ISSN: 2594-2204
Ciencia y Filosofía | Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, vol. 3, núm. 3, RESEÑA por Oscar Hugo Aguilar
Hernández, pp. 96-100.
RESEÑA
WATZLAWICK, P (2003). ¿ES REAL LA REALIDAD?
CONFUSIÓN, DESINFORMACIÓN, COMUNICACIÓN,
BARCELONA: HERDER, PÁGINAS 272.
DOI: https://doi.org/10.38128/cienciayfilosofa.v3i3.20
Oscar Hugo Aguilar
Hernández.
Universidad Oparin
oscar190608@gmail.com
En la obra en cuestión, Watzlawick indaga acerca de la seguridad de que lo que
se dice en el momento, lugar y/o circunstancia en que se sostiene una acción en lo que se
denomina realidad:
¿Es real la realidad? Esta pregunta en misma constituye un enigma en tanto que no se
sabe qué es la realidad. El autor parte de la premisa fundamental de que no hay una
realidad en sí misma sino muchas realidades que dependen entre otras cosas de la
percepción de cada individuo, pero sobre todo de la manera en cómo un individuo o
colectivo comunica esa percepción, entendida como un juego de realidad. Porque para
este individuo o colectivo miente la realidad de lo real asume que se trata solamente de
su realidad y no de la realidad en sí, hecho que representa, en palabras del autor, una
peligrosa ilusión que deriva en la práctica nociva del comunicador: la de querer ajustar
todo y a todos a esa realidad, a su percepción.
Como esta práctica es un ardid de lo real (ideas, costumbres, valores, principios),
entonces es lo verdadero, es decir es un juego lo que da la razón, por lo tanto, quien tiene
la razón, tiene la verdad, y quien tiene la verdad es quien gana.
Todos aquellos que no coincidan con este juego, con esta percepción belicista,
viven en la equivocación, porque no tienen como mínimo la versión de verdad del juego,
por ello, los perdedores tienen que cambiar, tienen que ver la realidad de las cosas que
se juegan en el juego de la verdad. Si se admite esta premisa, se podrá tener la verdad
del juego ante la presencia de una razón pragmática donde ganar es lo prioritario para
los efectos de intervención en la realidad práctica de lo económico a la geopolítica. En
esto, dice el autor, consiste la peligrosa ilusión de asegurar que se conoce la realidad de
las cosas, la realidad del mundo.
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Para demostrar lo anterior Waztlawick divide su texto en tres partes en donde
prácticamente lleva al lector de la mano mostrándole con sencillos ejemplos y una
narrativa accesible para desmontar lo real que la mayoría de las veces resulta como un
conjunto de eventos y conceptos incoherentes.
La primera (que es donde nos vamos a centrar) parte la denominada Confusión,
la identifica como consecuencia de una comunicación defectuosa, que deja sumido al
receptor en un estado de incertidumbre o de falsa comprensión. En este apartado el
autor da cuenta de situaciones en las que la información que se pretende comunicar no
llega a su destino en la forma en que se esperaba o se había planeado. Los motivos por
lo que esto ocurre se deben principalmente por dos causas:
1.- Errores en los métodos de transmisión o traducción de la información, y es
que es muy común que en la mayoría de las veces al querer expresar algún pensamiento,
deseo o emoción al otro con determinadas palabras, este otro tiene conceptos distintos
de las palabras que se utilizaron, teniendo como consecuencia que el pensamiento,
deseo o emoción se interprete de manera distinta a lo que originalmente se quería; y
2.- La información en misma resultaba paradójica. Como ejemplo por
excelencia de la información paradójica, el autor explica la práctica del doble vínculo o
doble mensaje, la cual consiste, en términos generales, en dar un mensaje de manera
verbal pero con la conducta o comportamiento dar un mensaje totalmente opuesto al que
se dio verbalmente.
En los dos casos se produce una confusión, que a su vez, produce una gran
incertidumbre, una sensación de caos, de desorden desmesurado, un sentimiento enorme
de estar perdido en un mundo donde por más que se esfuerce el individuo por
comprenderlo, no logra dar la respuesta que los demás esperan: según lo socialmente
establecido, aunque nadie tampoco informa de manera concreta, concisa y clara en qué
consiste dicha respuesta.
De acuerdo con Waztlawick, esto trae como consecuencia última, la búsqueda
desesperada de orden, que no es otra cosa que la búsqueda de control. No hay control,
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sin orden. Por lo tanto el orden trae claridad, trae la seguridad de que se hizo o se dijo lo
que se esperaba en determinada situación o circunstancia, despejando así la confusión.
