Ciencia y filosofía ISSN: 2594-2204, vol.8, otoño-invierno 2022
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Artículo académico
DOI: 10.38128/cienciayfilosofa.v8i9.62
La difusión y divulgación de la filosofía mexicana
The dissemination and dissemination of Mexican philosophy
A disseminação e popularização da filosofia mexicana
Joel Ochoa Pérez: México. ID. 0000-0001-6255-9772
Universidad Autónoma del Estado de México, Facultad de Humanidades, México. Email:
joelochoaperez94@gmail.com
Resumen
El presente texto, pretende colocar a discusión los conceptos de “difusióny “divulgación” con la
intención de entender su función con la filosofía mexicana. De esta manera, la crítica a estos
conceptos pasará por algunas observaciones de algunos filósofos de nuestro momento y de nuestro
pasado, como lo fue el filósofo de lo mexicano Emilio Uranga. En un primer momento, expongo
los conceptos de difusión y divulgación con el objetivo de demostrar que estos términos no se deben
entender como sinónimos. En un segundo plano, teniendo en cuenta la legibilidad o función de la
difusión y divulgación filosófica, recurro a la historia de la filosofía mexicana con la intención de
exponer el desarrollo de la filosofía mexicana desde los ámbitos divulgativos de mediados del siglo
XX. Finalmente, con la filosofía uranguiana, expondré el ¿por qué la filosofía mexicana está
Nepantla? Se analiza la diferencia entre difusión y divulgación de la filosofía mexicana, destacando
que no son sinónimos: la difusión se dirige a especialistas y la divulgación busca un público amplio.
Examina el papel de colectivos como el Ateneo de la Juventud y el Grupo Hiperión, que llevaron la
filosofía más allá de la academia mediante revistas, conferencias y colecciones editoriales. Se
subraya la importancia de Emilio Uranga, quien equilibró rigor y accesibilidad, mostrando que la
filosofía mexicana debía dialogar con la sociedad. Finalmente, se plantea que la filosofía mexicana
vive en “Nepantla”, entre tradición y apertura cultural.
Palabras clave: difusión, divulgación, Emilio Uranga, rigor, filosofía mexicana, Nepantla.
Abstract
This text aims to discuss the concepts of "diffusion" and "dissemination" in order to understand
their function within Mexican philosophy. The critique of these concepts will draw upon
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observations from contemporary and historical philosophers, such as the philosopher of Mexican
identity, Emilio Uranga. First, I will define diffusion and dissemination to demonstrate that these
terms should not be considered synonymous. Second, considering the readability or function of
philosophical diffusion and dissemination, I will examine the history of Mexican philosophy to
trace its development within the popularization spheres of the mid-20th century. Finally, using
Uranga's philosophy as a lens, I will explore why Mexican philosophy is in Nepantla. The
difference between diffusion and dissemination in Mexican philosophy will be analyzed,
highlighting that they are not synonymous: diffusion is directed at specialists, while dissemination
seeks a broad audience. This article examines the role of groups such as the Ateneo de la Juventud
and the Grupo Hiperión, which took philosophy beyond academia through journals, lectures, and
publishing collections. It highlights the importance of Emilio Uranga, who balanced rigor and
accessibility, demonstrating that Mexican philosophy should engage in dialogue with society.
Finally, it posits that Mexican philosophy lives in “Nepantla,” a place of cultural openness and
tradition.
Keywords: dissemination, popularization, Emilio Uranga, rigor, Mexican philosophy, Nepantla
Resumo
Este texto visa discutir os conceitos de "difusão" e "disseminação" para compreender sua função
na filosofia mexicana. A crítica desses conceitos se baseará em observações de filósofos
contemporâneos e históricos, como o filósofo da identidade mexicana, Emilio Uranga.
Primeiramente, os conceitos de difusão e disseminação são apresentados para demonstrar que esses
termos não devem ser considerados sinônimos. Em seguida, considerando a legibilidade ou função
da difusão e disseminação filosóficas, a história da filosofia mexicana é examinada para ilustrar seu
desenvolvimento nas esferas de disseminação de meados do século XX. Finalmente, utilizando a
filosofia de Uranga como lente, surge a questão: por que a filosofia mexicana está em Nepantla? A
diferença entre difusão e disseminação na filosofia mexicana é analisada, destacando que não são
sinônimos: a difusão se dirige a especialistas, enquanto a disseminação busca um público amplo.
Este artigo examina o papel de grupos como o Ateneo de la Juventud e o Grupo Hiperíón, que
levaram a filosofia para além da academia por meio de periódicos, palestras e publicações de
coletâneas. Destaca a importância de Emilio Uranga, que equilibrou rigor e acessibilidade,
demonstrando que a filosofia mexicana deve dialogar com a sociedade. Por fim, postula que a
filosofia mexicana reside em “Nepantla”, um lugar de abertura cultural e tradição.
