CIENCIA Y FILOSOFÍA, Vol. 2, núm. 02, 2019, Instauración de las cofradías en la Nueva España”,
Gabriela Mahelet Sosa Rodríguez, pp. 19-32.
ISSN: 2594-2204
ARTÍCULO
INSTAURACIÓN DE LAS COFRADÍAS EN
LA NUEVA ESPAÑA
Gabriela Mahelet Sosa Rodríguez
UNAM-FFyL-CH
maheletsosa@yahoo.com.mx
DOI: https://doi.org/10.38128/cienciayfilosofa.v2i2.10
Resumen.
Conforme a un estudio de archivo, se desarrolla un análisis diacrónico de carácter evolutivo
que establece el origen de las estructuras y funcionamiento de la organización de la sociedad
novohispana a partir de la institución cofradial, que establece normas, cultos y actitudes de
formación de unidad político-religiosas.
Palabras clave: Cofradía, Nueva España, Instauración, Sociedad, Estructura Social.
Abstract.
According to an archival study, a diachronic analysis of evolutionary character is developed
that establishes the origin of the structures and functioning of the organization of the New
Spain society from the cofradial institution, which establishes norms, cults and attitudes of
formation of political unity -religious.
Keywords: Brotherhood, New Spain, Establishment, Society, Social Structure.
Recibido: 20-03-2019
Aprobado: 01-04-2019
ISSN: 2594-2204
CIENCIA Y FILOSOFÍA, Vol. 2, núm. 02, 2019, Instauración de las cofradías en la Nueva España”,
Gabriela Mahelet Sosa Rodríguez, pp. 81-93.
La cofradía es una hermandad conformada por devotos con autorización religiosa
competente, para ejercitarse en obras de piedad; también, se refiere a un gremio, compañía
o unión de gentes con el fin de participar de ciertos privilegios.
Desde el siglo XVI, en España, la cofradía se define como una institución reconocida
y definida por el derecho canónico a manera de una asociación laica de fieles, creada para
proporcionar asistencia mutua entre sus miembros a través de las limosnas, tanto para
mantener, como sufragar el culto perdurable de su santo titular y otras obras piadosas, por
ejemplo, la asistencia a los enfermos y asegurar las ceremonias correspondientes para un
entierro decente, preocupaciones constantes de Europa medieval y moderna (MacLeod 2000:
203, 204). En pocas palabras, se conformaron sociedades organizadas y cooperativas en cinco
rubros que son de carácter litúrgico, económico, funerario, cohesión social y sector salud.
Aunado a ello, la espiritualidad de las cofradías se delineaba no solo en el culto de un
santo patrón, sino también, en la economía de la salvación perpetua, pues la remuneración
más deseada era un entierro digno en el cual se rindiera al cuerpo del cofrade muerto todos
los servicios que la iglesia podía brindar en ese paso trascendente entre la corporeidad y la
vida eterna (Lavrín 1998: 50). El referente medieval de salvar la vida eterna después de la
muerte, creó esa necesidad, la cual motivó a los cofrades a ganarse el derecho de la
indulgencia. Bajo estos conceptos, la cofradía fue establecida en la Nueva España.
Al llegar Hernán Cortés al territorio del mosaico mesoamericano, comenzó a explorar
las direcciones territoriales principales con el fin de entrever la reconfiguración política y
económica. Las primeras expediciones se basaron en sus conversaciones con Motecuhzoma
(Moctezuma) y los tlamatini (indígenas sabios), a quienes utilizó para que le señalaran a través
de códices,
1
las rutas comerciales y los lugares en donde se encontraban las riquezas, sobre
todo de oro y plata; cuando dio fin a la cabeza del imperio mexica, comenzó a expandirse,
primero sobre el centro, sur y norte (debido a las minas encontradas), posteriormente, al resto
del aún impreciso territorio (Martínez 1995: 488). De ahí que la ruta comercial que prevaleció
desde la época prehispánica se siguió generando para la reactivación económica del territorio
debido a la organización que contribuyó a beneficio de los intereses de la Corona.