Eeste orden es una ilusión más, ya que tiende irremediablemente a la noción de
realidad, es decir, ya que el orden lleva a un estado de calma, de sosiego, de paz: hay
una tendencia irrefrenable a pensar y concluir que ese estado de paz es el que debiera
prevalecer, en cuanto estado verdadero, real y que por tanto hay que buscar. Cualquier
otro estado que no provenga de este orden, de este control, es un estado que no debiera
de ser, es equívoco, es falso e irreal.
Para el segundo apartado del texto, Waztlawick expone que la incertidumbre,
arriba mencionada, surge también a partir de situaciones cotidianas en donde el
individuo busca el orden sin siquiera tener una idea nima de qué es lo que está
buscando.
A través de una descripción puntual de varios estudios, el autor desenmascara las
maneras en las cuales la desinformación logra tergiversar los valores y/o principios con
los que el individuo intenta conseguir el orden, haciéndolos vagos y, por momentos,
profundamente confusos. Esto tiene como consecuencia que el individuo mezcle los
conceptos de realidad de manera indiscriminada y sin darse cuenta dos dimensiones
completamente distintas de la realidad: la realidad del primer orden, que hace referencia
a las propiedades puramente físicas (comprobables) de las cosas y responde, por tanto,
al proceder científico objetivo o a la razón; y la realidad de segundo orden, que se
refiere a la significación o valor que la cosas cotidianas poseen, y que no necesitan ser
comprobadas. Es así como surgen conceptos que representan lo que el individuo ve
ahora como realidad: “naturaleza”, “destino”, “Dios”.
La conclusión a la que llega Waztlawick en este apartado consiste en que es que
es prácticamente imposible comunicar información crucial para la sana y respetuosa
convivencia entre las personas que les permita desarrollarse o evolucionar como
sociedad, ya que considera que las personas (normales) viven en la eterna ilusión de
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suponer que hay una realidad “real” del segundo orden, y por tanto, asumen que la
conocen mejor que aquellas otras personas que padecen algún trastorno mental.
El apartado tres del texto, denominado Comunicación, hace referencia al
establecimiento de ésta, en aquellos ámbitos en que aún no existen posibilidades de
entendimiento, como es el caso de los animales o extraterrestres.
En este apartado Waztlawick afirma que la comunicación puede ser libre,
abierta, efectiva y eficiente si desaparecen, o por lo menos no se les presta atención a
todos los elementos tratados en los apartados anteriores y que dificultan y obstruyen la
clara transmisión de la información. El autor describe una serie de investigaciones que
demuestran que existen elementos en los animales, tales como la resolución de
problemas basada en instrucciones verbales, que implican la comprensión del lenguaje
humano, y que por ende, representan la posibilidad de que en algún momento se pueda
encontrar la manera en la cual se construya un puente de comunicación que permita el
mutuo entendimiento entre el hombre y las demás especies animales, en cuanto a
lenguaje se refiere.
Con respecto a la comunicación con seres de otros planetas, Waztlawick asegura
que la idea no está del todo fuera de proporción, tomando en cuenta que toda nuestra
galaxia se compone de los mismos elementos sicos (carbono, hidrógeno, nitrógeno y
oxígeno), que constituyen el 99 % de la materia terrestre. Esto hace que sea muy
probable que en otros planetas se hayan desarrollado organismos vivos muy similares a
los seres humanos. Luego entonces, también es muy probable se pueda entablar algún
tipo de comunicación. El problema, asegura el autor, radica en el cómo de la
comunicación, es decir en los instrumentos (tecnología) que se van a utilizar para
entablar dicha comunicación y también en el qué se va a comunicar, esto es: los
complejos problemas inherentes a la forma y contenido de la comunicación.
¿Qué clase de información puede ofrecer el hombre sobre mismo, de modo
que la comprendan, unos seres cuyos procesos mentales, formas de expresión y noción
de su realidad del segundo orden son, con toda probabilidad, completamente
desconocidos para el mismo hombre? Si se logra dar respuesta al cómo y qué comunicar
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a otros seres de otros planetas, entonces se abrirá una especie de dimensión desconocida
para ambas partes, se abrirá la posibilidad de por fin dejar a un lado las suposiciones
acerca del comportamiento de cada especie, para sondear un conocimiento certero
respecto de este tema y otros más.