Palavras-chave: disseminação, popularização, Emilio Uranga, rigor, filosofia mexicana, Nepantla
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Enviado: septiembre 20. 2022
Aprobado: octubre 16. 2022
Publicado: noviembre 30. 2022
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Introducción
Sin rigurosidad, la filosofía no pasa de ser una buena charla, pero sin su imprescindible divulgación en un
lenguaje a muchos accesibles no deja de ser un virtuosismo sin mayor significación. Los grandes filósofos
contemporáneos han comprendido tal antinomia y la han afrontado con toda resolución. En nuestro siglo
la filosofía ha renunciado a las piadosas ataduras de la ciencia.
Emilio Uranga
Este ensayo se compone por siete observaciones que parten de la experiencia acerca del quehacer filosófico,
Aquí se recogen apreciaciones personales colectivas académicas e investigativas que conforman una visión
de unidad para la divulgación de la filosofía en México, se concluye que la divulgación en el centro del país
constituye el laboratorio divulgativo que tiene como tarea extender la divulgación filosófica al resto de
México sin que ello signifique una imposición a un tipo de modelo hegemónico para el resto de las
universidades que imparten filosofía al interior del país.
1. Contexto sobre el artículo Tercero de la Constitución Mexicana
En México la filosofía vive actualmente avatares de suma importancia, en el año del 2018 el
presidente Andrés Manuel López Obrador aprobó ante la cámara de diputados una reforma al
artículo tercero de la Constitución Mexicana que incorporaba: el arte, las humanidades y
específicamente a la filosofía como un derecho de los/as mexicanos/as.
Este hecho fue algo insólito en México y en el mundo, hasta la fecha de publicación de este artículo,
ningún país ha logrado esta proeza tan urgente. Muy particularmente, en nuestro país, representa
una posición opuesta a la educación tecnocrática y mercantilista por la que había propugnado (y
propugna) el neoliberalismo, contrastando la política del antiguo presidente Felipe Calderón, quien
trato de eliminar, en un acto de salvajismo, las disciplinas filosóficas de la educación media
superior.
En nuestros días, el derecho a la filosofía no sólo se ha convertido en un escudo para el sistema
educativo, sino que, gracias a ello, ahora podemos cubrir otros espacios, en este sentido podríamos
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ir hablando en que la filosofía puede divulgarse libremente en nuestro país sin que sea un delito o
se quiera abolir las materias de filosofía del sistema educativo. No obstante, a pesar de que la
filosofía sea un derecho, como todo derecho lo debemos hacer valer.
Ahora, si observamos con atención y conectamos un poco el logro de que la filosofía sea un derecho
en nuestro país, nos percataremos que la mayoría de los que estuvieron involucrados con esta
hazaña, son filósofos y filósofas que han dedicado su pensamiento a la filosofía mexicana, como lo
es Gabriel Vargas Lozano con un pensamiento Marxista en nuestro país aunado con una postura
latinoamericana y a Guillermo Hurtado con una obra compilativa en torno a la filosofía mexicana
del siglo XX.
La conexión que quiero que se refleje no es forzada y mucho menos lejana entre la relación del
derecho de la filosofía en nuestro país y la filosofía mexicana. El contexto actual permite visualizar
la responsabilidad de los/as filósofos/as mexicanos/as, que en constante crisis hemos tenido que
justificar nuestro quehacer filosófico ante la sociedad. Concluimos, por ahora, que la filosofía es
un derecho en nuestro país y que no podemos evadir su influencia filosófica mexicana.
2. ¿Qué entender por difusión y divulgación filosófica en México?
En el año del 2016, Luis Aarón Patiño Palafox y Gabriel Vargas Lozano tuvieron a bien de publicar
el texto La difusión de la filosofía ¿es necesaria? en la cual, tanto los coordinadores como los
escritores, ven el problema clave para que la filosofía en nuestro país pueda tener un impacto más
allá de las aulas de clase y, ante todo, que es una responsabilidad en parte por la filosofía mexicana,
tal como lo mencionan al final de su presentación:
La filosofía mexicana y la universal tienen los recursos teóricos para analizar estas
problemáticas; pero deben hacer valer sus resultados a través de una buena y efectiva
labor de enseñanza y difusión. No tenemos duda de que esto será beneficioso para nuestro
país. (Patiño y Vargas, 2016, p. 10)
Es innegable, como afirma Patiño y Vargas, que la filosofía en nuestro país tiene un compromiso
con la sociedad mexicana, siendo así la difusión y la divulgación el motor clave para una buena
recepción hacía el público en general, en virtud de eliminar la ignorancia o la mala fama que ha
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tenido la filosofía en nuestro país.
Podríamos entender, en un primer momento, que los conceptos de difusión y divulgación se
entenderían por sinónimos, pero esto no es así y en el texto de Patiño y Vargas podemos notar sus
cualidades por separadas, tal como lo ordena uno de los colaboradores, el filósofo Ernesto Priani:
La difusión transmite información superficial sobre todo tipo de actividades y quehaceres
mediante mensajes accesibles al público en general. Cae dentro del concepto amplio de
cultura y por lo mismo se reduce a ser informativa, es una forma de vinculación muy
básica entre las instituciones y el público en general. (Priani, 2016, p.241)
Por otro lado, la divulgación filosófica tendría otro objetivo, citando nuevamente a Ernesto
Priani, veríamos entonces lo siguiente:
La divulgación consiste en distribuir información de un área de conocimiento específica
ciencias o humanidades a una parte del público en general, la que está interesada en
dicha información, y sin que este público sea estudioso o profesional de alguna de estas
áreas de conocimiento que se divulga. (P. 241).