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Por lo señalado anteriormente se deduce que con base en dicha información se
reconocieron en primera instancia a los que denominaron pueblos cabecera, bajo ésta
circunstancia se registró el emplazamiento poblacional que estratégicamente debía estar bien
ubicado para un mayor control y comenzar a orientar su religiosidad católica.
Las características del pueblo cabecera eran que espacialmente debía estar trazado
alrededor de una plaza, tener una casa de comunidad, una capilla o iglesia, además, tener un
gobernador, alcaldes, un escribano, y en lo que se refiere a la iglesia, un mayordomo, un
oficial
2
y cantores (Dehouve 2002: 81), es decir, una cofradía consolidada.
3
Cofradía y cabildo
4
fueron las dos instituciones importantes que se articularon en un
principio para una mejor funcionalidad, ya que el sistema gubernamental se apoyaba con el
aparato eclesiástico.
En un principio, las primeras cofradías en la Nueva España fueron urbanas e
instauradas en la ciudad de México con la autorización de un obispo, de manera exclusiva para
servicio de los españoles con el fin de dar continuidad a su fe cristiana y solventar sus
necesidades, como crear hospitales, colegios y dar seguridad al cofrade en su entierro (Bazarte
1989: 32, 33); de esa manera, fomentaron también una nueva organización tanto social, como
económica a través de inversiones y créditos de las cuales se hará mención más adelante.
Bajo éste parámetro, la primera organización de la que se tiene noticia, es la de Los Caballeros
de la Cruz,
5
fundada por Hernán Cortés en 1526, aprobada por fray Domingo de Betanzos
(Gaceta de México 1729: 172-173), y fue el artífice para servir como ejemplo de organización
en las posteriores fundaciones. Concerniente al tema, Bernal Díaz, informa sobre la necesidad
y la importancia de implementar la beneficencia, y de cómo debieron repartirse las rentas
originalmente: “una quinta parte para el Rey, tres para Cortés y los conquistadores y la quinta
restante para que fuese la renta de ellas para las iglesias y hospitales y monasterios” (1939,
402). Así, en la Ciudad de México, Hernán Cortés, manda a construir el primer Hospital que
se llamó la Inmaculada Concepción (el cual, sigue funcionando actualmente y es conocido
como el Hospital de Jesús), auspiciado económicamente por la cofradía y mantenido por el
trabajo voluntario de sus miembros que consistía en alimentación, atención al enfermo y
limosnas.
Inmersos en el proceso de las organizaciones de los pueblos cabecera y pueblos
sujetos, los hispánicos fueron creando redes administrativas, por lo que en la primera etapa
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de la expansión, las encomiendas
6
generaron un poder ejercido por los conquistadores, es por
eso que basándose en la experiencia de Vasco de Quiroga y con el apoyo de Antonio de
Mendoza (primer virrey de la Nueva España), en 1545 el Licenciado Tello de Sandoval,
miembro del Consejo de Indias enviado a México desde España, propuso eliminar cualquier
intermediario novohispano entre el rey y sus súbditos indígenas, y poner en manos de éstos
últimos el gobierno local de sus pueblos y la jurisdicción en primera instancia (Lenkersdorf
2010: 39). Johana Broda, dice al respecto, “los indígenas lograron mantener y crear una
identidad colectiva, religiosa, económica, e incluso jurídica que los protegía del brutal
proceso colonizador” (2003, 16). Desde entonces, a mediados del siglo XVI, las instituciones
comunitarias que los españoles crearon legalmente en la República de Indios
7
, y sobre todo
en las instituciones religiosas de las cofradías que fueron introducidas a lo largo del periodo
colonial, consolidaron la forma de organización corporativa de las comunidades indígenas,
lo cual permitió su reproducción social y aculturación al mundo occidental para reforzar la
aceptación religiosa ante todo.
