente al capital
transnacional. Así, cada Antígona tiene su espacio inviolable frente a extraños y por el
que se repliega mediante narrativas solemnes con sus fronteras rígidas y su particular
Creonte. Este vela por que toda potencia se ajuste a la potestad dada so pena de acusación
por traición a la esencia genuina a la que debe o deberá su agencia existente. Antígona
deviene, en este segundo escenario, una propiedad custodiada.
Aunque a su manera de acuerdo con lo comentado, cada escenario aniquila el ius
politicum al neutralizarlo en virtud del ius cosmopolitum o de un ius gentium, según si es
una potestad global o diversas presuntamente genuinas, pero las dos posibilidades
transforman las soberanías dadas, las factuales. La soberanía se transforma en nombre de
su absolutización, por lo que las potestades subordinan a las potencias en aras de imponer
un horizonte incuestionable con sus fronteras, las cuales o no serán más sustantivas que
las secciones de un centro comercial o no serán menos sustantivas que las acotaciones de
una placa tectónica. Pero, para alcanzarse, en ambos casos, habrá movimientos
sustanciales. Como diría Gonçal Mayos (2025), los muros heredados o por venir estarán
sujetos a mutar o en dunas o en arenas movedizas. Los dos escenarios labran así diversas
sendas para un choque que convoca a la civilización como un grito imaginario frente a la
amenaza de la barbarie y que, no obstante, no comporta sino la pretensión de moldear
totalmente cualquier agencia.
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Pensemos los siguientes ejemplos. Si México es dado, ¿qué hacer? ¿Flexibilizar
totalmente sus fronteras? ¿Diluir estrategias, estructuras y culturas del espacio político en
cuestión, su soberanía, en nombre de “la humanidad” con medidas que vayan desde una
transición pacífica a organizaciones supranacionales a bombardeos sobre civiles y
tribunales ad hoc, como ocurrió paradigmáticamente con Yugoslavia? O, más bien,
¿reconocer a sus gentes de acuerdo con su espacio genuino y la totalización de “sus”
fronteras? Pero ¿cuáles son?, ¿las actualmente reconocidas por el concierto
internacional?, ¿las de Latinoamérica?, ¿las de Norteamérica?, ¿las del territorio
administrado por la soberanía mexicana antes del Tratado de Guadalupe Hidalgo?, ¿las
que albergan a los pueblos castellanoparlantes, fuera o dentro de “su” soberanía, incluso
si la población afectada no tiene el castellano como primera lengua o no desea darle un
carácter institucionalmente prioritario? Y, ¿qué ocurre con aquellas naciones que no
tienen un espacio político propio, como la catalana y la palestina? ¿Deben diluirse
felizmente en un mercado sin fronteras? ¿La nación catalana debe ajustarse a un espacio
político español, europeo, atlantista, etc.? ¿La nación palestina debe hacer lo mismo en
un espacio israelí, árabe, musulmán, etc.? La pregunta filosófico-política que salta al ojo
crítico frente a cualquier pretensión de disimular la crisis actual de las fronteras en un
presunto ojo privilegiado es: ¿cómo poder ordenarlas sin asumir el conflicto?
Un aprendizaje insoslayable del interregno 1990-2020 es que obviar el conflicto no es
sólo una opción fatalmente presa de la imaginación, sino que esta es insuficiente para la
política. Ahora bien, si hay un aprendizaje de este tipo que se debiera haber interiorizado
tras el interregno de 1914-1945, es que la política sin ética es como potestad sin potencia
y, de acuerdo con lo que cabe esperar de los dos escenarios comentados, es tan nefasta
como reducir la potencia a la potestad y, por tanto, asumir la paradoja de la barbarie. No
debería sorprender que ambos interregnos, en tanto que momentos constitutivos de
fronteras modernas de donde han emergido las soberanías que han dado forma a la historia
contemporánea, tengan notoria similitud con el interregno internacional habido en la
transición al siglo XIX, del momento en que se expande la experiencia de la “destrucción
creadora” por la que “todo lo sólido se desvanece en el aire” con la consecuente condición
fáustica que caracteriza desde entonces la proyección y el desenvolvimiento de cualquier
agencia humana afectada directa o indirectamente por un espacio político capitalista
(Berman, 1988; Morro, 2023). Y no es casual que tal interregno redescubriera la dialéctica
para introducirla en un mundo nuevo, radicalmente histórico y sin salvación absoluta,
resignificando los arquetipos de Antígona y Creonte para forzarnos a pensar la acción y
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activar el pensamiento en virtud de la convicción de que la potencia no se salva sin la
potestad, que la potestad no se salta sin la potencia y que ninguna de las dos se salva sin
asumir su necesaria contingencia y su contingente necesidad. Es aquí donde radica la
respuesta a qué hacer.
Hegel entiende la potencia como “leyes divinas”. A diferencia de Spinoza y sus intérpretes
antihegelianos e influyentes en la filosofía política radical contemporánea, como
Deleuze, Negri o Braidotti (Braidotti, 2015; Morro, 2020), no la reduce a afirmación, a
una suerte de libertad natural, puesto que carga una negatividad constructiva. Ni la
potencia ni la radicalidad son puras, ya que, al menos en espacios políticos capitalistas
triunfantes tras la Revolución Industrial, con su correspondiente paradigma
tecnoeconómico, como el que Hegel advirtió, las potencialidades tienen que afirmarse
negativamente frente a una potestad que aspira a gestionar riesgos y no solo a administrar
tradiciones y herencias. Esto permite explicar por qué en el capitalismo hay
potencialidades debidas a conciencias “de clase” o “de nación” frente a estrategias,
estructuras y culturas que se coordinan según los intereses de una clase dominante y que
no se sienten propias. Tales conciencias son potencias irreductibles a la potestad, a lo que
en la modernidad remite a la soberanía, pero su desarrollo si es tal no es extraño para esta.
Como comporta la figura literaria de Antígona, es lo que da sentido a nuestra agencia, lo
que se nos presenta como realmente propio, espontáneo, familiar, aunque se enmarque en
un proceso de identificación que es agónico y confuso.
Este proceso no conduce directamente a una identidad polémica y clara. Esto, aunque se
refleje en movimientos como el estalinismo y el nazi-fascismo, es justo lo que comporta
la sumisión total a la potestad, que Hegel entiende como “leyes humanas”. Esta sumisión
impide la eticidad. Ahora bien, no remite sólo a totalitarismos pretéritos, sino a escenarios
como los comentados que se nos abren tras el interregno 1990-2020. Aspiran a eludir la
dialéctica en nombre de potencias y potestades puras que se representan como postulados
de grandes pactos, bien subordinados a un solo Creonte, bien subordinados a su Creonte
genuino, por los que reducir cualquier agencia a estricta funcionalidad y absolutizar las
fronteras, sea en pos de la flexibilidad o de la rigidez.
Ambos escenarios reducen el sentido al significado y el presente a lo representado, por lo
que la identificación compleja queda reducida a la identidad civilizada. La férrea
moralidad se impone. Así, la respuesta a qué hacer implica responder a qué hacer con la
eticidad: ¿sacrificarla aun sin evitar el conflicto o intentar salvarla sin ninguna garantía?
Si se apuesta por esta segunda opción, será necesaria una potestad correspondiente,
65
porque de lo contrario la eticidad no podrá desplegarse en espacio alguno y la potencia
carecerá de politización efectiva: justo lo que temía Hegel ante el avance “civilizatorio”
y “moralizador” de Napoleón. Lo que singulariza salvar la eticidad sin sacrificarla es
asumir la crítica de las fronteras y no sólo reconocer su crisis, aunque las consecuencias
sean trágicas. En cambio, limitarse a reconocerlas, como quien clama por asegurar lo
dado, implica encajar la agencia –y la sensibilidad de la que emerge– en una factualidad
cuyo porvenir se delega totalmente sin eximir la tragedia.
De la crisis a la crítica
Se precisan críticas de las fronteras que den cuenta de su crisis. Esto convoca a delimitar
dónde estamos, considerando mitos decadentes y emergentes, y una toma de partido ante
el porvenir de la soberanía. Pueden advertirse concepciones totalitarias, sea por la
flexibilidad de las fronteras o por su rigidez. Resulta inverosímil aspirar a flexibilizarlas
totalmente sin someter todas las potencialidades a una única potestad. Parece más creíble
un mundo de civilizaciones, pero esto tiende a una rigidez total en cuanto a las fronteras.
Ambas opciones, además del totalitarismo implícito, parecen exigir funcionalidad y
garantizar choques cruciales. Por decirlo con Hegel, están en juego las leyes humanas y
las divinas. Por eso, siguiendo con la alegoría, la mera apelación a Antígona se vislumbra
trágica e inoperante. Renunciar a un Creonte, hoy por hoy, implica aceptar cualquier
Creonte, y esto es doblemente trágico, por ser implacablemente subordinante y
conflictivo. La cuestión de fondo, pues, remite a no menospreciar la potencia de los
agentes, no restringir el problema a la potestad de las soberanías, ni a pretender legitimar
la potestad por objetiva ni la potencia por subjetiva, como si alguna cargara una suprema
autenticidad, bondad o providencia. La tragedia asoma cuando las fronteras están en
crisis. Sin embargo, si hay crítica, ninguna tragedia o frontera tiene por qué ser absoluta.
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Artículo
UNO, los latidos secretos del universo:
una hipótesis biológica del cosmos
ONE, the Secret Heartbeats of the Universe :
a Biological Hypothesis of the Cosmos
UM, os batimentos cardíacos secretos do universo: uma hipótese
biológica do cosmos
Alvin Mora Fallas ID. 0009-0008-3917-4071
Ministerio de Educación Pública, San José de Costa Rica, Costa Rica. Email:
alvinmorafallas0616@gmail.com
Resumen
El presente ensayo examina la cuestión del origen y la naturaleza del universo, desde
una perspectiva interdisciplinaria que articula cosmología, filosofía y ética. A partir de
un análisis de los modelos científicos más influyentes en particular la teoría del Big
Bang se señala las limitaciones epistemológicas de la física actual, como el problema
del muro de Planck y la incompatibilidad entre relatividad general y la mecánica
cuántica. A través de estos elementos se permite abrir un debate y una interpretación
alternativa de la verdadera esencia del cosmos.
Un elemento central del presente trabajo, consiste en proponer la hipótesis biológica del
universo: una visión que concibe al cosmos como un organismo vivo, con procesos
análogos al nacimiento, crecimiento, organización y eventual transformación de los
seres biológicos. Esta aproximación, aunque especulativa, tiene sustento firme en
teorías científicas emergentes como la hipótesis Gaia o la cosmología evolutiva, pero
también se nutre de tradiciones filosóficas, desde Plotino, los estoicos y Baruch
Spinoza. El fin principal de esta propuesta no pretende reemplazar los modelos físicos,
sino ofrecer un horizonte interpretativo, capaz de reconciliar ciencia y espiritualidad.
Ciencia y filosofía ISSN: 2594-2204
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El objetivo principal del ensayo no es científico, sino ético y social, a la luz de esta
visión, establecer un cuestionamiento del antropocentrismo moderno, repensar la
relación entre humanidad, la naturaleza y las restantes formas de vida del planeta. La
comprensión del universo como una unidad viviente, obliga a asumir una ética distinta
en la explotación de los animales, enfrentar la crisis ecológica y replantear la función de
la espiritualidad en la sociedad contemporánea.
Este trabajo, en síntesis, plantea que la hipótesis biológica del universo no es solo una
metáfora, sino una invitación a articular conocimiento científico, la filosofía y la ética
en una nueva comprensión integral de la realidad.
Palabras clave: cosmología, filosofía de la ciencia, universo viviente, hipótesis
biológica del cosmos, panteísmo, ética ambiental, espiritualidad inmanente, industria de
muerte, Big Bang, crisis ecológica.
Abstract
This essay examines the question of the origin and nature of the universe from an
interdisciplinary perspective that articulates cosmology, philosophy, and ethics. Based
on an analysis of the most influential scientific modelsparticularly the Big Bang
theoryit highlights the epistemological limitations of current physics, such as the
Planck wall and the incompatibility between general relativity and quantum mechanics.
These elements allow for a debate and an alternative interpretation of the true essence of
the cosmos.
A central element of this work is the proposal of the biological hypothesis of the
universe: a vision that conceives of the cosmos as a living organism, with processes
analogous to the birth, growth, organization, and eventual transformation of biological
beings. This approach, although speculative, is firmly grounded in emerging scientific
theories such as the Gaia hypothesis and evolutionary cosmology, but it also draws on
philosophical traditions, from Plotinus and the Stoics to Baruch Spinoza. The main aim
of this proposal is not to replace physical models, but to offer an interpretive framework
capable of reconciling science and spirituality.