Seguido de esto, no debemos olvidar que también se encuentra el concepto de Difusión y
Divulgación científica, en la cual el primero tiene otras pretensiones. Lo que se considera como
difusión científica es aquella que tiene un público muy selecto, en cambio la divulgación sería un
canal accesible para cualquier persona interesada por algún tema. La difusión trabaja con sus
propios medios, uno de ellos son los artículos científicos, que como describe Núria Vallmitjana:
Tanto la difusión como la divulgación científica son actividades de comunicación. Los
artículos científicos constituyen actualmente un tipo de discurso escrito con una forma
determinada y unas condiciones de contenido que permiten cumplir con el propósito final
de comunicar y difundir los resultados de un proyecto científico a la comunidad científica.
Por su parte, las acciones de divulgación optan por diversos tipos de medios de
comunicación y se orientan a un público más general, con la finalidad de hacer accesible
el conocimiento científico a la sociedad, al ciudadano. (Vallmitjana, 2021)
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Respecta, entonces, que la difusión queda acotada por la institución y la especialización, es decir,
en el caso de los difusores de la filosofía probablemente sean especialistas con un lenguaje en
común y ajeno para un público general, ¿podríamos decir qué esto sea malo? No del todo, ya que
se necesita de un estudio riguroso, empero, también ser muy académicos ha sido un enemigo de la
filosofía, tropezamos con el lenguaje al no podernos expresar con toda legibilidad hacia el público
en general y por ende obtenemos una mala impresión e interpretación de lo qué es un filósofo y una
filósofa.
He aquí lo importante de esclarecer estas definiciones, para delimitar con claridad lo que se entiende
por difusión o divulgación, y distinguirla de otros dos fenómenos comunicativos que, por supuesto,
están presentes en nuestro entorno, pero que no tienen ni la intención, ni el alcance que se propone
para la divulgación pues el propósito es llegar a las personas que no saben lo que es la filosofía,
siendo igual de importante, que sepan que tiene una filosofía propiamente mexicana.
Tener la diferencia de estas dos concepciones puede ser útil para la propagación de la filosofía y en
estos términos podemos ir aclarando un poco lo que podríamos entender por difusión y divulgación
de la filosofía mexicana.
3. Difusión de la filosofía mexicana
Como anteriormente señalamos, la difusión pertenece a la especialización, por ello es un punto
clave para la propia investigación. A pesar de que la difusión sea una selección de ciertos estudiosos
enfocados en una institución o círculo de estudio; no quiere decir que sea de todo negativo, por lo
mismo, no se pretende atacar a la institución o la especialización.
Como alumnos y alumnas seguimos un protocolo de titulación y para ello una de las encomiendas
es la entrega de una tesis. He aquí el primer valor de la difusión, si se ha elegido el tema en este
caso de filosofía mexicana nos acercaremos a los/as especialistas del área a trabajar, lo que nos
llevaría a colocarnos en un grupo especializado de filosofía mexicana, debemos recordar, que, para
hablar de filosofía mexicana es menester analizar una época concisa, esto es un atributo muy
importante de la difusión, identificar a los especialistas de ciertas épocas históricas.
Por lo que nos llevaría a un segundo momento. La filosofía mexicana a diferencia de otras filosofías
se encuentra escrita en revistas, folletos, periódicos, artículos o incluso diarios y fotografías, gran
parte de nuestra investigación filosófica mexicana va encaminada hacia una investigación
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documental.
Un referente importante de la filosofía mexicana es sin duda la Revista de la Facultad de Filosofía
y Letras, fundada en 1941 por Eduardo García Máynez (1908-1993). La propuesta de Máynez inicio
como una difusión de la propia Facultad, en la cual se hacía presente en la vida académica y cultural
de la Ciudad de México. El tiraje era trimestral, cubría áreas de conocimiento como: filosofía, letras,
historia y antropología, aunado una sección de reseñas de libros e importante señalar, un espacio
de noticias, en la que hoy en día es de suma importancia para tener en cuenta el contexto de aquella
mitad del siglo XX. Finalmente, su formato rústico más cercano al de un libro fue espacio
invaluable para plumas destacadas durante 17 años y 69 números; produciéndose en la Ribera de
San Cosme, en el legendario edificio Mascarones donde en aquellos años era la FFyL.