De esa manera se comenzó a irradiar la estructura de las autoridades españolas,
mientras se establecían los cabildos de indios, se incorporó la política de congregaciones
civiles y eclesiásticas que giró en torno a una nueva ordenación del territorio en presencia del
ministro religioso de doctrina, sustituyendo poco a poco la organización política y
administrativa del antiguo sistema indígena (Martínez 1995: 247-248), provocando cambios
en la vida de los pueblos indios. De tal manera, en la medida que se fue conformando la
sociedad, la instauración cofradial se estableció paulatinamente por donde pasaron los
españoles y las ordenes mendicantes, con representantes civiles e intereses en común a través
de mayordomías, tierras comunales y el culto.
El motivo esencial de acoplar la instauración de cofradías en la población indígena,
fue que entre 1570 a 1579, mortíferas epidemias se expandieron reduciendo a su población,
es entonces cuando los religiosos impulsaron el establecimiento en sus parroquias, esperando
ayuda monetaria y un apoyo más organizado para el culto de los santos.
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Además, era un camino para vigorizar la instrucción religiosa, ya que una parroquia
dependía directamente de las finanzas de la cofradía y la obtención del trabajo de las
comunidades indígenas, “lo que necesitaba la sociedad nativa era su propio sistema de
crédito, en la que la subsistencia básica de los agricultores pudiera garantizarse en tiempos
difíciles” (Murdo 1983, 216). Es entonces, cuando la cofradía se convirtió en su mayor
reparo, pues el dinero era acumulado a través de cuotas mensuales, donativos, limosnas e
inversiones.
De manera general, se puede decir que al introducir una nueva forma de autogobierno
local, el papel financiero de la cofradía sirvió como alternativa para generar el impulso de las
áreas urbanas y rurales, incluso, tomó características adecuando los medios comerciales
locales para generar ingresos y así lograr sus objetivos de sustento, es por eso que fueron
convirtiéndose en un medio optimo porque fueron dinámicas que apoyaron la economía.
Otra de las principales finalidades de las cofradías fue la organización de las fiestas
correspondientes al Santo Patrón(a) para crear una cohesión social mediante la participación
de sus miembros, esto con el fin de fortalecer alianzas sociales y comunitarias con una
directriz: identidad espiritual. En el ambiente festivo no podían faltar el arreglo de calles,
flores, la comunión, recibir la bendición, la procesión, el ornato, la pólvora, las velas
encendidas (la elaboración de la cera era fundamental durante todo el virreinato); también,
en la festividad se organizaban grandes banquetes, bailes, bebida, juegos de luces, música y
danzas que surgieron al quedar establecidas. Muchas de estas actividades siguen vigentes.
De ahí que se puede decir que crearon a través de la religión católica, una atmósfera de cultura
transmitida en casi todos los aspectos de la vida, ya que los que formaban parte de una
asociación cofradial tenían ganado un estatus social.
La tarea central del contrato espiritual se encontraba en el reglamento de las cofradías,
en cuya redacción de los estatutos autodefinían sus propósitos y los modos de
comportamiento necesarios de manera muy particular, sin embargo, al obispo se le otorgaba
la facultad de examinar, aprobar y corregirlos. Pero no podía negar su aprobación a los
estatutos que estuvieran conformes con el derecho común.
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Aunque cada cofradía tenía sus propias constituciones, existían muchos puntos de
común entre ellos: se consideraban socios los que fundaban y daban sus cuotas establecidas,
a cambio, se le daba la patente en donde quedaban asentados sus derechos, por lo regular se
daban gratis a quienes prestaban algún servicio (músicos y campaneros).