The essay's primary objective is not scientific, but ethical and social. From this
perspective, it seeks to challenge modern anthropocentrism and rethink the relationship
between humanity, nature, and the other life forms on the planet. Understanding the
universe as a living unity compels us to adopt a different ethic regarding the
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exploitation of animals, confront the ecological crisis, and reconsider the role of
spirituality in contemporary society.
In short, this work argues that the biological hypothesis of the universe is not merely a
metaphor, but an invitation to articulate scientific knowledge, philosophy, and ethics in
a new, comprehensive understanding of reality.
Keywords: cosmology, philosophy of science, living universe, biological hypothesis of
the cosmos, pantheism, environmental ethics, immanent spirituality, death industry, Big
Bang, ecological crisis.
Resumo
Este ensaio examina a questão da origem e da natureza do universo a partir de uma
perspectiva interdisciplinar que articula cosmologia, filosofia e ética. Baseado em uma
análise dos modelos científicos mais influentes particularmente a teoria do Big Bang
destaca as limitações epistemológicas da física atual, como o muro de Planck e a
incompatibilidade entre a relatividade geral e a mecânica quântica. Esses elementos
permitem um debate e uma interpretação alternativa da verdadeira essência do cosmos.
Um elemento central deste trabalho é a proposta da hipótese biológica do universo: uma
visão que concebe o cosmos como um organismo vivo, com processos análogos ao
nascimento, crescimento, organização e eventual transformação dos seres biológicos.
Essa abordagem, embora especulativa, está firmemente fundamentada em teorias
científicas emergentes, como a hipótese Gaia e a cosmologia evolutiva, mas também se
baseia em tradições filosóficas, de Plotino e os estoicos a Baruch Spinoza. O principal
objetivo desta proposta não é substituir os modelos físicos, mas oferecer uma estrutura
interpretativa capaz de reconciliar ciência e espiritualidade.
O objetivo principal deste ensaio não é científico, mas sim ético e social. A partir dessa
perspectiva, busca desafiar o antropocentrismo moderno e repensar a relação entre a
humanidade, a natureza e as demais formas de vida no planeta. Compreender o universo
como uma unidade viva nos impele a adotar uma ética diferente em relação à
exploração animal, a confrontar a crise ecológica e a reconsiderar o papel da
espiritualidade na sociedade contemporânea.
Em suma, este trabalho argumenta que a hipótese biológica do universo não é mera
metáfora, mas um convite a articular conhecimento científico, filosofia e ética em uma
nova e abrangente compreensão da realidade.
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Palavras-chave: cosmologia, filosofia da ciência, universo vivo, hipótese biológica do
cosmos, panteísmo, ética ambiental, espiritualidade imanente, indústria da morte, Big
Bang, crise ecológica.
Enviado: 25 de agosto de 2025
Revisado: 16 de noviembre de 2025
Aprobado: 22 de diciembre de 2025
Publicado: 27 de diciembre de 2025
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1. Introducción
«Buscad siempre que la divinidad que hay en vosotros se reúna con la divinidad que
hay en el universo».
Plotino
El interrogante sobre el origen del universo, constituye uno de los dilemas más antiguos
y trascendentales del pensamiento humano. Cualquier teoría que pretenda explicar este
cuestionamiento, conduce inevitablemente a una pregunta aún más trascendental: ¿por
qué estamos aquí?
Responder satisfactoriamente a esta cuestión últimaposiblemente la s profunda de
todas es un reto aún más complejo que desentrañar la propia esencia del cosmos. En
este desafío han intervenido elementos científicos y racionales, pero también elementos
psicológicos, emocionales y espirituales.
Hace más de quinientos años, Galileo presentó un nuevo paradigma: los seres humanos
dejaron entonces de ocupar la cúspide de la creación, para reconocerse como una
diminuta parte de un inmenso cosmos. Siglos después, Einstein redefinió para siempre
las nociones de espacio-tiempo. No obstante, la humanidad continúa hoy, sin estar más
cerca de revelar el mayor de los misterios: ese sentido de la vida.
El presente ensayo propone explorar una hipótesis especulativa pero sugerente: concebir
el universo como un organismo vivo. Esta perspectiva no pretende reemplazar los
modelos físicos actuales, sino ofrecer un marco interpretativo alternativo que, permita
integrar dimensiones científicas, filosóficas y éticas.
La reflexión se desarrolla en tres niveles complementarios. En primer lugar, se
examinan los principales modelos cosmológicos contemporáneos, con especial énfasis
en sus límites epistemológicos. En segundo término, se presenta la propuesta del
universo viviente, vinculándola tanto con teorías científicas emergentes, como con
algunas tradiciones filosóficas. En tercera instancia, se analizan las implicaciones éticas
y sociales de esta visión, mismas que obligan a repensar la relación de la humanidad con
la naturaleza, la vida y con su propia espiritualidad.
La posibilidad de comprender la totalidad del universo como un ser vivo, no consiste en
una metáfora poética, sino una hipótesis con potencial explicativo y transformador para
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la humanidad. Asumir esta perspectiva abre la posibilidad de reconciliar por primera
vez, ciencia y espiritualidad. Al mismo tiempo, demanda un replanteamiento de nuestra
conciencia, una profunda reflexión filosófica y ética, frente a la explotación de los
demás seres vivos, y la grave crisis ecológica actual.
2. El origen del universo: teorías científicas
2.1 El Big Bang y la expansión cósmica
El origen del universo constituye el mayor enigma para la ciencia y para cualquier
persona que alguna vez se haya preguntado por el sentido de su existencia. La respuesta
a la primera de estas preguntas puede buscarse en la ciencia, pero el sentido de la vida
trasciende cualquier conocimiento empírico y, en gran medida, lo puramente racional.
Si bien la ciencia aún no ha resuelto el misterio del origen, ha formulado teorías
respaldadas por descubrimientos asombrosos, que se revisan y perfeccionan
constantemente.
Entre las hipótesis más curiosas está la que propone que el universo sería una especie de
holograma bidimensional, una proyección semejante a una película. Aunque a primera
vista parezca inverosímil, el cosmos parece tener una forma plana. Algunos llegan a
sugerir que este holograma podría ser un experimento, similar a los que los científicos
realizan en la Tierra.
Otra teoría sugiere que el universo se expande y contrae en ciclos, como una pelota que
rebota, terminando en una gran compresión para luego dar origen a un nuevo cosmos.
Según esta idea, el universo actual sería solo uno de muchos anteriores. No obstante, la
teoría más aceptada es la conocida como Big Bang, propuesta a inicios del siglo XX,
considerada por físicos, astrónomos y astrofísicos como la mejor candidata para explicar
el origen del cosmos.
El físico y sacerdote belga Georges Lemaître (1931) fue el primero en plantear que el
universo se expande en todas direcciones y que, en un pasado remoto, todo lo que existe
estuvo concentrado en un único punto del espacio. Cualquiera que haya sido la causa de
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ese inicio, debió ser un fenómeno de magnitudes inconcebibles, pues materia, energía,
espacio y tiempo estaban encapsulados en algo más pequeño que un átomo.
La teoría, sin embargo, suele atribuirse a Edwin Hubble (1929), ya que la propuesta de
Lemaître pasó desapercibida en su momento, en parte por su condición de sacerdote.
Solo recientemente su labor fue reconocida, y el principio de la expansión se renombró
como teoría Hubble-Lemaître.
Hubble efectivamente demostró que cada galaxia se aleja de la Tierra, y que las más
distantes lo hacen a mayor velocidad. Para ello analizó la luz emitida por las estrellas
mediante un prisma, observando que su espectro se desplazaba hacia el rojo, lo que
indica que se alejan. Observaciones posteriores confirmaron que las galaxias también se
separan entre de forma proporcional a su distancia: cuanto más lejos están, más
rápido se alejan. El estudio de supernovas explosiones de estrellas masivas
permitió medir estas distancias y confirmar que la expansión del universo se acelera.
Si el universo se expande, al retroceder en el tiempo debió ser cada vez más pequeño,
hasta concentrarse, hace unos 13.800 millones de años, en un punto minúsculo. Según
esta teoría, antes de ese momento no existía el universo. El físico Stephen Hawking
(1988) propuso que antes del Big Bang hubo una “singularidad”, un punto donde la
curvatura del espacio-tiempo se vuelve infinita. Esta idea, sin embargo, ha sido
cuestionada (Greene, 2004; Joshi, 2007; Carroll, 2010).
Inmediatamente después del Big Bang, el universo experimentó un fenómeno llamado
inflación cósmica (Guth, 1981), una expansión vertiginosa, tan extrema que sería
comparable a que una naranja alcanzara el tamaño de la Luna en una fracción de
segundo. En 2015 se detectaron ondas gravitacionales predichas por Einstein,
ondulaciones en el espacio-tiempo producidas por eventos extremadamente violentos.
Aunque son casi imperceptibles, pueden estirar y contraer el espacio-tiempo a la
velocidad de la luz. Su estudio podría acercarnos a comprender el nacimiento del
cosmos (Abbott et al., 2016).
Unos 400.000 años después del Big Bang, cuando el universo se enfrió lo suficiente, se
formaron los primeros átomos de hidrógeno, que hoy representan entre el 70% y el 75%
de la materia conocida. El resto del universo visible está compuesto por los mismos
elementos, lo que sugiere que todo el cosmos comparte una misma composición
elemental. En ese proceso de enfriamiento ocurrió el desacoplamiento, la separación de
los átomos y los fotones, generando la llamada radiación de fondo cósmico de
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microondas, la luz más antigua que podemos observar, considerada el “eco” del Big
Bang (Penzias y Wilson, 1965).
En millones de años, la expansión del cosmos dio lugar a planetas, estrellas, lunas,
agujeros negros, estrellas de neutrones y quásares. Si alguna de las fuerzas
fundamentales del universo hubiera variado mínimamente, no habrían podido formarse
galaxias, ni estrellas, ni planetas. El equilibrio cósmico es tan preciso que, sin gravedad,
no existirían astros; sin fuerza electromagnética, no habría átomos; sin estos no podrían
ocurrir los enlaces químicos y por tanto, la vida sería imposible.
Se calcula que el 27% de la materia del universo es materia oscura: invisible, no emite
ni refleja luz ni radiación detectable. Fue descubierta por Fritz Zwicky (1933) y más
tarde confirmada por Vera Rubin y Kent Ford (1970), al observar que su presencia
explicaba la velocidad de rotación de las galaxias. Aunque su existencia es aceptada, su
naturaleza sigue siendo un misterio. Aún más enigmática es la energía oscura, que
constituye el 68% del universo y no interactúa con ninguna fuerza fundamental salvo la
gravedad. Juntas, materia y energía oscura representan el 95% de todo lo que existe; los
átomos del universo visible forman apenas el 5% restante.
El sistema solar terrestre surgió cuando el universo tenía unos 10.000 millones de años
de antigüedad. Nuestro sol es solo una de más de cien mil millones de estrellas en la Vía
Láctea, y existen más de dos billones de galaxias en el universo visible, cuyo tamaño
estimado es de 46.500 millones de años luz. Un año luz equivale a unos nueve billones
de kilómetros, lo que hace del cosmos un lugar de dimensiones casi incomprensibles
para el ser humano.
2.2 Limitaciones actuales
A comienzos del siglo XXI, más de cien países colaboraron en la construcción del Gran
Colisionador de Hadrones (CERN, 2008), la máquina más grande y costosa jamás
creada, con un túnel de 27 km de longitud. Su meta es recrear condiciones cercanas al
instante del Big Bang. Aunque ha permitido llegar a fracciones de segundo posteriores a
ese evento, también ha revelado tres limitaciones fundamentales.
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El primer problema de esta teoría radica en que, el inicio del universo no pudo ser una
“explosión” en sentido estricto. El término Big Bang fue de hecho acuñado de forma
irónica por el astrónomo Fred Hoyle, durante una serie de emisiones de radio de la BBC
en 1949 (Kragh, 2013). Una explosión es un fenómeno físico, que implica un centro y
una frontera en expansión, presenta materiales ligeros viajando más rápido que los
pesados. La expansión del universo no sigue este patrón, pues no existe un centro y las
galaxias pequeñas no se alejan más rápido que las grandes. Destacados científicos y
cosmólogos como Paul Steinhardt (2011), Ilya Prigonine (1980) y Bryan Swimme
(1992), concuerdan que la forma como se expande el universo corresponde más bien a
una especie de estiramiento.