En un inicio, se proyectaba con las cualidades de una revista científica, en la que demostraba los
logros y resultados de la propia facultad, podríamos considerar, entonces, que la revista se formuló
como una propuesta de difusión ya que su público era muy selecto, esto cambiaria en 1947 cuando
Juan Hernández Luna (1913-1995) es nombrado secretario y Samuel Ramos (1897-1959) en su
director, dándole una importancia mayor a la sección “Noticias de la Facultad de Filosofía y Letras”
donde abrieron el panorama hacia los países hermanos de Latinoamérica, esto le daría el giro a una
revista de divulgación, ya que se invitaba a un público más amplio que se encontraba dentro y fuera
de la Facultad de Filosofía a participar en los seminarios, congresos, cursos y debates de las aulas
de Mascarones.
Por lo pronto, podemos ver que la Revista de la Facultad de Filosofía y Letras inicia como una
propuesta de difusión y concluye como un proyecto divulgativo. Para que yo pudiera llegar a esta
tesis, fue gracias a la investigación que realice de la filosofía de lo mexicano de mediados del siglo
XX, con el propósito de cumplir las condiciones de titulación, estas son las virtudes a la que refería
anteriormente sobre involucrarse con la difusión, en este caso, de la difusión filosófica de mediados
del siglo XX mexicano.
4. Divulgación de la filosofía mexicana
A finales de los años cuarenta y principios de los años cincuenta, un grupo selecto de filósofos que
estudiaban en la histórica Casa de los Mascarones se presentan con el titánico nombre de Grupo
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Hiperión ante los medios de comunicación. Su nombre no era nada exagerado y presuntuoso, ya
que solo un titán era capaz de cargar en hombros los problemas de México.
Sus miembros: Salvador Reyes Nevares (1922-1993), Jorge Portilla (1918-1963), Luis Villoro
(1922-2014), Ricardo Guerra (1927-2007), Joaquín Sánchez McGregor (1925-2008), Fausto Vega
(1922-2015) y Leopoldo Zea (1912-2004) y la pléyade de este grupo, Emilio Uranga (1921-1988)
tuvieron el acierto de crear un círculo filosófico con la intención de diseccionar el ser del mexicano,
estos “Caballeros del existencialismo” —bautizados así por Juan David García Bacca (1901-1992)
son una excelente brújula para posicionarnos en lo que sería un antes y un después en el siglo
XX mexicano. Principalmente por Emilio Uranga, el genio que crearía un andamio filosófico para
pensar el ser del mexicano. Sus reflexiones sobre lo mexicano de aquella mitad de los cincuenta
eran criaturas vivas, urgentes, punzantes, toros graneados que nacían en medio de estremecimientos
ulcerantes, entre temblores y apagones que hoy en día siguen latentes.
De esta manera, arrastrando la línea histórica hacia 1952 en donde Leopoldo Zea ya era un filósofo
y profesor reconocido, logra obtener los derechos de autor por parte de la casa editorial Porrúa y
Obregón para publicar la colección México y lo Mexicano, colección encargada para divulgar a los
hiperones.
La primera publicación salió a la luz el 12 de mayo de 1952 con el título La X en la frente bajo la
pluma de Alfonso Reyes, el ex ateneísta. En este mismo número, Zea nos da una pequeña
advertencia de lo que será la colección México y lo Mexicano.
MEXICO Y LO MEXICANO aspira a ser en el futuro una Colección Clásica, que
simbolice el mejor de los esfuerzos que puede realizar un grupo de hombres, un pueblo
o una Nación por conocerse y hacerse conocer para que, a partir de este
“autoconocimiento”, pueda incorporarse, con todas las responsabilidades que esto
implica, en el seno de la comunidad de todos los hombres con un alto espíritu de
comprensión, que es éste el mejor de los signos pacifistas. (Zea, 1952, pp. 8-9)
La colección México y lo Mexicano fue para el Hiperión el mejor canal divulgativo que tuvo para
darse a conocer y trabajar más allá del gremio filosófico, invitaba abiertamente a sostener un
diálogo con otras áreas del conocimiento, las gestiones de Zea fueron idóneas y ejemplares para
romper con la jerga filosófica académica, escribía, con toda seguridad, que la colección México y
lo Mexicano podía ser el mejor de los bienes comunes de México:
Filósofos, psicólogos, antropólogos, historiadores, sociólogos, economistas, literatos y
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críticos de arte han sido invitados a formar parte de esta Colección, a colaborar en este
esfuerzo. También se incluirán aquellos trabajos de extranjeros, viajeros, ocasionales
pero agudos, que tanto ahora como en el pasado se hayan interesado por hacer patentes
formas de nuestra realidad. Sus aciertos nos ayudarán a conocernos mejor y sus errores
a valorar nuestra realidad. (Zea,1952, p.9)
Podríamos llegar al criterio en que el Hiperión inició como un grupo de estudio en el cual, daba
difusión a los resultados de su pensamiento por medio de conferencias en el aula José Martí,
empero, su objeto de estudio no era ese mexicano del aula de Mascarones, sino ese mexicano de la
calle y para que eso fuera posible, no alcanzaba la difusión y el rigor de la academia, era necesario
una divulgación masiva por todos los medios de comunicación. Por lo tanto, sería acertado al decir
que el Grupo Hiperión fue un grupo de divulgación filosófica, donde hasta ahora ha sido el más
grande que ha tenido la historia de la filosofía mexicana.