La patente era la carta de identidad del cofrade, en caso de fallecimiento, después del
entierro los familiares tenían que devolverla a la cofradía una vez cumplida la obligación
que tenía la cofradía de enterrar al difunto; con el fin de ratificar los aspectos que
fundamentaron la creación de las constituciones se tenía que especificar la elección del rector,
secretario, mayordomos, diputados
8
, cimentar las ceremonias religiosas, lista de miembros,
el establecimiento del designio de cuotas, limosnas y determinar la periodicidad de las
reuniones; regularmente tenían dos o tres llaves de sus arcas (cajas para guardar dinero), una
en poder del cura, otra el rector y la tercera, si era el caso, del mayordomo; para llevar un
mejor control, era necesaria la autorización de un obispo y asistencia a las juntas de un
representante real, sin subordinarse al clero, es decir, funcionaban de manera autónoma,
tomando las decisiones de común acuerdo; las elecciones se llevaban a cabo cada año
(Bazarte 1989: 56, 57). Al unísono, crearon una cooperación estrecha con las autoridades y
la Iglesia.
Las características de las cofradías de españoles en la Nueva España, a diferencia de
las demás organizaciones, fueron que su organización se incitó inicialmente dentro de la
Ciudad de México, posteriormente en otras sedes urbanas. Además, la elección del santo
patrón congregaba a socios de una misma región de España para mantener su identidad,
uniéndose bajo la advocación del santo venerado en su región natal o de la que eran
descendientes. Fueron muy estrictos en su selección, resaltando un exclusivismo socio-
étnico con el fin de preservar y reproducir la pureza de sangre y los valores de las familias
españolas cristianas, como ejemplo, Martín Guijo nos habla del caso de una procesión para
pedir mitigar las epidemias, “para suplicarle mitigarse la peste de viruelas y otras grandes
enfermedades que hay, que ha muerto mucha gente por falta de no haber llovido, sin los
indios, negros y mulatos” (1952: 215); también, los residentes buscaban la formación de
fortunas familiares y la construcción del buen nombre de la familia y el linaje a través de las
fundaciones piadosas. (García 1998: 247)
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Generalmente fueron ricas y jugaron un rol de control social importante en la vida
de la capital, ya que reforzaban las creencias católicas de la población por medio de la caridad
y el estímulo de la competencia, pues las cofradías hispánicas rivalizaban entre para
obtener el mejor lucimiento ante la sociedad.
A la vez, constituían una especie de seguro social para sus miembros, en especial en
caso de enfermedad, cubriendo sus gastos hospitalarios, o en caso de muerte, sufragando sus
gastos de entierro, y la pensión. Sufragaba también el apoyo para estudios, la dote y la ayuda
de las huérfanas (Bazarte 1989: 189). Otro interés fundamental fue la creación de colegios,
la Iglesia tuvo mucho interés por el colegio de niñas, pero sobre todo por la universidad, pues
ahí se formarían las nuevas generaciones de clérigos, indispensables para el desarrollo y
establecimiento del clero secular, además, la corporación universitaria se convirtió en un
espacio en donde se desarrollaba un juego de poder entre las máximas autoridades del
virreinato (Aguirre 1998: 232).
Noticias concretas sobre el sistema cofradial entre los hispánicos se encuentran en
las Guías de Actas de Cabildo de la Ciudad de México, en donde se mencionan las
corporaciones más importantes y la forma de organizar sus fiestas:
Los preparativos ocuparon buena parte del tiempo de los regidores y no menor dispendio. Entre las
celebraciones de mayor importancia en la ciudad de México estaban la visita de la Virgen de los
Remedios a fin de remediar la falta de lluvias; las tradicionales de Corpus Christi, San Hipólito y San
Gregorio Taumaturgo; las de San Nicolás Tolentino, San Felipe de Jesús, San Francisco Xavier, Santa
Teresa de Jesús, Santa Rosa de Santa María, San Isidro Labrador y la procesión del Santo Entierro (…)
Las festividades religiosas, generalmente fijas, pero también había celebraciones por acontecimiento
civil, como los recibimientos de los virreyes, el nacimiento de los príncipes, el matrimonio del rey o
de personas prominentes en España (...) En todas había invenciones de pólvora, luminarias, música de
trompetas y chirimías; en algunas se representaban comedias y danzas; en otras se organizaban fiestas
de toros y máscaras, escaramuzas de cuadrillas a caballo. Las fiestas se llevaban a cabo en la plaza
mayor de la ciudad y en la del volador. Para ello se mandaban a construir tablados en donde se
acomodaba a las principales autoridades y a las damas. Se servía colación (…) La festividad se
convertía en un asunto importante dentro de las sesiones del Cabildo para dar brillo y esplendor a las
festividades (Monroy 1987, 13, 14, 23, 24).