El segundo problema se encuentra en el llamado “muro de Planck”. Las leyes de la
física sólo pueden aplicarse hasta el instante 10^-43 segundos después del inicio del
universo. Antes de ese mite no hay partículas, ni fuerzas definidas, y la física actual
deja de ser válida. Para resolver tan extraña paradoja, la ciencia estableció que el tiempo
en la historia del universo, solo puede contarse a partir de ese micro instante, además,
que su tamaño solo puede ser medible desde la llamada “longitud de Planck(unos 5,73
× 10^-35 metros). Si espacio y tiempo son inseparables, y ambos comenzaron con el
universo, también deberán terminar con él, lo que implica que -para la ciencia-, el
tiempo no es infinito. A la pregunta de qué había antes del universo, el mismo Stephen
Hawking respondió:
La propuesta sin límites del universo sugiere que el tiempo no existía antes
del Big Bang. Preguntar qué había antes del Big Bang no tiene sentido,
porque no hay noción de tiempo a la que referirse” (Hawking Hartle, 1983,
p. 2962).
El tercer limitante que enfrentan los científicos radica en la incompatibilidad entre las
cuatro fuerzas fundamentales: gravedad, electromagnetismo, fuerza nuclear débil y
fuerte. La gravedad, explicada por la relatividad general, explica los fenómenos del
macrocosmos; por su parte, las otras tres fuerzas elementales, son expuestas por la
teoría de la mecánica cuántica, y esta tiene la función de describir el comportamiento de
las partículas subatómicas (el microcosmos). Sin embargo, al combinar ambas teorías,
matemáticamente colapsan (Kiefer, 2012). Por esta razón los científicos han creado
simulaciones que sugieren que para que la gravedad interactúe correctamente con las
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partículas cuánticas, es necesario un universo con dimensiones adicionales, quizás
nueve o hasta veintiséis.
Esta incompatibilidad ha llevado a buscar una teoría unificadora, y una de las más
prometedoras es la teoría de cuerdas divulgada por el físico Bryan Greene (2000).
Según ella, todas las partículas son diminutas cuerdas unidas a estructuras llamadas
“branas”, cuyas interacciones y vibraciones determinan las partículas y leyes del
universo. Esto abre la puerta a la existencia de universos paralelos: una infinidad de
“burbujas” flotando en un océano dimensional mayor (Tegmark, 2014).
3. Hipótesis biológica del universo
Los avances de la ciencia en la búsqueda del origen del universo han sido
extraordinarios. Sin embargo, incluso en los escenarios más teóricos, persisten vacíos
suficientes en la teoría del Big Bang, como para admitir que estamos lejos de
comprender la verdadera naturaleza del cosmos.
Hasta ahora, la tarea de investigar sus orígenes ha recaído principalmente en la física, en
especial en sus vertientes más abstractas: la astrofísica y la física teórica. Pero si las
evidencias científicas, se interpretaran desde la perspectiva de la biología, -en lugar de
la física-, emerge una visión reveladora: un universo con características propias de un
ser vivo.
El Big Bang no fue una explosión, sino un estiramiento constante, semejante al
crecimiento de un ser vivo. El universo crece como lo hace un cerebro, con
conexiones que transportan cargas electromagnéticas entre sus partes, igual que
las neuronas en un sistema nervioso. Las galaxias nacen, mueren y se renuevan
como las células de un organismo. Desde su origen, el cosmos muestra una
dinámica ordenada, sistemática y constante, como en los procesos vitales de
todo organismo viviente.
La idea de que el universo es “todo lo que existe” es una ilusión. En la Tierra,
cada organismo, incluso el más simple, contiene micro universos complejos y
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dinámicos, regidos por las mismas leyes físicas y químicas que el resto del
cosmos. El universo no sería un ser vivo en mismo, sino parte de un sistema
biológico mayor, compuesto por múltiples universos interrelacionados. Estos, a
su vez, podrían formar parte de estructuras aún más complejas.
El universo tuvo un nacimiento hace 13.800 millones de años, cuando surgió
la región que conocemos como cosmos. En realidad, este sería parte de un ser
viviente de complejidad inimaginable. La escala de esta realidad es tan vasta que
la ciencia actual no lo permite percibir.
El cosmos tiene funciones propias de los organismos vivos: nace, crece,
probablemente puede reproducirse y, en algún momento, tendrá un final.
El tiempo no comenzó con este universo. Todo ser vivo percibe el tiempo
desde su nacimiento o desde que desarrolla conciencia de mismo, pero
fuera de él, el tiempo sigue su curso. Al igual que los seres vivos perciben el
tiempo según su metabolismo y ciclos vitales, la temporalidad del universo no
sería universal ni absoluta, sino relativa a su propio ciclo de existencia. El
tiempo es relativo al observador, existe fuera de este universo y muy
probablemente es infinito.
El “muro de Planck” es una ilusión. El universo, como cualquier organismo,
percibe internamente el tiempo de forma finita, aunque este trascienda su propia
existencia. Como afirmaron Davies (2007) y Smolin (1997), la evolución
cósmica y las leyes físicas de cada universo definen su desarrollo de manera
única, similar a la forma en que el metabolismo determina la percepción
temporal de un organismo. En cualquier ser vivo, retroceder en el tiempo antes
de su concepción es inútil: simplemente, no existía.
El equilibrio del universo favorece la vida. La delicada armonía que permite el
surgimiento de la vida, no es un milagro aislado, sino un efecto natural de la
propia naturaleza biológica del cosmos. Igual que la evolución en la Tierra
ajusta las condiciones para la vida, la evolución cósmica habría equilibrado
desde su estado embrionario, las fuerzas necesarias para su propia existencia, y
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la de las formas de vida que alberga. La esencia de la vida estaría distribuida por
el cosmos, viajando y reproduciéndose en vastas regiones, como ocurrió en
nuestro planeta.
La coexistencia de relatividad y mecánica cuántica en un universo
multidimensional, indica que existen realidades no perceptibles para los
sentidos humanos ni la ciencia actual. Todos los universos podrían estar unidos
y relacionados, como ocurre en cualquier organismo biológico con sus partes. El
entramado de branas y cuerdas sería consecuencia de estas conexiones,
invisibles a nuestra limitada percepción tridimensional.
4. Deus sive Natura: Filosofía y espiritualidad
La idea de un universo viviente no es novedosa. A lo largo de la historia ha estado
presente en antiguas filosofías, en las religiones animistas y en diversas corrientes de
pensamiento como el panteísmo. En la antigua Grecia, Heráclito (535-480 a.C) ya
sostenía que lo divino impregna la totalidad de las cosas (Kahn, 1979), pero fue Plotino
(205-270 dC.), filósofo fundador del neoplatonismo, quien desarrolló esta idea
plenamente. Influido por la tradición platónica, Plotino sostenía que todo lo existente
emana de un principio único y divino. También afirmó que el alma humana podía
reunirse con ese principio a través de la contemplación. En sus escritos, Plotino designa
“UNO” a este ser, a quien considera el origen y la suprema realidad de todo lo existente
(Hadot,1997). No obstante, advierte que la trascendencia absoluta del UNO, sumado a
las limitaciones de la capacidad humana, hacen imposible su comprensión
(O’Meara,1993).
Los estoicos como Séneca y Marco Aurelio, por su parte, defendían que el cosmos era
un ser racional y ordenado, impregnado por el logos, una fuerza divina que lo mantenía
en armonía (Hadot,1997; Inwood, 2005). Estas concepciones, aunque distintas,
coincidían en reconocer la presencia de lo sagrado en la totalidad de la naturaleza.
Siglos más tarde, Baruch Spinoza (2009) llevó esta intuición a una de sus expresiones
más radicales. En su obra Ética, planteó que Dios y la naturaleza son lo mismo (Deus
sive Natura). Según él, lo divino no se encuentra fuera del mundo, sino en el mundo
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mismo: en sus leyes, en su estructura y en su infinita diversidad. Comprender el
universo, por tanto, no es distinto de acercarse a la divinidad, pues estudiar la naturaleza
equivale a contemplar el rostro mismo de Dios (Nadler, 2006).
Spinoza también criticó duramente a las religiones institucionalizadas, pues consideraba
que distorsionaban la espiritualidad al someterla a dogmas, supersticiones y jerarquías
de poder. En lugar de liberar al ser humano, lo mantenían prisionero del miedo y la
obediencia ciega. Para él, la verdadera experiencia espiritual no debía depender de
intermediarios ni de ritos impuestos, sino de la capacidad individual de comprender la
unidad profunda entre todas las cosas (Garret, 1996).
La visión de Spinoza invita a contemplar lo divino, no como un ser externo y separado,
sino como la totalidad misma de la existencia. El universo, en su inmensidad y
complejidad, es la manifestación directa de esa divinidad. Ese ser, el UNO, es la
naturaleza, y a la vez en consecuencia, es el propio Creador. La comprensión de esta
unión no se puede alcanzar mediante credos o rituales, sino a través de la conciencia, la
contemplación y el reconocimiento íntimo de que todo lo existente, desde la partícula
más diminuta hasta la galaxia más lejana participa de una misma esencia sagrada.
Al unir el conocimiento científico con esta intuición espiritual, surge una visión distinta
del universo y del lugar que ocupamos en él. Si el cosmos es un ser vivo o parte de un
organismo aún mayor, entonces todo cuanto existe, incluidos nosotros, constituimos
parte inseparable de esa entidad.
Bajo esta perspectiva, Dios” y “Naturaleza” no son realidades distintas, sino dos
nombres para un mismo todo. El universo sería una manifestación tangible de esa fuerza
creadora, y nosotros, una expresión consciente de ella. En este sentido, el ser humano no
está separado de su creador, sino que forma parte de él. Igual que una célula vive y
actúa dentro de un organismo, nuestra existencia está inmersa en un sistema mayor que
nos trasciende y nos sustenta.
En el paradigma de la sociedad actual, encontramos que la física estudia las leyes que
rigen el universo; la biología, los procesos que le dan vida; la filosofía, el sentido de
nuestra existencia. Esta nueva visión elimina la dicotomía entre ciencia y espiritualidad,
pues todas estas miradas convergen en un mismo punto: el universo como un todo,
dinámico, vivo e interconectado.
Si el universo es una entidad consciente en alguna forma, cada ser que lo habita sería
una de sus múltiples maneras de percibirse a mismo. La vida en este contexto, no es
un accidente fortuito, sino un fenómeno inherente a su naturaleza. Así como un
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organismo se reproduce y evoluciona, el universo podría generar nuevos universos,
expandiendo indefinidamente la experiencia de su propia existencia.
Aceptar esta idea implica asumir que la muerte no es una desaparición absoluta, sino
una transformación dentro de un ciclo continuo, donde la energía y la materia se
reorganizan para dar origen a nuevas formas de vida.
Deus sive Natura no es solo una definición filosófica, sino una invitación a reconocer
que lo divino no se encuentra en un lugar lejano ni en un tiempo futuro, sino en cada
partícula, en cada instante y en cada uno de nosotros.
5. Consecuencias éticas y sociales
5.1 Religiones institucionales
Si esta noción de un universo viviente es correcta, entonces la conciencia de este ser
universal debe encontrarse presente en todos los seres humanos. Por ello, la chispa de la
espiritualidad existe en la humanidad desde su propio origen, manifestándose como
animismo, panteísmo o como la idea abstracta de un dios.
Spinoza no estaba errado: las religiones constituyen invenciones humanas que, nacidas
de la espiritualidad innata del ser humano, han terminado por convertirse en muchas
ocasiones en estructuras de poder económico y político. El cristianismo, por ejemplo,
surgió predicando la humildad, la compasión y el desapego a lo material, pero con el
tiempo acumuló riquezas, construyó imperios y ejerció un férreo control sobre pueblos
enteros. En épocas s recientes, diversas sectas y movimientos religiosos han
continuado esa tendencia, explotando la fe de las personas con fines de enriquecimiento
y manipulación.
Paralelamente, la humanidad, -y en buena parte por el mito de la creación- creyéndose
superior a la naturaleza, ha explotado sin medida los recursos de la Tierra, destruyendo
ecosistemas y poniendo en riesgo su propia supervivencia.
Las religiones en el pasado tuvieron un específico valor para la sociedad, pero también
han contribuido a que la humanidad, se haya desviado hacia un camino dominado por
la codicia, el miedo y la sumisión a los dogmas.
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En gran parte del mundo existe un declive de la religiosidad institucionalizada,
motivado por aspectos como el mayor acceso a la educación y la ciencia; el desencanto
por los escándalos y abusos cometidos por algunos líderes; cambios culturales que
priman el pensamiento crítico ante las normas religiosas rígidas y el surgimiento de
nuevas formas de espiritualidad (Inglehart, 2021).
5.2 Industria de muerte y vegetarianismo
En la naturaleza, existe aparente crueldad, pero esto forma parte de un cosmos que se
mantiene unido y en perfecto equilibrio. La diferencia con lo que hace el ser humano,
radica en que este explota al resto de los seres vivos, esclaviza a la naturaleza, no para
satisfacer sus necesidades, sino su codicia.