5. Los cenáculos intelectuales
Anteriormente mencionamos que la filosofía mexicana compromete un estudio documental muy
arduo, pero también es innegable que por lo menos los estudios de filosofía mexicana del siglo XX
fueron protagonizados por grupos y colectivos que dieron un aporte tanto de difusión como de
divulgación.
Entre estos grupos intelectuales encontrábamos al Ateneo de la Juventud, Los Contemporáneos y
El Grupo Hiperión, por decir algunos. Cada uno de estos colectivos sabían perfectamente que tenían
que hacerse escuchar, un caso muy recordado fue el Ateneo de la Juventud, que iniciaban como una
tertulia literaria y filosófica para poder respirar del asfixiante positivismo académico, poco después,
en memoria de Manuel Gutiérrez Nájera se crea la revista Savia Moderna, cuya intención era
divulgar el arte y las humanidades en nuestro país. Esto ayudo en gran parte a que el Ateneo de la
Juventud se hiciera más sólida, y que uno de sus integrantes José Vasconcelos tuviera siempre
en mente la difusión y divulgación de la filosofía y las artes en nuestro país; tal como sucedió en
1921 cuando obtuvo el nombramiento como Primer Secretario de Educación Pública bajo el
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mandato de Álvaro Obregón.
En el caso del Grupo Hiperión, tomaron como herencia las preocupaciones ateneístas, sus desvelos
eran provocados por esta rigurosidad heideggeriana por parte de su maestro, el transterrado José
Gaos, sin embargo, los hiperones tenían sus propios intereses, de la mano del existencialismo
francés los jóvenes hiperones vieron una anatomía de conceptos para poder trabajar el ser del
mexicano.
Recordemos, que a pesar de que trabajaran un lenguaje existencialista francés o una fenomenología
alemana, su estudio era ese mexicano que cruzaba el candado de Mascarones, su divulgación a
través de la colección México y lo Mexicano, los periódicos, revistas y canales de radio cristalizaron
su estudio e incluso quebrantando su mala reputación de seguir modas existencialistas, tal como lo
sentenciaba Emilio Uranga en 1952.
Todo sucede como si nuestros investigadores se sumaran a una moda puesta en
circulación por el grupo “Hiperión”. Y así como hace tres años se dijo, falsamente, que
el Hiperión se adhería a una moda cuando se dio a la temática del existencialismo, ahora
parece que los demás se dan a la moda que ha impuesto el Hiperión. Pero, así como
entonces estudiar el existencialismo se demostró que no era una moda, así también ahora,
quizás, podría demostrarse que los mexicanistas no se dejan arrastrar por un asunto de
actualidad, sino que sus orientaciones están motivadas por móviles más hondos. (Uranga,
1952, p.9)
El Hiperión no pretendía ser una tertulia más, su proyecto de divulgación cruzo las fronteras con
otros países como Cuba, Perú y Estados Unidos, organizando cursos y congresos sobre
existencialismo francés y filosofía contemporánea, dirigidos en su mayoría por: Emilio Uranga,
Leopoldo Zea y Juan Hernández Luna.
Bajo estas observaciones, notaremos que en la filosofía mexicana tiene un expediente arduo sobre
la difusión y divulgación filosófica. Las interrogantes, salen por mismas: ¿por qué la difusión y
la divulgación filosófica se han tratado en nuestros días como algo superficial? Se entiende su
importancia, es fácil de justificar de manera inmediata la importancia de la filosofía, pero queda en
eso, en algo inmediato, sin mucha profundidad. es una urgencia latente ¿Por qué no darle una
importancia profunda y especifica?
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6. Emilio Uranga, rigor y divulgación de la filosofía
Una de las inquietudes de Emilio Uranga en el año de 1950, eran los pecados imperdonables de la
especialización de una filosofía, o en sus palabras “El exceso de rigurosidad hace imposible toda
divulgación.” (Uranga, 2013, p. 190) El genio de mal genio apodado así por José Gaos
entendía que el filósofo/a no era esa persona que se quedaba sentada en la cátedra de filosofía, a
esto, la generación del Ateneo con Antonio Caso y José Vasconcelos eran para Uranga y siguen
siendo ejemplares.
Su público nunca fue de especialistas y su enseñanza trascendía y trascendía con mucho
el angosto círculo de los enterados. Esta confrontación de la rigurosidad académica por
un lado y de la necesidad en que está el filósofo de atender a las exigencias de la
conciencia moral llamado “hombre de la calle” plantea una antinomia que, quiérase que
no, tiene que resolver, porque de lo contrario orilla a dificultades sin término. (Uranga,
2013, p. 191)
Abramos la interrogante ¿Fue el Ateneo de la Juventud un colectivo divulgativo o de difusión?