Entre las particularidades de las cofradías de indios, resalta que las más tempranas
se fueron organizando alrededor de la Ciudad (al principio fueron emergiendo en la periferia
de las poblaciones de blancos, sobre todo en la capital), al respecto, fray Agustín de
Betancourt, señala que se fundó, y de aquí se trasladó de la iglesia mayor [catedral] de
españoles quedando en esta iglesia [San Francisco] para los indios.” (Betancourt 1971, 66)
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Otra crónica que devela información es la de Motolinia en 1527, siendo guardián
del convento de Huejotzingo, relata en una de sus cartas lo relacionado a la cofradía de
Nuestra Señora de los Ángeles, diciendo
El jueves Santo con los otros días siguientes, vienen a los oficios divinos, como los días principales y
a las noches en el hacer disciplina, así hombres como mujeres con cofrades de la Cruz de Cristo, y no
solo esta noche, mas todos los viernes del año y en cuaresma hacen disciplina tres veces en la semana
en su iglesia los hombres a una parte y las mujeres a la otra” (Motolinia 1907, 93).
La difusión de las cofradías se hizo expansiva en los pueblos de indios, y se adecuaron
a través de las órdenes evangelizadoras para fomentar la participación de la comunidad en
las ceremonias litúrgicas. A diferencia de las ceremonias de españoles, las carencias
económicas fueron muchas y las fiestas no eran tan majestuosas, en cambio, ayudaron a
constituir un mecanismo para mantener muchas de sus prácticas ancestrales, pues los santos
patronos sustituyeron a los dioses protectores de los calpulli, y cubrieron las funciones
rectoras del cosmos y de las fuerzas naturales (Rubial 2001: 30, 31, 36, 37). Es así que
durante la expansión de aculturación recrearon tradiciones de manera muy peculiar, lo cual
originó concepciones indígenas que dieron cabida a través de la religión católica a pesar de
las diferencias culturales, promoviendo la difusión, cuyo fin consistía en crear el sentido de
pertenencia, pues todo aquel que formaba parte de una cofradía obtenía la patente para recibir
indulgencias durante su vida y lograr una muerte asegurada de rezos, tema esencial en las
comunidades.
9
En cambio, las cofradías gremiales, a diferencia de las demás, tenían un sentido
laboral exclusivamente marcado en sus constituciones que se basaba en defender sus
derechos dentro de la agrupación. Fueron compuestas exclusivamente por miembros de una
profesión específica, sobre todo de comerciantes y artesanos, a quienes los unía la fe de su
santo patrón elegido. Cada gremio reclamaba las labores que le correspondían, fijaban precios
y calidad. Fue así como el cabildo Metropolitano, reunido en la casa de Cortés de Coyoacán,
expidió el 15 de marzo de 1524 la ordenanza para los herreros (Bazarte 1989: 36), dando
pauta a la reglamentación de muchos otros oficios.