El sistema de ganadería actual, ha creado una industria de muerte con el asesinato
masivo de animales para consumo humano. Esto incluye la cría de animales para carne,
huevos y lácteos en condiciones altamente crueles. Esto tiene fines únicamente
económicos, a expensas del mínimo bienestar animal, pues solamente importan la
eficiencia y la rentabilidad económica (Singer, 2009; Attfield, 1998).
En el año 2022, unos 83 mil millones de animales fueron sacrificados para consumo
humano. La mayoría de ellos fueron pollos (69 mil millones), seguidos por pavos (656
millones), cerdos (1.5 mil millones), ovejas (574 millones), caballos (479 millones) y
vacunos (302 millones) (Our World in Data, 2024). Estos números no incluyen muertes
adicionales durante la producción de carne y lácteos, como los pollitos macho que son
sacrificados en la industria del huevo.
El ser humano es un omnívoro facultativo, lo que implica que presenta un sistema
digestivo preparado tanto para comer vegetales como animales, pero no es estrictamente
carnívoro ni herbívoro. Con el desarrollo actual de la tecnología y la industria
alimentaria, podemos vivir perfectamente sin carne, con una dieta bien planificada que
incluya fuentes de proteínas vegetales, vitamina B12 hierro, omega-3, y otros.
Numerosos estudios actuales muestran que dietas vegetarianas y veganas, bien llevadas
son saludables y adecuadas en todas las etapas de la vida (Craig & Mangels, 2009).
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El consumo de carne efectivamente proporciona proteínas completas, hierro, vitamina
B12, zinc y creatina, además de ser una fuente rápida de calorías. Sin embargo, las
dietas basadas en plantas pueden cubrir todas las necesidades nutricionales (Melina,
Craig & Levin, 2016). Además, estudios muestran que para el ser humano, eliminar el
consumo de carne reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad,
diabetes tipo 2 y ciertas variedades de cáncer (Craig & Mangels, 2009).
La industria de la carne genera también una huella ecológica muy alta, incluyendo
deforestación, emisiones de metano, gran consumo de agua y alimentos destinados al
ganado. En contraste, las dietas vegetales son mucho más sostenibles, reducen el
impacto ambiental y contribuyen a la protección del clima (Campbell & Campbell,
2006).
El trato cruel que hemos dado a los demás seres vivos del planeta, al convertirlos en
recursos, desconecta al ser humano de su sensibilidad, la espiritualidad y el valor del
respeto por la vida. Elegir dietas basadas en plantas, no solo reduce el sufrimiento
animal, sino también representa un acto de coherencia ética y espiritual con la vida y la
naturaleza.
5.3 Sobrepoblación y crisis ambiental
Para el año 2022 la población mundial alcanzó los 8 mil millones de seres humanos,
esto crecerá hasta llegar a unos 10,4 mil millones en el año 2080 (ONU, 2022). Sin
embargo, desde hace varias décadas, la tasa de crecimiento demográfico se mantiene en
disminución en diversas partes del planeta. Muchos países registran un envejecimiento
y decrecimiento poblacional, debido principalmente a la disminución en los índices de
natalidad. Estos datos indican que la humanidad podría estabilizar su número hacia
finales del siglo XXI, empezando un declive a partir del año 2100. Tal fenómeno
demográfico de estabilización, y posterior decrecimiento de la población mundial, no ha
ocurrido nunca en los tiempos modernos.
El problema actual no radica tanto en la cantidad de población mundial, sino la forma de
organización que la humanidad ha adoptado para satisfacer sus necesidades. Por una
parte, existe un modelo de generación de recursos que, mantiene unos 800 millones de
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personas sufriendo hambre crónica (FAO, 2018). El sistema político y económico actual
ha creado un mundo donde el 95% de la población respira aire insalubre, una de cada
tres personas carece de acceso al agua potable, un tercio de todos los alimentos
producidos caduca antes de ser consumido, mientras cada cinco segundos muere un
niño de hambre (FAO, IFAD, UNICEF, WFP & WHO, 2023).
Existe una relación directa y compleja entre la cantidad de población mundial, y el
aumento de la contaminación, pues las personas generan una gran demanda de
recursos, se produce más cantidad de residuos, y una cada vez mayor presión sobre la
naturaleza. A medida que la población ha aumentado de manera acelerada en los
últimos 200 años, creció también la demanda de energía, agua, alimentos y materias
primas.
La presión sobre los recursos naturales, la destrucción de los diversos ecosistemas, y la
avaricia humana, han provocado el escenario del cambio climático, la pérdida
alarmante de biodiversidad y numerosos problemas de salud pública. No obstante, la
perspectiva contemporánea en el tema de la población mundial, -si bien reconoce que el
planeta está sometido a una presión creciente-, indica que esta no depende
exclusivamente del número de seres humanos.
Lo que realmente amenaza a la biosfera es la combinación de población, consumo y
tecnología, y solo transformando estos tres factores es posible evitar un inminente
colapso global (Ehrlich y Ehrlich, 2005).
La sobrepoblación, el consumismo desmedido y un sistema económico diseñado para
beneficiar a unos pocos, han agravado la crisis planetaria. El ser humano, en su afán de
dominio, ha olvidado que forma parte de un entramado vital mucho mayor, y que su
destino está íntimamente ligado al del planeta que habita.
Mientras no ocurra un cambio, y no exista una conciencia real de conservación, se
vuelve imperativo establecer un control demográfico mundial, normado por la ciencia,
pero también por la sensatez y la sensibilidad humana. Tales medidas deben ser
voluntarias, y estar orientadas exclusivamente a la preservación del resto de la vida en el
planeta (Bongaarts, 2013; Cohen, 2003; Ehrlich, & Ehrlich, 2009).
La ciencia actual tiene la capacidad establecer políticas responsables de control
demográfico, sin tener recurrir a la atrocidad del aborto. El asesinato de cualquier ser
vivo, no debe ser disfrazado como acto de piedad. Las personas no pueden conmoverse
ante la muerte cruel de un animal y, al mismo tiempo, ser indiferentes ante la iniquidad
del aborto. Ambas vidas son igual de valiosas.
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5.4 Ética de la vida
Si el universo es un ser vivo, toda criatura existente participa de su misma esencia. Bajo
esta nueva perspectiva, el respeto por la vida deja de ser un imperativo moral abstracto,
y se convierte en coherencia con nuestra propia naturaleza. La razón primordial de la
humanidad en este mundo, debe ser garantizar la protección de las restantes formas de
vida. El nivel evolutivo del ser humano le permite acceder a un mayor grado de
conciencia, pero toda criatura viviente posee también la suya. Incluso el más pequeño
de los organismos en la naturaleza, forma parte del mismo orden universal; por lo tanto
toda forma de vida es sagrada.
6. Reflexiones finales
Frente al panorama actual que enfrenta el planeta, se hace evidente la necesidad
de un cambio profundo en la humanidad. Este no puede reducirse a reformas
superficiales, sino que debe surgir de una transformación de nuestra conciencia.
También queda demostrado que el nivel tecnológico actual alcanzado por la humanidad,
permitiría detener definitivamente la industria de muerte. Los beneficios de reemplazar
el consumo de carne, poniendo fin a la terrible explotación que sufren los animales:
Con esto se podría lograr un nuevo enfoque ético en la humanidad, uno que reconozca
el valor intrínseco de todas las formas de vida que habitan la Tierra.
Las condiciones actuales que definen la relación entre humanidad y el planeta no
pueden continuar. Para restablecer el equilibrio entre población y recursos naturales,
es urgente la implementación de tecnologías limpias, establecer esfuerzos globales para
reducir el impacto ambiental, e implantar un control demográfico responsable y sensato.
Las religiones institucionales pusieron fin a la conexión auténtica con lo divino.
Las entidades religiosas se valieron del elemento espiritual intrínseco en el ser humano,
transformándolo este posteriormente en dogmas y rituales, que finalmente dieron paso a
un efectivo mecanismo de control. Si en un futuro cercano, las instituciones religiosas
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no son capaces de responder a los cuestionamientos inmediatos de la humanidad,
parecieran estar destinadas a desaparecer.
El ser humano tiene la capacidad de vislumbrar que la divinidad no es una fuerza
externa, que dicta destinos desde lo alto, sino una realidad que habita dentro de cada
uno de nosotros. Esta fuerza se manifiesta en todo lo que existe y con ello surge una
nueva conciencia, en la que todo ser vivo forma parte de una totalidad eterna, una
esencia universal que integra toda la Creación. Comprender esto permite a la humanidad
reconciliarse con su origen, su naturaleza y su destino.
La muerte puede ser algo muy distinto a lo planteado por la ciencia y la religión. El
ser humano y todos los seres vivos que alberga el universo forman una unidad, no se
nace ni muere, pues se es parte de algo infinitamente superior. La muerte, al igual que el
tiempo y el muro de Planck, son tan solo ilusión, pues la esencia de cada ser vivo
trasciende eternamente en este ser inconmensurable que llamamos universo. Es
probable que esta esencia asuma con el tiempo, distintas formas de vida, siendo posible
alguna forma de transmigración. Ante esta posibilidad, se debe separar el dogma de las
leyes que la regulan. El karma fue ideado por las religiones de oriente para justificar la
división de clases, y con ello también gobernar a los seres humanos a través del miedo.
El futuro de la humanidad debe ser esperanzador. Es necesario establecer medidas
para una nueva visión global, basada en la empatía y la solidaridad. La ciencia podría
dejar de buscar las respuestas en el espacio, volver sus esfuerzos a la Tierra, proteger la
vida, salvar la naturaleza y enfocarse en resolver los graves problemas que afectan a la
humanidad. El ser humano puede ciertamente mirar al cosmos con sumisión, y a la
naturaleza con asombro, pues formamos parte de algo maravilloso, que apenas
empezamos a comprender. Como pequeñas hormigas explorando solo las hojas de un
árbol, no somos aun capaces de comprender la verdad.
7. Conclusiones
1. Concebir el universo como un organismo viviente es una hipótesis interdisciplinaria
viable, que integra cosmología, biología y filosofía, ofreciendo un marco de
interpretación alternativo a los modelos físicos tradicionales.
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2. Dicha perspectiva permite reconciliar ciencia y espiritualidad, mostrando que lo
divino no es externo, sino una dimensión inmanente de la naturaleza, lo cual se
encuentra en sintonía con tradiciones filosóficas como el panteísmo y el pensamiento de
Espinoza.
3. La hipótesis biológica del universo evidencia que toda forma de vida integra una
esencia superior, esto enfatiza la necesidad de superar el antropocentrismo, y replantear
la relación de la humanidad con los demás seres vivos del planeta.
4. Reconocer al cosmos como un ente vivo implica que fenómenos como la expansión,
el equilibrio cósmico y la evolución de la vida no son aleatorios, sino parte de un
proceso ordenado y coherente con su naturaleza biológica.
5. Este paradigma invita a una reflexión profunda, de la cual se desprende una distinta
comprensión del universo y de la vida. Esta debe re-direccionar la conducta humana
hacia una nueva espiritualidad y ética.
6. Esta hipótesis plantea un desafío epistemológico: cuestiona los límites de la física y
abre la posibilidad de que la ciencia explore dimensiones que trascienden la percepción
humana. Esta concepción ofrece un marco explicativo para fenómenos aún no
comprendidos por la ciencia, como la naturaleza del tiempo, la existencia de múltiples
dimensiones de la realidad y el origen mismo del universo.
7. Esta propuesta interdisciplinaria refuerza la idea de que la comprensión de la
realidad, puede ser posible al integrar distintos campos del conocimiento: ciencia,
filosofía y ética. Bajo esta perspectiva la vida no es un accidente aislado, sino un
fenómeno inherente a su propia naturaleza, planteando una visión más amplia de la
evolución y el surgimiento de una nueva conciencia. Así mismo, esta idea abre la
posibilidad a la existencia de vida en múltiples regiones del universo.