Revisando la historia de los ateneístas, podríamos considerar la respuesta de manera inmediata
como a medias, ya que la revista Savia Moderna no tenía un público especialista, por otro lado, las
celebraciones del centenario de la Independencia de México evento donde se presentó el Ateneo
de la Juventud fueron escuchadas por un público selecto, pero con las gestiones de Pedro
Henríquez Ureña (1884 - 1946) al compilar las conferencias de los ateneístas y publicarlas, vemos
que pasan de la difusión a la divulgación. Observemos, que algunos cenáculos intelectuales en
México no sólo fueron grupos especializados en un estudio riguroso, sino que a la par, propusieron
una divulgación de sus ideas.
Podríamos hacer hincapié en que la filosofía mexicana de inicios del siglo XX ha tenido un
recorrido sólido sobre la difusión y la divulgación en México. No obstante, para mediados del siglo
anterior, Uranga notaba que la filosofía se mantenía en estos dos extremos, en la rigurosidad y la
divulgación, en la cual, no se daba una respuesta satisfactoria para relacionar los dos bandos. El
problema ante estas fallas tenía que ver precisamente en la imagen que se tenía de la filosofía
mexicana de mediados del siglo XX.
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Antes de que apareciera la Historia de la Filosofía en México (1943) de Samuel Ramos, la filosofía
mexicana tenía mala fama de ser poco ortodoxa, sin rigor o sin sentido. Con la apropiación del libro
de Ramos, que, a propósito, inicia como una materia en la FFyL de la UNAM en 1941
cambiaría esta perspectiva negativa, donde a su vez, el Hiperión haría resistencia ante los malos
comentarios. Uranga, sería quien diera respuesta a estas replicas en 1950, donde celebraba con esa
sonrisa de malicia las críticas a su grupo de ser una moda afrancesada, la filosofía de lo mexicano
en el año de 1950 era tema de conversación en los salones de Mascarones, en la radio, los cafés y
bares de Bucareli.
De ahí que nuestros días celebre la filosofía dos triunfos igualmente notables: Primero
haber alcanzado un rigor que los anteriores filósofos ni barruntaban, y segundo, meterse
entre las gentes con la fuerza de convencimiento que no hay popularidad que hoy le
dispute terreno. (Uranga, 2013, p. 192)
Emilio Uranga supo en su momento que las corrientes filosóficas no podían recaer meramente en
cuatro paredes, sus ataques contra neokantianos y heideggerianos quienes comulgaban con el rigor
académico, pretendían tener la mayor especialización, sin embargo, la pregunta retoña polémica
¿se necesita rigurosidad para poder transmitir la filosofía a otros sitios que no sean los académicos?
Para ser interpretados de una manera legible, se necesita un método indicado para ejecutarlo, el
rigor de ello tiene que verse nítida en la transmisión de los conocimientos filosóficos.
Como anteriormente mencionaba, tener un lenguaje meramente filosófico, puede recaer en
palabrerías sin sentido para algunos receptores, en este caso, consideraría al igual que Uranga
que, al no ser tan exigentes, esto es, sin ser tan rigurosos, puede ser una virtud de nuestra filosofía,
ya que sin dificultades podemos ser partícipes de cualquier sitio público, de lo contrario, si vamos
balbucear conceptos irreconocibles, sería un intento de gritos a oídos sordos.
Por ello, es invaluable que la filosofía de lo mexicano haya llegado a los medios de comunicación,
es de suma importancia ver estos aspectos de la historia de la filosofía mexicana, para obtener
herramientas de cómo hacer filosofía en nuestro país.
Para concluir con este apartado, en el caso concreto de los estudios de la filosofía de Emilio Uranga,
hasta la fecha de esta publicación, seguimos en un estado de acopio, recaudando gran parte de su
obra. Actualmente, con las gestiones de Guillermo Hurtado al poder compilar la obra filosófica de
Uranga entre los años de 1948 a 1952 y sin duda alguna, la gran divulgación que ha dado José
Manuel Cuéllar Moreno por distintos medios de comunicación al manifestar la imagen y la filosofía
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uranguiana, los esfuerzos de ambos colegas, junto a otro en listado de amigos/as y compañeros/as
han conseguido que los filósofos/as del otro lado de la frontera pudieran acceder a la filosofía
mexicana, e incluso, aportar traducciones al inglés, como lo fue el Análisis del ser del mexicano de
Emilio Uranga por Robert Sánchez.
Estimo que Emilio Uranga no sólo fue el exponente máximo de la filosofía de lo mexicano, la
sombra de los presidentes, el crítico literario, el políglota traductor o el columnista de Novedades,
sino que también deberíamos reconocerlo como el divulgador riguroso, ya que Uranga fue de las
pocas personas que pudo hacer de su filosofía algo brillante sin dejar su rigurosidad.
7. La difusión y la divulgación de la filosofía mexicana en Nepantla
Este ímpetu de crear círculos de estudio, grupos y colectivos ha ayudado a que la filosofía mexicana
continúe viva. Desde los legendarios grupos hasta los actuales, el objetivo es el mismo, dialogar y
crear pensamiento propio. No debemos olvidar que nada se puede lograr por mano propia, toda
difusión y divulgación se habla en plural y en tercera persona. Todo proyecto filosófico llegará a
buen puerto si las emociones se comparten.