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Las cofradías de negros y mulatos proporcionaron a sus miembros la seguridad que
sus estatutos exigieran. La más antigua estuvo fundada en la Ciudad de México, iglesia de
la Veracruz con el nombre de San Nicolás Tolentino (1560), y posteriormente se fundó otra
en Santa María la Redonda con el título de Coronación de Nuestro Señor y San Benito
(1599), que más tarde se trasladó al convento de San Francisco. Reunían a toda la
población negra y mulata, además la singularidad fue que lograron fusionar sus tradiciones
africanas. En la ciudad de México tuvieron importancia durante los siglos XVI y XVII;
pero según iba disminuyendo la población negra de la ciudad, fueron decayendo hasta
extinguirse para recrearse en otras entidades al interior de la Nueva España. Otras
ciudades en donde existían cofradías de negros, además de la ciudad deMéxico,
fueron la de Veracruz, Valladolid y Pizandaro (Bazarte 1989: 42, 43). Para el siglo
XVII, las cofradías ya estaban fuertemente consolidadas, surgenentonces las
cofradías mixtas con integrantes de diversas etnias (ibéricos, indígenas,mulatos,
negros, e incluso asiáticos). Cabe aclarar que las relaciones interétnicas seexpanden
a raíz del incremento comercial y de la cantidad de haciendas y minas
fuertemente arraigadas. Un ejemplo claro, se encuentra en un volumen de documentos
encontrados en la región montaña de Guerrero de finales del siglo XVII, y primeras
décadas del XVIII (1696-1738), proporciona datos sobre la participación en la estructura de
reelección de mayordomos de una instauración de cofradía mixta, en donde los europeos
son denominados como Don, además los indígenas y un pardo (a quien fue en su momento
esclavo) ya libre, jugaron un rol importante (Sosa 2017: 68-72).
En veintiséis días del mes de enero de mil y seiscientos y noventa y seis, estando juntos y congregados
los naturales de este pueblo de San Miguel Qualac [Cualac], gobernador, alcaldes, fiscales mayores, y
otros muchos naturales en la iglesia parroquial de este dicho pueblo, para efecto de fundar una cofradía
al Santísimo Sacramento y puestos en forma de cabildo, en el cual yo el Bachiller Sebastián Sánchez
Lasso como cura de este dicho partido y habiendo hecho su elección erigieron y nombraron, todos en
común, por mayordomo de dicha cofradía a Diego Bernabé Altamirano vecino y natural, y por
diputados a Gaspar Joseph y a Baltasar Juan, aceptaron su cargo y prometieron hacerlo bien y fielmente,
y se obligó a dar cuenta con las demás donaciones, y dicho día se juntaron de limosna doscientos pesos
en reales efectivo que recibió el dicho Diego Bernabé Altamirano todos los naturales pasaron a hacer
las Constituciones para el buen gobierno y permanencia.
10
El 25 de junio de mil seiscientos y noventa
y nueve años (…) propuse a los dichos hermanos a Don Miguel Francisco, y a Don Diego Pedro y el
Don Pedro García, salió electo Don Miguel Francisco con exceso de votos y habiéndosele dado a
entender aceptó dicha mayordomía y juró con los diputados que salieron electos a dios nuestro señor
y esta señal de la santa cruz de usar bien y fielmente su oficio.
11
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(…) en cinco días del mes de junio de mil setecientos y treinta y nueve años ante el Bachiller
Francisco Fernández de Olair cura por su Majestad vicario y juez eclesiástico de dicha doctrina (…)
para la elección de nuevo mayordomo, salió electo Joseph Carranza, pardo libre dueño de trapiche
quien recurrió en la mayoría de los votos conforme a derecho, quien había hecho pronta exhibición
de los habiendo dado por aumentos de ello que constan en la partida para cuya ayuda se nombró como
diputado mayor a Diego Guevara con los otros diputados, Diego Francisco Vázquez y Lucas Martín,
Agustín Juan Gobernador actual de este pueblo.
12
Conclusiones.