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Ciencia y losofía ISSN: 2594-2204
92
Doi. 10.5281/zenodo.18071722
Artículo de divulgación
Las olimpiadas científicas inclusivas: lecciones desde México
The Inclusive Science Olympiads: lessons from Mexico
As Olimpíadas de Ciências Inclusivas: lições do Méxi
Javier Jimnez-Hernndez, ID. 0000-0001-9698-2325
Universidad Autónoma de Guerrero, Dirección General de Posgrado e Investigación
Email: jjimenez@uagro.mx
Resumen
El presente artículo de divulgación analiza la trayectoria del programa de Olimpiadas del
Conocimiento impulsado por la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro) entre 2010 y
2025. A partir de datos documentados sobre participación, presupuesto, equidad de gnero y
cobertura territorial, se reflexiona sobre las lecciones aprendidas en materia de inclusión
científica, digitalización y enfoque intercultural. Se destaca el impacto positivo de las
alianzas institucionales, la incorporación de lenguas indígenas y la importancia de la
inversión sostenida en la formación científica de jóvenes de educación media superior. El
artículo analiza la trayectoria del programa de Olimpiadas del Conocimiento impulsado por
la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro) entre 2010 y 2025, situndolo en el marco
de la divulgación científica y la inclusión educativa en Mxico. Se parte de un diagnóstico
sobre los modelos teóricos de comunicación pública de la ciencia y la progresión normativa
que sustenta la inversión en ciencia y tecnología, desde el Derecho Internacional
Convencional hasta programas nacionales como el PECITI. A travs de datos oficiales, se
muestra que la inversión científica nacional ha crecido de manera nominal en los últimos
quince años, aunque persiste una fuerte centralización en la Ciudad de Mxico y polos
industriales como Nuevo León y Jalisco, lo que genera desigualdad territorial. En este
contexto, el programa de Olimpiadas de la UAGro se presenta como una experiencia
Ciencia y losofía ISSN: 2594-2204
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significativa de inclusión y democratización del conocimiento. Desde sus inicios con 25
participantes en Física, el certamen ha alcanzado ms de dos mil jóvenes en 2025,
incorporando disciplinas como Biología y Química, y promoviendo la equidad de gnero, la
participación comunitaria y el uso de lenguas indígenas.
Palabras clave: divulgación científica, inclusión educativa, olimpiadas del conocimiento,
UAGro, equidad de gnero, interculturalidad.
Abstract
This article analyzes the trajectory of the Knowledge Olympiad program promoted by the
Autonomous University of Guerrero (UAGro) between 2010 and 2025. Based on
documented data regarding participation, budget, gender equity, and territorial coverage, it
reflects on the lessons learned in terms of scientific inclusion, digitalization, and an
intercultural approach. It highlights the positive impact of institutional partnerships, the
incorporation of indigenous languages, and the importance of sustained investment in the
scientific training of high school students. The article examines the trajectory of the
Knowledge Olympiad program promoted by the Autonomous University of Guerrero
(UAGro) between 2010 and 2025, situating it within the framework of science
communication and educational inclusion in Mexico. It begins with a diagnosis of the
theoretical models of public communication of science and the normative progression that
underpins investment in science and technology, from conventional international law to
national programs such as PECITI. Official data shows that national scientific investment
has nominally increased over the last fifteen years, although a strong centralization persists
in Mexico City and industrial hubs like Nuevo León and Jalisco, generating territorial
inequality. In this context, the UAGro Science Olympiad program stands out as a significant
experience in inclusion and the democratization of knowledge. Since its inception with 25
participants in Physics, the competition has reached more than two thousand young people
in 2025, incorporating disciplines such as Biology and Chemistry, and promoting gender
equity, community participation, and the use of indigenous languages.
Keywords: science outreach, educational inclusion, science olympiad, UAGro, gender
equity, interculturality.
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Resumo
Este artigo analisa a trajetória do programa Olimpíada do Conhecimento promovido pela
Universidade Autônoma de Guerrero (UAGro) entre 2010 e 2025. Com base em dados
documentados sobre participação, orçamento, equidade de gênero e abrangência territorial,
reflete sobre as lições aprendidas em termos de inclusão científica, digitalização e abordagem
intercultural. Destaca o impacto positivo das parcerias institucionais, a incorporação de
línguas indígenas e a importância do investimento contínuo na formação científica de
estudantes do ensino mdio. O artigo examina a trajetória do programa Olimpíada do
Conhecimento promovido pela Universidade Autônoma de Guerrero (UAGro) entre 2010 e
2025, situando-o no contexto da comunicação científica e da inclusão educacional no
Mxico. Inicia-se com um diagnóstico dos modelos teóricos de comunicação pública da
ciência e da progressão normativa que fundamenta o investimento em ciência e tecnologia,
desde o direito internacional convencional at programas nacionais como o PECITI. Dados
oficiais mostram que o investimento científico nacional aumentou nominalmente nos últimos
quinze anos, embora persista uma forte centralização na Cidade do Mxico e em polos
industriais como Nuevo León e Jalisco, gerando desigualdade territorial. Nesse contexto, o
programa Olimpíada de Ciências da UAGro destaca-se como uma experiência significativa
em inclusão e democratização do conhecimento. Desde sua criação, com 25 participantes na
Física, a competição alcançou mais de dois mil jovens em 2025, incorporando disciplinas
como Biologia e Química, e promovendo equidade de gênero, participação comunitria e o
uso de línguas indígenas.
Palavras-chave: divulgação científica, inclusão educacional, olimpíada de ciências, UAGro,
equidade de gênero, interculturalidade.
Enviado: 15 de octubre de 2025
Revisado: 29 de octubre de 2025
Aprobado: 22 de diciembre de 2025
Publicado: 27 de diciembre de 2025
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Introducción
La consolidación de la divulgación de la ciencia, según Montañs-Perales (2010, p. 341),
atraviesa por lo menos cuatro modelos teóricos de comunicación de la ciencia pública. 1.
Modelo de dficit en donde el público carece de conocimiento y debe ser llenado de
información; 2. Modelo contextual que depende del contexto, los valores y las experiencias
personales; 3. Modelo de popularización científica en que se detectan las limitaciones y
sesgos y 4. Modelo global de la cultura científica que integra conocimientos, actitudes y
participación. Este proceso de consolidación permite diagnosticar el grado de evolución de
la divulgación de la ciencia en un Estado Nación en específico. El tema abordado aquí
consiste en saber sobre los rezagos y avances tanto de inversión como de desarrollo de
infraestructura tecnológico-digital en el que se encuentra la cultura científica en Mxico, en
específico del estado de Guerrero, es decir qu modelos se aplican y en qu medida han sido
superados en aras de la consolidación de una cultura científica.
Para esta indagación se ha trazado el artículo en nueve apartados. En el primero se estructura
el sistema de regulación jurídica que permite establecer coherencia entre el Derecho
Internacional Convencional y la progresión de las normas jurídicas aplicables en Mxico, sin
las cuales la asignación de recursos careciera de los valores democrticos como la
transparencia, la equidad, la inclusión y la diversidad epistmica, necesarias para la cultura
científica, así como señalar el nivel normativo de la divulgación científica en Mxico.
(Esquivel-Varela, N. P., & Morera Jimnez, K., 2022)
En el segundo apartado se establece un anlisis cuantitativo sobre asignación de recursos en
la etapa de transición de rgimen, entre 2018-2025. En el tercer apartado se establecen los
antecedentes del anlisis histórico a partir de datos oficiales que da a conocer la Universidad
Autónoma de Guerrero. El cuarto apartado se profundiza la trayectoria de crecimiento en los
últimos quince años, en el quinto apartado se detectan las brechas identificadas que propician
una lectura de rezago divulgativo, en el sexto apartado se describen las lecciones aprendidas
de las olimpiadas anteriores, en el sptimo apartado se advierte de la presencia de una nueva
modalidad (híbrida) en donde las justas se pueden realizar de manera presencial off line o
modalidad online, lo cual modifica los parmetros de medición en lo que se refiere a la
participación como a la asistencia, lo mismo que en los impactos regional y local. En el
Ciencia y losofía ISSN: 2594-2204
96
octavo apartado se anticipan los nuevos desafíos, así como la necesidad de incrementar el
presupuesto en un 30 % anual para financiar sedes regionales y capacitación docente con
habilidades en divulgación de la ciencia; implementar estrategias de inclusión activa, como
becas integrales para estudiantes indígenas y fortalecer alianzas con el sector educativo. Por
último, en el noveno apartado se concluye que las olimpiadas científicas en Guerrero
muestran que la ciencia puede ser una herramienta de justicia social. Cada edición ha
permitido que miles de jóvenes descubran su potencial y reconozcan la ciencia como un
espacio posible para su desarrollo personal y colectivo.
El reto a largo plazo consiste en sostener esta visión en el tiempo, es decir, pasar de un modelo
de divulgación de popularización científica hacia un modelo global de la cultura científica
que no se consigue siguiendo los actuales esquemas de divulgación, inversión, participación
y asistencia, en otras palabras: es una tarea compartida entre industriales, federación, estados
y universidades.
1. La progresión de las leyes en materia de divulgación
La progresión de las leyes se establecen niveles de aplicación de las mismas. Siguiendo la
jerarquía de Kelsen (2020) se puede detectar ms de cinco niveles normativos para hablar de
progresión regulativa de la ciencia en los últimos quince años (2010 a 2025). Mxico cuenta
con una Constitución de tipo convencional, es decir que se apega al primer nivel llamado
Derecho Internacional Convencional (DIC), que, a partir de tratados o convenciones entre
los Estados o sujetos jurídicos internacionales (UNESCO, 2025), organizan y orientan los
derechos dentro de un sistema jurídico específico. Luego, aparece, un segundo nivel, llamado
nivel de la Norma Suprema o Constitución Política, en específico el artículo tercero (DOF,
2025), fracción V, que obliga al Estado a promover la investigación científica y su difusión.
En el tercer nivel normativo se encuentran las leyes orgnicas como la Ley General en
Materia de Humanidades, Ciencia, Tecnología e Innovación (LGMHCTI, 2023), artículos 4-
Ciencia y losofía ISSN: 2594-2204
97
7; 9-11, 29 y 47, en donde se específica el derecho al conocimiento, apropiación social,
equidad científica y financiamiento público de la divulgación.
En este mismo nivel de ley orgnica, se encuentra la Ley General de Educación (LGE, 2019,
reformada en el 2022 y 2024). Artículos 30, fracción VI y art. 113 en donde se establece la
promoción de la ciencia y vinculación con medios y museos. Asimismo, en este nivel tambin
se encuentra la Ley en Materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR), 2014,
reformada en 2025), artículo 223, fracción III que enuncia que los medios públicos deben
difundir programas científicos y educativos. Continuando con este nivel, se encuentra la Ley
Federal de Archivos (LFA, 2018), capítulo II- IV, regula el acceso y conservación de
información tcnica y científica; Ley General de Cultura y Derechos Culturales (LGCDC,
2017), artículos 13 y 18 establece la integración de la ciencia y la cultura y difusión social
del conocimiento y por último, Ley de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos
Obligados (LPDPPSO, 2017), artículo 3-6 y 15, regula los lineamientos sobre uso tico de la
información, es decir garantiza tica y privacidad en la difusión de resultados científicos
especialmente en salud y en biotecnología.
En el nivel de las normas menores, tenemos el cuarto nivel normativo considerado como
normas menores en el que se puede citar la NOM-151-SCFI-2016, que es una norma tcnica
sobre autenticidad y certificación digital. Facilita la preservación de publicaciones y
repositorios científicos, asegurando la trazabilidad de información científica digitalizada.
En el quinto nivel se encuentran las declaraciones, decretos o políticas adoptadas por
los Estados que integran a la federación, por ejemplo, en 2014 Mxico adopta la Política
Nacional de Acceso Abierto en donde se fomenta la transparencia y circulación del
conocimiento científico. Esta política representa la dimensión de divulgación digital del
conocimiento científico.
En un sexto nivel se encuentran los programas implementados por dependencias, gobiernos
u organismos centralizados y descentralizados, por ejemplo, el Programa Especial de
Ciencia, Tecnología e Innovación (PECITI 2020-2024), que promueve ferias, museos, redes
y medios de comunicación científica que depende de financiamiento estatal, lo mismo que la
Red Nacional de Museos y Centros de Ciencia que es una red activa en todo el país, que
democratiza la ciencia a travs de espacios interactivos. Es en este nivel en donde se discute
la pertinencia tratada aquí.
Ciencia y losofía ISSN: 2594-2204
98
Siguiendo estos niveles normativos en progresión, se puede decir que Mxico ha
construido un sistema de regulación de la ciencia y la tecnología en los últimos quince años,
en donde se puede detectar los modelos teóricos que alude Montañs-Perales (2010, p. 338)
al sugerir que un Estado construye las bases jurídicas, materiales y tecnológicas para
consolidar la divulgación de la cultura científica con valores democrticos como la
transparencia, la equidad, la inclusión y la diversidad epistmica, necesarias para la cultura
científica, teniendo en cuenta que…
No existe política ni legislación sobre el entendimiento público de la ciencia. [sino
que] Se precisa constituir un sistema nacional formado por divulgadores que
realicen, constante y permanentemente, divulgación de la ciencia en Mxico.
(Garza-Almanza, 2015).
Ante esta situación, la cuestión sería si lo que enuncia la ley se ve reflejado con el desarrollo
real de la cultura científica, no tanto en la población en general sino en las poblaciones en
edad educativa de pregrado y posgrado. Lo anterior supone observar la inversión pública en
la ciencia y la tecnología.