El trabajo en equipo es lo que ha logrado que la filosofía pueda llegar a diferentes medios de
comunicación, tanto formales como informales, desde el cine, la música, la lucha libre, la danza, el
teatro oh la propia comida, sean la materia prima del filósofo/a mexicano/a para entender su cultura
y crear así un pensamiento oportuno ante las urgencias del país.
Nuestra filosofía demostró que no es necesario seguir los mismos lineamientos de otras filosofías
de otros países, haciendo que la filosofía mexicana sea mucho más ecléctica y sí, podríamos decir
que más divertida e interesante, aquí lo más valioso de la filosofía mexicana es que no debe tener
un compromiso formal para poder ser un estudio serio.
Por lo tanto, la filosofía mexicana no se encasilla rigurosamente en la difusión o la divulgación, ya
que no es un estudio totalmente riguroso, pero tampoco se debe malentender que su totalidad sea
divulgativa con tentativas a dejarse en un estudio sencillo y voluble, para nada, la filosofía mexicana
tiene su nivel de exigencia y dificultad. Solo por mencionar, y haciendo un poco de justicia al
periodo novohispano de nuestro país, que es sin dudas para muchos el menos estudiado o
importante.
Para que se pueda ser un investigador/a riguroso/a de la filosofía novohispana mexicana se debe
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tener a condición el aprendizaje del náhuatl, la pregunta es ¿cuál de las variantes? Aunado con un
conocimiento del latín con el español, si usted ya habla el español perfectamente, le recuerdo que
no es el español contemporáneo. La exigencia de ser un investigador/a de la filosofía mexicana es
enorme, sin el apadrinamiento de la Historia posiblemente caeríamos incesantemente en un sin
sentido, por lo tanto, es menester conocer nuestra historia para saber la rigurosidad que nos
condiciona el periodo.
Por otro lado, la divulgación de la misma filosofía novohispana es más amable, la mayoría de los
platillos que posan en nuestras mesas salen a raíz del periodo novohispano, sin olvidar su música,
la pintura o el teatro. Recuérdese, la filosofía y sobre todo la filosofía mexicana no se encuentran
estrictamente en los libros, las aulas de las facultades filosóficas o en un cubículo de 3.5 metros.
La filosofía mexicana puede aflorar desde los seminarios de investigación como desde la feria del
pueblo, puede incurrir en ambos extremos, ser partícipe de los dos mundos, tanto rigurosos como
informales, la filosofía mexicana se encuentra Nepantla, ese vocablo náhuatl que Fray Diego Duran
escucho al aprehender a un indio y este le respondió: “-Padre, no te espantes, pues todavía estamos
Nepantla- ; y como entendiese lo que quería decir con aquel vocablo y metáfora que quiere decir
estar en medio.” (Duran, 1942, p.115)
Es bien sabido que Emilio Uranga recogió estas instancias de Fray Diego Duran para explicar
filosóficamente el ser del mexicano, con ello, la tesis demostraría que el mexicano está Nepantla,
es decir, en medio, siendo partícipes en dos mundos, por lo tanto, el ser del mexicano es insuficiente
e inacabado, y así como el ser del mexicano está Nepantla, la filosofía mexicana también, en este
caso entre la difusión y la divulgación o entre la rigurosidad y la informalidad.
Como buen investigador/a de la filosofía mexicana, es condicional conocer la mal llamada
“Filosofía Universal”, por ejemplo, si queremos conocer la filosofía positivista de Gabino Barreda
(1818-1881), debemos relacionarnos de manera rigurosa con Hebert Spencer (1820-1903), Auguste
Comte (1798-1857) y Charles Darwin (1809-1882); lo mismo sucede con Sor Juana sin sus réplicas
hacia Aristóteles, a los ateneístas sin Henri Bergson (1859-1941) o a los hiperiones sin Jean-Paul
Sartre (1905-1980), Martín Heidegger (1889-1976) o Edmund Husserl (1859-1938). Tampoco
debemos dar por hecho de que, si se es una persona rigurosa, solo se dedique a repetir las palabras
de los pensadores/ras que se estudia, si recae en esto, deja de ser un pensamiento propio y original.
afirmamos que la filosofía mexicana está Nepantla, afirmaríamos que en ello radicaría su
originalidad. Original en el sentido de no pretender complacer a las corrientes filosóficas
tradicionales, esto es, así como podemos usar el pensamiento de Aristóteles, Kant o Sartre, podemos
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atribuirle eh equipararle un Huracán Ramírez, un taquito de carnitas, una Remedios Varo, un
Alfonso Reyes o un José Alfredo Jiménez. Para filosofar sobre México, se necesita de la cultura,
no basta el lenguaje filosófico.