En consecuencia, se puede deducir que las fundaciones de las cofradías en la Nueva
España, paulatinamente se organizaron hasta quedar bien establecidas adaptando elementos
culturales en la vida cotidiana, en donde cada una estableció su forma de ordenación
particular correspondiente. Se afirmarma que fue una de las instituciones que más se
arraigaron y difundieron durante el periodo colonial, debido a que coadyuvó a preparar una
aculturación firme en el sentido religioso; las imágenes sagradas eran el eje alrededor del
cual giraban los propósitos de dominación y de las relaciones intercomunitarias,
consolidando congregaciones de pueblos (cabecera-sujetos) con carácter de unificación
social compartiendo la devoción por un santo patrón, al mismo tiempo, contribuyó a
visibilizar un espacio territorial para formalizar el sentido dinámico de su economía.
El estudio de los documentos novohispanos a través de la paleografía, en este caso
del Ramo Cofradías, es considerado fundamental para reconstruir la historia de una entidad
determinada, ya que resguarda información que vislumbra su organización estructural,
enmarcando costumbres y tradiciones, incluso, aún vigentes.
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Notas.
1
Los códices, fueron fundamentales en cuanto al reconocimiento espacial-territorial para las
primeras expediciones de Hernán Cortés: Códice de la Matrícula de Tributos, y posteriormente el
Códice Mendocino.
2
Dependiendo del lugar también se le llamaba fiscal o diputado mayor.
3
Mientras que los pueblos sujetos se gobernaban a través de alcaldes y regidores, y reconocían la
autoridad de la cabecera. Y por último, las estancias pertenecientes a un pueblo sujeto o una
cabecera que se regían a través de encargados.
4
Cabildo: corporación local que representa a la población y gestiona sus intereses. El Ayuntamiento
o congregación de personas eclesiásticas o seglares, que constituyen y forman cuerpo de comunidad
en ordenamiento (ver, Diccionario de Autoridades de la Real Academia Española).
5
La Iglesia de Santa Veracruz, ubicada en el centro histórico de la Ciudad de México, fue creada para
instaurar una de las más antiguas instituciones religiosas. Su fundación se llevó a cabo por la
archicofradía de la cruz, también conocida como cofradía de los caballeros, en la cual pertenecieron
los miembros de la nobleza (Bazarte, 1989: 35).
6
Encomiendas: en la América hispana fue una institución de características muy diversas según
tiempos y lugares (encomienda por servicios o de tributo), por la cual se atribuía a una persona
autoridad sobre un grupo de indios (ver, Diccionario de Autoridades de la Real Academia Española).
7
La República de Indios, según el Diccionario del español jurídico (de la RAE), significó una
organización sociopolítica en la América española, en un principio se estableció en los lugares
densamente poblados por indígenas de acuerdo con lo establecido en el testamento de la reina Isabel
de Castilla respecto de la obligación de evangelizar a los indios, fue preciso reducirlos en poblaciones
pequeñas. A mediados del siglo XVI, Carlos I impulsó la creación del cabildo en las comunidades
indígenas para recibir buenas tierras propias y casas, construyendo, además, iglesias para que fueran
adoctrinados y cumplieran sus deberes religiosos.
8
Rector (hermano mayor o mayordomo mayor): principal representante de la cofradía. Secretario
(escribano): encargado de asentar en el libro de cabildos de la cofradía los acuerdos en las juntas y
los registros de toda la información interna. Mayordomos (tesoreros o claveros): por regla general
había dos mayordomos, fungían como administradores y tesoreros, se encargaban de los cobros de
las rentas de la cofradía, de recoger la limosna, de administrar los patentes, y durante las procesiones
se encargaban del santo patrón. Diputados: eran nombrados por los mayordomos para ser
ayudantes.
9
Un ejemplo del éxito de aculturación fue el sentido funerario con la devoción a las ánimas del
purgatorio en la fiesta del 2 de noviembre, esto se debe a los antecedentes culturales sobre la
cosmovisión del periodo prehispánico en relación al culto de la muerte que dieron lugar a una
celebración trascendental tanto simbólica como ritual.
10
AHSMAC, Cofradía del Santísimo Sacramento, vol. 1, años: 1696-1738, f. 1v.
11
Ibídem, f. 40 r.
12
Ibídem, f. 47 v.