2. Inversión pública en ciencia y tecnología
Cabe advertir que el desarrollo científico presupone crecimiento económico de un Estado
Nación. Esto es, no es condición suficiente desarrollar un sistema de regulación jurídica para
alcanzar la cultura científica de una población, incluso para las poblaciones de pregrado y
posgrado. Lo anterior se puede observar desde las fuentes institucionales y programticas,
tales como el Sistema Nacional de Información (SINAI) que recaba datos de la Secretaría de
Hacienda y Crdito Público, CONAHCyT hoy Secretaría de Ciencia, Humanidades,
Tecnología e Innovación, así como de INEGI, la OCDE y los Informes de Foro Consultivo
Científico y Tecnológico. Las cifras (en millones de pesos MDP) a las que se tiene acceso en
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el SINAI respecto a los montos de inversión en los años de transición de rgimen, es decir
del 2014 al 2025, son, de acuerdo a la tabla 1.
Tabla 1
Inversión en ciencia en México, 2014-2025
Año
CDMX
NL
Jal.
EdoMéx
Pue
Gto
BC
Chih
Ver
Qro
2014
18000
5200
4900
4100
3100
2800
2600
2500
2400
2300
2015
18500
5400
5000
4200
3200
2850
2650
2550
2450
2400
2016
19000
5600
5200
4300
3300
2900
2700
2600
2500
2500
2017
19200
5750
5300
4350
3400
2950
2750
2650
2550
2600
2018
19500
5900
5400
4400
3500
3000
2800
2700
2600
2700
2019
19800
6050
5550
4500
3550
3100
2850
2750
2650
2750
2020
20000
6200
5700
4600
3600
3200
2900
2800
2700
2800
2021
20500
6400
5900
4700
3700
3300
2950
2900
2750
2850
2022
21000
6600
6100
4800
3850
3450
3000
3000
2800
2900
2023
21700
6850
6350
4900
3950
3550
3100
3100
2900
3000
2024
22500
7100
6600
5050
4050
3650
3200
3200
3000
3100
2025
23200
7350
6800
5200
4200
3800
3350
3300
3150
3200
Fuente: SISNAI, SECHTI 2025 en https://sisnai.secihti.mx/ ; Ver anexo
Las inferencias que se pueden realizar, a partir de los datos agrupados por año [12 años], son
de tipo temporal comparando regiones y proyecciones, por lo menos del 2022 al 2025,
intervalo en el que hay un aumento en el gasto público dedicado a la ciencia. Por ejemplo, en
la grfica 1.
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100
En esta grfica se puede observar un panorama general (2014-2025) en donde la inversión
científica nacional muestra una tendencia de crecimiento nominal sostenido, pasando de
aproximadamente 47, 000 MDP en el 2014 a 65, 000 MDP estimados en el 2025, lo que
representa un incremento acumulado de 38%. No obstante, al no ajustarse a la inflación (4%
anual) el incremento real es moderado: equivaldría a un incremento real de apenas 8-10%, si
se corrige por el índice de precios al consumidor.
En otras palabras, la inversión total nacional en ciencia y tecnología muestra un
crecimiento nominal promedio de 3.8% anual. Lo que significa una política de expansión
moderada pero constante, correspondiente a una estabilización del gasto, por lo menos desde
el 2018, que en nuestra tabla corresponde al número 5. La grfica 2, representa esta
evolución.
0
5000
10000
15000
20000
25000
12345678910 11 12
Gráfica 1. Comparación anual de inversión
científica por entidad, 2014-2024
AÑO CDMX Nuevo León Jalisco
EdoMex Puebla Guanajuato Baja California
Chihuahua Veracruz Querétaro
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101
La visión de un Estado centralizado, ha sido uno de los temas de discusión de la divulgación
de la ciencia en Mxico (Orozco, 2007). Con la transición del rgimen político de los últimos
siete años, se ha comenzado a mudar de un modelo centralizado hacia modelos regionales
coherentes con el crecimiento de las urbes y la cercanía con la frontera con los Estados
Unidos. Lo que representa el grfico en cuestión es a la Ciudad de Mxico CDMX que
concentra de forma constante entre el 35% y 40% en gasto total de ciencia y tecnología. Esta
situación es multifactorial, pero uno de los factores a considerar es la ubicación SECHITI,
universidades nacionales (UNAM, IPN, UAM) y organismos descentralizados de
investigación. En cambio, Nuevo León y Jalisco, por la importancia de sus urbes, que se
traduce en infraestructura científica y tecnológica, representan el segundo y tercer lugar,
respectivamente, con una participación promedio conjunta del 18-20% anual.
En contraste, estados como Quertaro, Chihuahua, Veracruz y Baja California, sin duda
muestran un crecimiento, pero su participación no rebasa el 5-6% cada uno. Lo anterior
permite inferir que sigue existiendo la tendencia de una alta centralización de inversión
científica en el centro y norte del país, lo cual refleja la estructura económica e institucional
del sistema de innovación mexicana, la cual se divide en alta (CDMX, Nuevo León y Jalisco);
media (EdoMx, Puebla y Guanajuato) y baja (Quertaro, Chihuahua, Veracruz y Baja
California), el resto de los estados no alcanza visibilidad para las grandes cifras de la política,
0
10000
20000
30000
40000
50000
60000
70000
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Gráfica 2. Evolución anual por entidad
federativa, 2014-2025
AÑO CDMX Nuevo León Jalisco
EdoMex Puebla Guanajuato Baja California
Chihuahua Veracruz Querétaro
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basadas en un ranking en el que compite la ciencia en los estados como lo muestra la grfica
3.
Los estados con ecosistemas industriales y tecnológicos (Nuevo León +3.8%, Jalisco +3.4%,
Quertaro +3.6%) muestran tasas de crecimiento ms dinmicas que los estados dependientes
de subsidios federales (Veracruz +1.9%, Puebla +2.7%). Lo anterior permite inferir que el
desarrollo de la ciencia crece en menor medida con los subsidios federales que con la
infraestructura consolidada por la industria y la tecnología. Esta antípoda se comprende a
partir de lo ocurrido en los estados intermedios (EdoMx +2.2%, Guanajuato +2.9%) que
han ampliado en las últimas dos dcadas sus ecosistemas industriales y tecnológicos
reduciendo la dependencia de subsidios federales. En cambio, los estancamientos relativos
(Chihuahua +2.4%, Baja California +2.1%) les afecta tanto los subsidios federales como la
inversión de ecosistemas antes mencionados.
El problema de las clasificaciones entre alta, media y baja refleja un problema de
desigualdad, desde un punto de vista democrtico, no precisamente desde un punto de vista
del desarrollo real de la economía mexicana. La polmica siempre a discutir es si por solo
el Estado mexicano, encargado de “diseñar y promover campañas de difusión, divulgación y
apropiación social de la ciencia” (SECHITI, 2025), puede innovar nuevos modelos o rutas
AÑO
Jalisco
Guanajuato
Veracruz
0
10000
20000
30000
12345678910 11 12
Gráfica 3. Ranking por entidad Federativa, 2014-2025
AÑO CDMX Nuevo León Jalisco
EdoMex Puebla Guanajuato Baja California
Chihuahua Veracruz Querétaro
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distintos de los que prevalecen hoy basada en la desigualdad regional como lo muestra la
grfica 4.
El coeficiente de concentración (índice Gini aproximado) para el 2025 es de 0.5 (OCDE,
2025), lo que indica una alta tasa de desigualdad territorial en el financiamiento de la ciencia,
en la medida en que solo tres entidades (CDMX, NL y Jalisco) absorben ms del 60% de los
recursos nacionales aplicados a esta materia. La brecha entre la CDMX y el promedio
nacional es de 10 a 1en monto invertido por entidad. Lo anterior se traduce en la siguiente
inferencia, la política nacional de la ciencia y la tecnología no ha logrado territorializar
equitativamente la inversión, es decir, persiste un sistema hiperconectado en la capital y polos
industriales.
Con base en las proyecciones 2022 a 2025, aplicando la tasa de crecimiento nominal
promedio del 3.3% anual, se estima que el gasto total alcance cerca de 65, 000 MDP en 2025,
lo cual sugiere que el peso relativo de la CDMX se reduzca levemente (de 38% a 35%) por
el crecimiento de estados como NL. Jalisco y Qro, esto es, el norte y el bajío emergen como
nuevas regiones con impulso de inversión científica, incipiente en la ruta de la
descentralización, aunque insuficiente para equilibrar la distribución nacional. Esto supone
un cambio en las políticas de federalización científica, es decir urge consolidar mecanismos
05000 10000 15000 20000 25000
1
3
5
7
9
11
Gráfico 4. Progresión de inversión en ciantifica, 2014-
2025
Querétaro Veracruz Chihuahua Baja California
Guanajuato Puebla EdoMex Jalisco
Nuevo León CDMX AÑO
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de coeinversión estatal para reducir la centralización de la CDMX, lo cual es polmico para
una visión democrtica de la ciencia en la que se tendría que igualar las mismas condiciones
para el resto de los estados.
No obstante, tambin es importante destacar la importancia de fondos mixtos y
sectoriales mediante la evaluación del impacto regional, es decir, medir resultados por
productividad científica e innovación, no solo por gasto nominal. Finalmente, las leyes como
LGMHCTI y las nuevas reformas se ocupan de establecer nuevos criterios sobre equidad en
la asignación de recursos.
Para el 2030 estas medidas estarían reduciendo la actual tendencia de participación de la
CDMX por debajo del 33% pero solo tres regiones (centro, norte industrial y occidente
tecnológico) seguirn absorbiendo 70% del total nacional, mientras que las regiones del sur
solo combatirían rezagos históricos en materia de ciencia y tecnología.
Con base en estos nuevos criterios sobre equidad de asignación, el anlisis aquí
propuesto, intenta dar cuenta no solo de la brecha del actual estado de distribución
presupuestal, sino en advertir que la construcción de una cultura científica es posible
apoyando a la divulgación de la ciencia con experiencias específicas, como lo son las
olimpiadas científicas realizadas en la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro).
En Mxico, las “olimpiadas científicas se han convertido en un espacio de detección
temprana de talento y promoción del pensamiento crítico, han demostrado ser una plataforma
significativa para detectar y desarrollar el talento intelectual en diversas disciplinas(AMC,
2017, pgs. 90-95), al mismo tiempo que se promueven prcticas inclusivas y accesibles para
todos los estudiantes, identificando factores clave que benefician a los participantes
destacando el impacto positivo en la educación científica.
En el estado de Guerrero, la UAGro ha desarrollado durante quince años un modelo
de participación que articula ciencia, inclusión y comunidad. Este programa, que comenzó
en 2010 con 25 participantes en Física, desde entonces, paulatinamente ha alcanzado ms de
dos mil jóvenes en su edición de 2025, reflejando el potencial transformador de las estrategias
educativas sostenidas, que visibilizan a estados como Guerrero en la ruta de la divulgación
científica.
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3. Antecedentes
Según informes de rectorado (Gaceta Universitaria, 2020) la trayectoria del programa de
“Olimpiadas del conocimiento en la UAGro” con 15 años en la organización de Olimpiadas
del Conocimiento nacionales, fase estatal, demuestra el crecimiento sostenido, evolución
presupuestaria y desafíos persistentes. El anlisis histórico revela cuatro categorías en
crecimiento:
1. La detección de talento especialmente en matemticas
2. Construcción de alfabetización científica
3. Inclusividad en la participación
4. Impacto histórico y cultural
En trminos cuantitativos se puede decir, según el último dato computado por la Rectoría,
por cada ciclo escolar ingresa 15,000 jóvenes (Reporte Guerrero, 2025) a la educación Media
Superior, con una deserción promedio de +/- 8.2% en los últimos diez años (ANUIES, 2022),
lo cual supone una población que se mantiene estable, con alrededor de13,755 alumnos en
edades de 15 a 19 años, cuya participación promedio anual, en los últimos cinco años, ha
sido de 0.65% de jóvenes que divulgan ciencia cada año en el certamen de las olimpiadas
científicas. Lo anterior supone la transición de modelos de divulgación científica, es decir,
coherente con lo propuesto por Montañs-Perales, donde el certamen tiene el potencial,
debido a su crecimiento anual, de transitar de un modelo de popularización científica (3) en
que se detectan las limitaciones y sesgos hacia un modelo global de la cultura científica (4)
que integra conocimientos, actitudes y participación.