No está demás recordar, que el filósofo Jorge Portilla dio pie a una investigación fenomenológica
sobre el relajo. Su Fenomenología del relajo (1966) era la explicación moral del comportamiento
mexicano, para Portilla “La significación o sentido del relajo es suspender la seriedad. Es decir,
suspender o aniquilar la adhesión del sujeto a un valor propuesto a su libertad” (Portilla, 1984, p.18)
y no podríamos dejar pasar, que uno de los ejemplos que utiliza Portilla para esclarecer el concepto
de relajo; fue utilizar al personaje de Cantinflas para exponer con mayor éxito el sentido
fenomenológico del relajo mexicano. Con esta misma tesis de Jorge Portilla, podemos hacer la
siguiente analogía, la divulgación tendría esta característica del relajo, al suspender la seriedad del
rigor académico, y el rigor es la descripción de ese filósofo/a “apretado” que se encierra en su
estudio arduo y selectivo.
Balanceando un poco el tema. La filosofía mexicana vive del sincretismo, zigzaguea como un
péndulo entre diferentes campos de estudio. El concepto de Nepantla nos ayuda a descubrir el
sentido de nuestro pensamiento, entender que la insuficiencia es también una forma original de
filosofar. La difusión y la divulgación filosófica que este Nepantla es una ventaja metódica,
divulgativa y acertada para hacer filosofía en México.
Conclusiones
¿Dónde encontrar círculos de estudio de filosofía mexicana en nuestros días? Desde mi experiencia,
afirmará que la casa de la filosofía mexicana es un foro, con cuatro sillas, una mesa rectangular
larga, un micrófono y veinte sillas para sus visitas, no obstante, la filosofía mexicana es inquieta,
le gusta salir a la calle, pasearse por librerías de primera y segunda mano, sentarse en los cafés del
centro histórico de la Ciudad de México, pero también, le fascina los museos de arte, donde quiera
que este, sea en el centro del país, el norte o en el sur, siempre le va bien una mesa con mucha
comida, bebida y buena compañía.
La filosofía mexicana estrecha amistades, rompe las barreras del compañerismo para hacerse de
buenos amigos y amigas, motiva la creación de nuevos grupos o colectivos para enfrentar las
urgencias de nuestro pueblo.
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De manera personal, debo mi formación filosófica al grupo de COFIMEL en Toluca. El Colectivo
de Filosofía Mexicana y Latinoamericana ha sido sostenido por un grupo de compañeras y
compañeros que unieron sus intereses por la filosofía mexicana y latinoamericana con el objetivo
de darle divulgación dentro y fuera de la facultad de Humanidades de la UAEMex por medio de:
Seminarios, círculos de estudio, talleres y coloquios a lo largo de ocho años.
En COFIMEL conocí a grandes personalidades, uno de ellos fue Luis Aarón Patiño Palafox, quien
cada final de semestre organiza en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM el coloquio
estudiantil por parte de la materia “Filosofía en México”, sin duda, Luis Patiño es uno de los más
grandes divulgadores de la filosofía mexicana en nuestro país.
Un referente que no se puede ignorar, es el quehacer filosófico de Carmen Rovira (1923-2021)
dirigiendo el Seminario Permanente de Filosofía Mexicana en la UNAM, fundado en el año del
2008 donde hasta la fecha siguen trabajando arduamente, para muchos colectivos, Carmen Rovira
es un estandarte de la filosofía mexicana.
No dejaría de mencionar al Seminario de Pensamiento en Español fundado en la UNAM por
Rogelio Laguna, quienes en este año del 2022 están de fiesta, ya que celebran diez años de trabajo
continuo con sus semanarios de los jueves.
Dejo también la mención de uno de los filósofos más admirables en el país, Raúl Trejo Villalobos
quien ha sido responsable de fundar la licenciatura en filosofía en la UNACH con una curricula
obligatoria de filosofía mexicana, junto a sus cafés filosóficos.
Como se observará, muchos de estos colectivos se encuentran en el centro del país, el reto, me
parece, es dejar de centralizarnos y esto solo será posible si hacemos un plan divulgativo. La
filosofía mexicana no se encuentra solamente en Ciudad de México, no lo está dirigida para los
habitantes del centro del país, de aquí la importancia de tener un compromiso filosófico con la
divulgación, tal como diría Emilio Uranga:
Es fácil de comprender que quien busca divulgar una doctrina no puede limitarse a
“divulgarla” entre los asistentes a una clase, ni siquiera entre los lectores presuntos de un
libro. Por necesidad el filósofo que busca hacerse oír tiene que romper con los causes
académicos, desbordar los conductos que le traza de antemano una facultad, ponerse en
contacto con amplios círculos de lectores por medio de los dos instrumentos
característicos del hombre contemporáneo: el periódico y la radio. (Uranga, 2013, p. 192)
Finalmente, con estas palabras de Uranga, sean entonces los causes de uno de los compromisos de
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la filosofía mexicana, el poder proyectar por todos los medios de comunicación la importancia de
nuestra filosofía.
Bibliografía
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Universitario. Estudio preliminar, selección y notas de Agustín Yáñez.
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agosto de 2022].
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México: Porrúa y Obregón.