4. Trayectoria y crecimiento (2010-2025)
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Recuperando experiencias comparadas con otros centros educativos, como lo es la
Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) que, de igual modo, apuesta desde la política
educacional de Mxico al paradigma de la Educación Inclusiva, al subrayar que las
olimpiadas de ciencias…
responde con equidad a las características, necesidades, intereses, capacidades,
habilidades y estilos de aprendizaje de todos y cada uno de los educandos requiere
(…) un medio extraescolar exitoso en la potencialización de talento matemtico:
las olimpiadas matemticas. (Mier-Macias, 2020, p. 13)
En menor medida la UAZ tiene menor rezago que las universidades que se encuentran en el
sur de Mxico. Sin embargo, representa un modelo intermedio de divulgación en la transición
antes descrito, es decir su actual modelo da certeza a la ruta progresiva llevada acabo en las
ocho regiones del estado de Guerrero, en el sentido de evidenciar que docentes y tutores
integran diferentes tcnicas y estrategias didcticas de liderazgo para la apropiación del
conocimiento, de las tecnologías y la comunicación de habilidades científicas esenciales para
fomentar los rasgos característicos de la cultura científica: conocimientos, actitudes y
participación, coherentes con los montos de inversión.
I. Participación: Las olimpiadas han incrementado su alcance de 25
participantes en Física (2010) a 61 en Biología y Química (2019), con picos
históricos como 82 participantes en Biología (2012 y 2015).
II. Inversión: Los montos asignados muestran una tendencia al incremento: desde
$ 8,680 MN en Física (2010) hasta $ 30,246 MN en 2018 (año rcord),
evidenciando la escalabilidad del modelo.
III. Consolidación interdisciplinaria: Mientras Biología lideró en participación
inicial (76 estudiantes en 2010), Química y Física cerraron brechas
progresivamente, alcanzando paridad en 2019 (61 participantes cada una).
(Informe de rectorado 2010-2025)
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Conforme a las cifras anteriores, se puede advertir que la fluctuación de inversión depende
de la presentación de proyectos de divulgación, mientras que la participación no est
condicionada por la inversión de divulgación, sino en la misma línea que la UAZ, los índices
de impacto (influencia, visibilidad y relevancia) dependen del aumento de divulgadores
especializados, así como de los medios para comunicar la divulgación.
5. Brechas identificadas
En la Ley General en Materia de Humanidades, Ciencia, Tecnología e Innovación se
pronosticó en la fracción XVII, que parte de las vocaciones científicas tempranas se asumiera
el papel de divulgador en...
la enseñanza de reas del conocimiento fundamentales para poder optar por una
carrera científica (principalmente matemticas y lecto-escritura), y se refiere
a coadyuvar a que las niñas y los niños se inicien en el gusto por la ciencia desde
edades tempranas, y esta vocación se promueva en la educación inicial previa a la
primaria, en la primaria, en la secundaria o nivel medio, y en el nivel previo a la
entrada al nivel licenciatura (LGMHCTI, 2020)
Desde entonces la cuestión ha sido vincular a los investigadores del SNI, los posgrados y las
autoridades de los diferentes niveles escolares a apropiarse del mandato de la norma y no
como una orden autoritaria de Rectoría para cubrir procedimientos burocrticos de cara a los
procesos de transparencia y rendición de cuentas, propios de los gobiernos democrticos.
Lo anterior no es una tarea que se tenga que empezar desde cero en el estado de Guerrero,
sino un síntoma generalizado que afecta tambin a las universidades a nivel nacional como
comenta la Garza-Almanza.
La difusión científica en Mxico, en sus aspectos de divulgación y periodismo
científico, es una actividad necesaria para el entendimiento público de la ciencia y
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su desarrollo a nivel nacional. En Mxico la divulgación ha prosperado lentamente
y en pocos lugares. Factores que han contribuido son: subestimación de la
divulgación por parte de instituciones científicas colegiadas como el SNI, la no
profesionalización de la carrera de divulgador, la falta de oferta acadmica para
formar divulgadores, la falta de inters por parte de los medios, y el control que los
propios investigadores mantienen sobre las actividades y medios acadmicos y
oficiales de divulgación. (2015, p. 4)
Este largo camino en la consolidación de expertos divulgadores trae como consecuencia la
disparidad regional. En el estado de Guerrero el 70 % de los participantes provienen de zonas
urbanas (2010-2019), con baja representación de telebachilleratos comunitarios y en los
siguientes indicadores.
Equidad de género: cuyo reporte se estima en 33 % de finalistas que participaron
en el rea de Física fueron mujeres (2010-2019), frente al 48 % en Biología,
mientras que en el periodo de transición de rgimen político se detectó una
estacionalidad presupuestal aunado a las razones de emergencia sanitaria y
riesgos en la desaceleración de la economía. Los años con mayor inversión (2018-
2019) coincidieron con una participación de 22 % ms de finalistas que los ciclos
de inversión anteriores, confirmando la correlación entre recursos y resultados.
(Informe…)
Estos picos de gasto indican que no todo presupuesto se gasta de forma uniforme mes a mes
como la doctrina hacendaria estima, sino que depende de la voluntad política y de factores
de riesgo graves, como la pandemia por SASRS-CoV-2 para que se valore la importancia de
la divulgación es reas específicas que demandan las emergencias sanitarias.
6. Lecciones aprendidas
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En la ruta de transición de un modelo de popularización de la ciencia hacia la cultura
científica, lo que se puede advertir es que las experiencias aprendidas, así como las
experiencias compartidas con otras universidades tienen que ver con las alianzas y la lógica
costo/beneficio de los modelos emergentes de aprendizaje que ha permitido la participación
de la comunidad estudiantil enriquecidas con experiencias exógenas, provenientes de las
plataformas y redes sociales online, como sugiere el informe.
I. Modelo híbrido: La transición de exmenes presenciales (2010-2019) a
modalidades en línea (2020-2025) aumentó la cobertura en un 40%, pero reveló
brechas digitales en comunidades rurales.
II. Alianzas estratégicas: El impulso de las olimpiadas con la colaboración entre
la UAGro e instancias financiadoras (CONACYT, Academia Mexicana de
Ciencias) permitió distribuir gastos entre 2015-2019, optimizando recursos
para becas de participación.
III. Enfoque intercultural: Las ediciones con materiales en lenguas indígenas
(2016, 2018) duplicaron la participación de estudiantes hablantes de nhuatl y
mixteco. (
Una de las innovaciones detectada ha sido la realidad online, con modalidad propia, que
supone un rendimiento en costos y sobre todo una comunidad universitaria acostumbrada a
consumir cultura científica desde sus dispositivos, en donde puede diseminar, compartir
descargar y comentar la divulgación de la ciencia, específicamente las olimpiadas científicas
realizadas en la UAGro. Esta nueva experiencia es la que marca el inicio de la actual dcada,
en la que se potenciarn los esfuerzos hasta ahora realizados.
7. Contexto actual (2020-2025)
El informe (2020) en cuestión dice que “El impacto de la pandemia del COVID-19 provocó
la suspensión de eventos presenciales en el periodo de 2020-2021, lo que implicó una caída
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del 28 % en participación, recuperada parcialmente en 2025 [2,062 participantes] Sin
embargo, lo anterior no es una visión pesimista sino el reflejo de un tipo de mudanza en la
cual la orientación de eventos de manera presencial off line o modalidad prepandemia,
compite ahora con la modalidad online tambin conocida como modalidad remota, en la que
se comunica la divulgación de la ciencia en escenarios virtuales. (Loaiza-Escutia, C., 2005).
Lo anterior implica una tendencia a nivel mundial en cuanto que la forma tradicional del
experto divulgador se enfrenta a nuevos desafíos, como lo es la emergencia de las redes
sociales y la inteligencia artificial, que potencialmente se encuentran en el paradigma de
“alfabetización meditica e informacional” (UNESCO, 2025), desviados del modelo (3) de
popularización de la divulgación científica, que resta importancia a los logros actuales por
transitar al modelo global de cultura científica.
8. Nuevos desafíos
Persisten barreras críticas: solo el 12 % de participantes en Química (2023) provenía de
escuelas tcnicas, y el 60 % de mujeres abandonan las competencias en etapas intermedias
(datos 2021-2024). Lo anterior supone la herencia de un “modelo educativo acelerado
practicado en las escuelas tcnicas con competencias equivalentes (Riese J., & Urbanski, J.,
2018)”, producto de la emergencia por abandono escolar, característico de algunas de las
regiones del estado de Guerrero. No obstante, esta situación no es motivo de un desaliento
sino el legado de los sistemas educativos, acentuados en prcticas específicas que vulneran
los derechos a la educación y el acceso a la ciencia, en donde la promoción de la autoridad
escolar no es decisiva, sino que se requiere la intervención de otros actores y
acompañamiento transinstitucional.
En cambio, predomina el optimismo tras la experiencia de 14 años (2010 2024) en la
participación y organización de las Olimpiadas del conocimiento, en el que se han atendido
10,000 estudiantes de nivel medio superior del estado de Guerrero. Con este score se pretende
postular a la UAGro como sede de la olimpiada nacional de las ciencias el 2026, con una
mayor y mejor representación.
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Para ello, resulta evidente la necesidad de incrementar el presupuesto en un 30 % anual para
financiar sedes regionales y capacitación docente con habilidades en divulgación de la
ciencia; implementar estrategias de inclusión activa, como becas integrales para estudiantes
indígenas; fortalecer alianzas con el sector educativo, replicando xitos como las sinergias
con el Colegio de Bachilleres (1,282 participantes en 2023).
9. Conclusiones
Las olimpiadas científicas en Guerrero muestran que la ciencia puede ser una herramienta de
justicia social. Cada edición ha permitido que miles de jóvenes descubran su potencial y
reconozcan la ciencia como un espacio posible para su desarrollo personal y colectivo. El
reto ahora es sostener esta visión en el tiempo, asegurando que ninguna condición —ni
geogrfica, ni económica, ni de gnero— limite la curiosidad y el talento.
En esta propuesta se proyectan algunos criterios de inclusión adaptando la experiencia
detallada en el informe conforme a lo establecido por las normas vigentes y las
recomendaciones internacionales. Se advierte que puede haber ms criterios, no obstante, la
consolidación se puede medir en números confiables a partir de un declogo de propuestas
inclusivas, como lo sugiere la tabla 2.
Tabla 2
Inclusión activa en las olimpiadas de la ciencia
Eje de inclusión
Estrategia concreta
Objetivo o impacto esperado
Equidad de gnero
Programa de mentoría científica
para jóvenes que cursen el
bachillerato
Creación de redes exolímpicas
como memoria viva
Reducir la brecha de gnero y
visibilizar modelos femeninos de
ciencia
Diversidad lingüística y cultural
Materiales de formación
traducidos a lengua originaria
Fomentar la participación de
comunidades indígenas y
afrodescendientes
Inclusión con personas con
discapacidad
Tutorías científicas en formatos
accesibles
Adecuación de exmenes en
braille, audio, lectura asistida
Igualdad de condiciones de
competencia y aprendizaje
Diversidad territorial y
socioeconómica
Cedes rotativas en distintas
regiones locales y nacionales
Democratizar el acceso a la
participación mediante
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Becas de transporte y hospedajes
convocatorias claras y
específicas.
Detectar talento en comunidades
rurales
Formación inclusiva del
profesorado
Capacitación docente en
divulgación científica y
pedagogías
Inclusión de Investigadores SIN
como entrenadores de olimpiadas
Fomentar el acompañamiento
respetuoso y equitativo en el
proceso de selección
Difusión y divulgación abierta
Transmisión de competencias en
línea
Uso de redes sociales para
visualizar a estudiantes en
contextos diversos
Publicar en revistas de
divulgación científica los retos y
perspectivas de cada olimpiada
de la ciencia
Enfoque interseccional
Registro y monitoreo de
participantes, según gnero, etnia,
discapacidad y región
Evaluar de manera continua la
eficacia de las políticas
inclusivas, ante la comunidad
universitaria
Vinculación con programas
sociales
Articulación con “Jóvenes
construyendo el futuro”, “Becar
Benito Jurez” y apoyos para
continuar estudiando en carreras
científicas
Crear una comunidad científica
juvenil diversa y colaborativa
visible que coordine los eventos
año con año.
Espacios de socialización
científica
Lista de evaluadores
especializados internos y externos
Revisión ciega de pruebas
Retroalimentación formativa, no
solo calificación numrica
Asegurar procesos de evaluación
justos y transparentes, con
invitación de universidades
nacionales e internacionales.
Evaluación inclusiva
Accesibilidad multilingüe y
cultural
Incremento sostenido en la
participación de grupos
subrepresentados en programas de
divulgación científica
Fuentes: propia
Lo anterior establece un panorama real, sólido sobre el cul se pueden mostrar cifras
comparadas, aciertos, así como la emergencia de nuevos retos y rutas de evolución
específicas en la cultura científica global, aplicable a las poblaciones universitarias.
Referencias
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https://foroconsultivo.org.mx/
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115
Anexo
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Doi. 10.5281/zenodo.18072335
Reseña
Hasok Chang. Realism for Realistic People: A New Pragmatist
Philosophy of Science. Cambridge University Press, 2022. 320
páginas
Hasok Chang. Realismo para personas realistas: Una nueva
filosofía pragmática de la ciencia. Cambridge University
Press, 2022. 320 páginas
Hasok Chang. Realismo para pessoas realistas: uma nova
filosofia pragmatista da ciência. Cambridge University Press,
2022. 320 páginas.
Benedicto Acosta-Díaz. ID. 0009-0009-6583-8780
Universidad de Salamanca, Instituto de Estudios de la Ciencia y la Tecnología.
Email: bneacosta@usal.es
Resumen
El libro Realism for Realistic People de Hasok Chang, publicado por Cambridge
University Press en 2022, constituye una propuesta filosófica innovadora que busca
reconciliar el realismo científico con las prácticas reales de investigación. Chang critica
el realismo tradicional por su obsesión con verdades absolutas y plantea un “realismo
activista” centrado en mejorar nuestro conocimiento mediante la coherencia operacional,
entendida como la coordinación pragmática de elementos epistémicos orientados a fines
específicos. Desde esta perspectiva, el conocimiento se concibe como “activo”, es decir,
como habilidad práctica, en contraste con el predominio del conocimiento proposicional
en la epistemología analítica.
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El autor cuestiona la noción de correspondencia estricta entre teoría y realidad
independiente, proponiendo en cambio una verdad empírica definida por su utilidad en
actividades coherentes. Asimismo, desarrolla un pluralismo ontológico que reconoce la
validez de múltiples marcos conceptuales sin caer en relativismo ingenuo. Chang dialoga
con nociones como el “realismo interno” de Putnam y el “realismo perspectival”,
sugiriendo que el realismo debe asumirse como postura más que como doctrina
metafísica.
El volumen se enriquece con ejemplos históricos de física y química, como la termometría
y el sistema de Lavoisier, que ilustran cómo la ciencia se construye mediante
coordinación pragmática. Aunque la estructura fragmentada y la falta de aplicaciones
concretas para científicos pueden ser limitaciones, la obra ofrece una contribución
significativa al debate contemporáneo sobre objetividad y realismo. Su enfoque
pragmatista y pluralista resulta especialmente relevante en contextos iberoamericanos,
donde conviven diversas tradiciones científicas y se valoran las dimensiones sociales del
conocimiento.
Palabras clave: realismo pragmatista, coherencia operacional, conocimiento activo,
pluralismo ontológico, filosofía de las ciencias, prácticas científicas
Abstract
Hasok Chang's book, *Realism for Realistic People*, published by Cambridge University
Press in 2022, presents an innovative philosophical proposal that seeks to reconcile
scientific realism with actual research practices. Chang criticizes traditional realism for
its obsession with absolute truths and proposes an "activist realism" focused on improving
our knowledge through operational coherence, understood as the pragmatic coordination
of epistemic elements oriented toward specific ends. From this perspective, knowledge is
conceived as "active," that is, as a practical skill, in contrast to the predominance of
propositional knowledge in analytic epistemology.
The author questions the notion of a strict correspondence between theory and
independent reality, proposing instead an empirical truth defined by its utility in coherent
activities. He also develops an ontological pluralism that recognizes the validity of
multiple conceptual frameworks without falling into naive relativism. Chang engages
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with notions such as Putnam's "internal realism" and "perspective realism," suggesting
that realism should be understood as a stance rather than a metaphysical doctrine.
The volume is enriched with historical examples from physics and chemistry, such as
thermometry and Lavoisier's system, which illustrate how science is constructed through
pragmatic coordination. Although the fragmented structure and lack of concrete
applications for scientists may be limitations, the work offers a significant contribution to
the contemporary debate on objectivity and realism. Its pragmatist and pluralist approach
is especially relevant in Ibero-American contexts, where diverse scientific traditions
coexist and the social dimensions of knowledge are valued.
Keywords: pragmatist realism, operational coherence, active knowledge, ontological
pluralism, philosophy of science, scientific practices
Resumo
O livro de Hasok Chang, *Realismo para Pessoas Realistas*, publicado pela Cambridge
University Press em 2022, apresenta uma proposta filosófica inovadora que busca
reconciliar o realismo científico com as práticas de pesquisa reais. Chang critica o
realismo tradicional por sua obsessão com verdades absolutas e propõe um "realismo
ativista" focado no aprimoramento do nosso conhecimento por meio da coerência
operacional, entendida como a coordenação pragmática de elementos epistêmicos
orientados para fins específicos. Nessa perspectiva, o conhecimento é concebido como
"ativo", ou seja, como uma habilidade prática, em contraste com a predominância do
conhecimento proposicional na epistemologia analítica.
O autor questiona a noção de uma correspondência estrita entre teoria e realidade
independente, propondo, em vez disso, uma verdade empírica definida por sua utilidade
em atividades coerentes. Ele também desenvolve um pluralismo ontológico que
reconhece a validade de múltiplas estruturas conceituais sem cair no relativismo ingênuo.
Chang aborda noções como o "realismo interno" e o "realismo de perspectiva" de Putnam,
sugerindo que o realismo deve ser compreendido como uma postura, e não como uma
doutrina metafísica.
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O volume é enriquecido com exemplos históricos da física e da química, como a
termometria e o sistema de Lavoisier, que ilustram como a ciência é construída por meio
da coordenação pragmática. Embora a estrutura fragmentada e a falta de aplicações
concretas para os cientistas possam ser limitações, a obra oferece uma contribuição
significativa para o debate contemporâneo sobre objetividade e realismo. Sua abordagem
pragmatista e pluralista é especialmente relevante em contextos ibero-americanos, onde
diversas tradições científicas coexistem e as dimensões sociais do conhecimento são
valorizadas.
Palavras-chave: realismo pragmatista, coerência operacional, conhecimento ativo,
pluralismo ontológico, filosofia da ciência, práticas científicas
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Hasok Chang, profesor de Historia y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de
Cambridge, nos ofrece en este ambicioso volumen una propuesta filosófica que busca
reconciliar el realismo científico con las prácticas reales de investigación. Su objetivo es
desarrollar una filosofía de la ciencia para "gente realista" que esté genuinamente
conectada con lo que los científicos hacen en lugar de con ideales inalcanzables sobre la
verdad absoluta y la realidad última. El punto de partida de Chang es una crítica aguda al
realismo científico tradicional, que él considera paradójicamente "no realista" por su
obsesión con alcanzar verdades definitivas sobre una realidad independiente de nuestras
experiencias y conceptualizaciones. Frente a esto, propone un "realismo activista" que se
centra en hacer todo lo posible para mejorar nuestro conocimiento de las realidades tal
como no es posible acceder a ellas. La arquitectura conceptual del libro se construye sobre
la noción de "coherencia operacional", que Chang define como la coordinación armoniosa
de elementos en nuestras actividades epistémicas orientada hacia el logro de objetivos
específicos. Esta idea central permite repensar conceptos fundamentales como el
conocimiento, la verdad y la realidad, desde una perspectiva pragmatista renovada.
Chang defiende una concepción del conocimiento como "conocimiento activo" -
es decir, como habilidad para hacer cosas - en oposición al conocimiento meramente
proposicional, que desafortunadamente ha dominado la epistemología analítica
tradicional. Esta perspectiva no niega la importancia del conocimiento proposicional, sino
que lo sitúa dentro del contexto más amplio de la acción humana. El conocimiento
proposicional depende del conocimiento activo (por ejemplo, necesitamos saber cómo
usar el lenguaje para tener creencias) y contribuye a él (las proposiciones son
herramientas útiles en nuestras actividades). El autor desarrolla una crítica sistemática del
realismo de correspondencia, argumentando que la búsqueda de una correspondencia
entre nuestras teorías y una realidad absolutamente independiente es tanto inalcanzable
como innecesaria para la práctica científica exitosa. En su lugar, propone entender la
verdad empírica en términos del papel positivo que las proposiciones pueden desempeñar
en facilitar actividades operacionalmente coherentes. Similarmente, sugiere que algo es
"real" cuando puede ser empleado en actividades coherentes que dependen de su
existencia y propiedades básicas.
Una fortaleza notable del libro es su tratamiento sofisticado del pluralismo
ontológico. Chang no cae en un relativismo ingenuo, sino que desarrolla una visión en la
que diferentes marcos conceptuales pueden capturar diferentes aspectos de la realidad sin
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que necesariamente haya una descripción única y completa que las subsuma a todas. Esta
perspectiva creo resulta especialmente valiosa para entender la coexistencia productiva
de diferentes teorías y metodologías en las ciencias contemporáneas. El autor también
ofrece una rehabilitación cuidadosa del pragmatismo, respondiendo a las críticas
habituales que lo acusan de reducir la verdad a la mera conveniencia o de limitarse a
consideraciones puramente utilitarias. Chang muestra que el pragmatismo, correctamente
entendido, implica restricciones objetivas muy fuertes sobre nuestro conocimiento,
precisamente porque lo que funciona en la práctica no está sujeto a nuestros caprichos o
deseos.
El tratamiento de Chang de la noción de "realismo interno" de Putnam y su
desarrollo del "realismo perspectival" añaden matices importantes al debate tradicional
entre realismo y antirrealismo. Su propuesta de que adoptemos una actitud realista como
"stance" o postura, más que como doctrina metafísica, resulta prometedora para evitar
algunos de los callejones sin salida del debate tradicional. El libro incluye numerosos
ejemplos históricos, fundamentalmente provenientes de la física y la química, que ilustran
el discurso. El análisis del desarrollo de la termometría y la teoría del calor, así como del
sistema químico de Lavoisier, muestran cómo las prácticas científicas reales se
caracterizan por la coordinación pragmática de elementos heterogéneos más que por la
aplicación mecánica de un método universal.
Sin embargo, la obra también presenta algunas limitaciones. La estructura
"ramificada" que Chang adopta, aunque bien intencionada para facilitar diferentes niveles
de lectura, a veces fragmenta algunos argumentos que creo se beneficiarían de un
desarrollo más lineal. Algunos lectores pueden encontrar repetitivo el retorno constante a
los mismos ejemplos y conceptos centrales, lo cual también hace pensar que son ellos los
que más claramente sirven a su teoría, en detrimento de casos límite o casos menos
favorables para la postura defendida. Además, aunque Chang promete una filosofía "útil"
para científicos, no queda completamente claro cómo sus propuestas conceptuales se
traducirían en orientaciones concretas para la investigación científica. El autor reconoce
que la mayoría de sus ideas no son enteramente originales, cosa cierta, y en algunos casos
esta honestidad intelectual va acompañada de una síntesis que, aunque competente, no
siempre alcanza la profundidad analítica que uno esperaría en algunos temas centrales.
Para quienes trabajamos en filosofía de la ciencia en el contexto español e
iberoamericano, el libro de Chang resulta particularmente relevante. Su énfasis en las
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prácticas reales frente a ideales abstractos resuena con tradiciones epistemológicas que
han sido más sensibles a los aspectos sociales y culturales del conocimiento científico. Su
propuesta de un realismo "para gente realista" ofrece herramientas conceptuales valiosas
para navegar en los actuales debates contemporáneos sobre la objetividad científica sin
caer en extremos relativistas o absolutistas, en los que muchos nos sentimos incómodos.
La insistencia de Chang en que la filosofía de la ciencia debe ser relevante para la práctica
científica real conecta con preocupaciones legítimas sobre la excesiva abstracción de
algunos debates académicos en filosofía analítica y de la ciencia, algo que muchos
también percibimos en el tono general de la investigación en estas disciplinas.
El tratamiento del pluralismo metodológico y ontológico también resulta
especialmente valioso en contextos donde conviven diferentes tradiciones de
investigación y donde la imposición de modelos únicos de cientificidad ha mostrado sus
limitaciones. La propuesta de Chang de entender la realidad como algo que "logramos"
más que como algo que simplemente "descubrimos" ofrece una perspectiva fructífera para
pensar sobre ella.
La obra será, por estos motivos, de interés no solo para filósofos de la ciencia
profesionales, sino también para científicos reflexivos interesados en examinar los
fundamentos conceptuales de su trabajo, así como para estudiosos de otras disciplinas
preocupados por cuestiones de conocimiento y método. Su estilo accesible y su estructura
flexible la hacen adecuada para el estudio especializado como para cursos avanzados de
postgrado. En suma, "Realism for Realistic People" representa una contribución
significativa al debate contemporáneo sobre el realismo científico. Su llamado a una
filosofía de la ciencia más humilde y más atenta a las prácticas reales resulta oportuna en
un momento en que tanto la confianza pública en la ciencia como la reflexión crítica sobre
sus métodos y límites son extremadamente necesarias.